Según el Informe del Mercado de Pan en México 2025-2034 del Instituto de Desarrollo Económico, el año pasado este sector superó los USD 10 000M. Se proyecta que su expansión continúe a una tasa anual compuesta de 4.7 % en la próxima década. En ese periodo rebasaría los USD 17 000M.
El consumo per cápita de pan en México es de 33.5 kg al año. Esto refleja su papel como alimento básico. Es un producto preparado a partir de la mezcla de harina, levadura y agua, entre otros. Se utiliza normalmente para hacer sándwiches, tostadas, tortitas, bocadillos, etc. O pizzas y bollos… Los panes están disponibles en distintos tipos: blanco, de trigo, de centeno, multi cereales, de maíz y más. Gracias a su accesibilidad económica y presencia en comidas populares, la demanda se mantiene estable.
Dominan supermercados e hipermercados. Estos canales de distribución permiten a los consumidores acceder a una amplia oferta de productos a precios competitivos. Por otro lado, la proliferación de restaurantes de servicio rápido y el aumento del número de panaderías desempeñan un papel primordial en el desarrollo del mercado.
Empresas clave que han permitido la consolidación del sector son Grupo Bimbo, Grupo Mi Pan, Rustic Pan, Pan Rol, Campbell Soup Company o GRUMA. Han impulsado una innovación con nuevos formatos y estrategias para satisfacer las necesidades de los consumidores. La variedad de productos y calidad de ingredientes lo han convertido en uno de los más dinámicos en la industria alimentaria.
Este mercado crece y evoluciona en diversidad y adaptación a nuevas tendencias. Una es la preferencia por alimentos saludables que ha llevado a la innovación con panes de centeno, avena y multigranos, ricos en fibra, minerales y proteínas. Es decir, se están elaborando productos con ingredientes más nutritivos y buenos para la salud del consumidor.
Han surgido opciones sin gluten ni azúcares añadidos elaboradas con toppings como almendra y coco. Estos agregados atraen a las personas que siguen una dieta saludable.
Otra tendencia relevante: uso de envases biodegradables y reciclables en la industria panadera. Evidencia la creciente preocupación ambiental de consumidores y empresas. Estos factores combinados con la apertura de nuevas panaderías y adopción de prácticas más sustentables contribuyen al fortalecimiento del sector.
Las tendencias emergentes de cursos de cocina en línea y publicación de videos de cocina en las redes sociales también están aumentando la producción de pan.
Mientras que en México el pan se ha afianzado como esencial en la dieta de la población, puede afirmarse que en Guatemala se siguen consumiendo más tortillas. Esta preferencia puede ser analizada desde perspectivas económicas, culturales y nutricionales.
En cuanto al primer aspecto, son más asequibles. El motivo: los ingredientes para hacer tortillas, principalmente el maíz, son más accesibles y baratos. El proceso de hacerlas es menos intensivo en recursos que el de hacer pan, lo cual reduce costos.
En lo referido a la cultura, conviene recordar que es un elemento esencial en la dieta desde tiempos precolombinos. Un alimento básico que forma parte de muchas tradiciones y comidas típicas guatemaltecas. Su preparación es una práctica transmitida de generación en generación.
En la cuestión nutricional, presentan la ventaja de que el proceso de nixtamalización (tratamiento del maíz con cal y agua) mejora la disponibilidad de nutrientes esenciales como calcio y niacina (vitamina B3). Además, incrementa la calidad proteica del maíz al hacer más digerible su proteína. Este proceso reduce, asimismo, ciertos compuestos que impiden la absorción de minerales.
La preparación facilita la digestión del maíz y aumenta su valor nutricional. Da a las tortillas esa textura y sabor distintivos emblemáticos en la gastronomía de Guatemala.
Tanto el uno como el otro son productos consumidos en ambos países y los dos tienen muchos puntos a favor. Que el lector decida y ¡buen provecho!
Según el Informe del Mercado de Pan en México 2025-2034 del Instituto de Desarrollo Económico, el año pasado este sector superó los USD 10 000M. Se proyecta que su expansión continúe a una tasa anual compuesta de 4.7 % en la próxima década. En ese periodo rebasaría los USD 17 000M.
El consumo per cápita de pan en México es de 33.5 kg al año. Esto refleja su papel como alimento básico. Es un producto preparado a partir de la mezcla de harina, levadura y agua, entre otros. Se utiliza normalmente para hacer sándwiches, tostadas, tortitas, bocadillos, etc. O pizzas y bollos… Los panes están disponibles en distintos tipos: blanco, de trigo, de centeno, multi cereales, de maíz y más. Gracias a su accesibilidad económica y presencia en comidas populares, la demanda se mantiene estable.
Dominan supermercados e hipermercados. Estos canales de distribución permiten a los consumidores acceder a una amplia oferta de productos a precios competitivos. Por otro lado, la proliferación de restaurantes de servicio rápido y el aumento del número de panaderías desempeñan un papel primordial en el desarrollo del mercado.
Empresas clave que han permitido la consolidación del sector son Grupo Bimbo, Grupo Mi Pan, Rustic Pan, Pan Rol, Campbell Soup Company o GRUMA. Han impulsado una innovación con nuevos formatos y estrategias para satisfacer las necesidades de los consumidores. La variedad de productos y calidad de ingredientes lo han convertido en uno de los más dinámicos en la industria alimentaria.
Este mercado crece y evoluciona en diversidad y adaptación a nuevas tendencias. Una es la preferencia por alimentos saludables que ha llevado a la innovación con panes de centeno, avena y multigranos, ricos en fibra, minerales y proteínas. Es decir, se están elaborando productos con ingredientes más nutritivos y buenos para la salud del consumidor.
Han surgido opciones sin gluten ni azúcares añadidos elaboradas con toppings como almendra y coco. Estos agregados atraen a las personas que siguen una dieta saludable.
Otra tendencia relevante: uso de envases biodegradables y reciclables en la industria panadera. Evidencia la creciente preocupación ambiental de consumidores y empresas. Estos factores combinados con la apertura de nuevas panaderías y adopción de prácticas más sustentables contribuyen al fortalecimiento del sector.
Las tendencias emergentes de cursos de cocina en línea y publicación de videos de cocina en las redes sociales también están aumentando la producción de pan.
Mientras que en México el pan se ha afianzado como esencial en la dieta de la población, puede afirmarse que en Guatemala se siguen consumiendo más tortillas. Esta preferencia puede ser analizada desde perspectivas económicas, culturales y nutricionales.
En cuanto al primer aspecto, son más asequibles. El motivo: los ingredientes para hacer tortillas, principalmente el maíz, son más accesibles y baratos. El proceso de hacerlas es menos intensivo en recursos que el de hacer pan, lo cual reduce costos.
En lo referido a la cultura, conviene recordar que es un elemento esencial en la dieta desde tiempos precolombinos. Un alimento básico que forma parte de muchas tradiciones y comidas típicas guatemaltecas. Su preparación es una práctica transmitida de generación en generación.
En la cuestión nutricional, presentan la ventaja de que el proceso de nixtamalización (tratamiento del maíz con cal y agua) mejora la disponibilidad de nutrientes esenciales como calcio y niacina (vitamina B3). Además, incrementa la calidad proteica del maíz al hacer más digerible su proteína. Este proceso reduce, asimismo, ciertos compuestos que impiden la absorción de minerales.
La preparación facilita la digestión del maíz y aumenta su valor nutricional. Da a las tortillas esa textura y sabor distintivos emblemáticos en la gastronomía de Guatemala.
Tanto el uno como el otro son productos consumidos en ambos países y los dos tienen muchos puntos a favor. Que el lector decida y ¡buen provecho!