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Menor dinamismo externo pasa factura

.
María José Aresti
08 de julio, 2025

La evolución económica de Centroamérica y República Dominicana en 2024 estuvo marcada por una combinación de fuerzas externas e internas. La menor demanda de EE. UU. y el freno en las exportaciones impactaron el crecimiento. Mientras, subsidios y bajas en precios internacionales ayudaron a contener la inflación.

Cómo funciona. El comportamiento económico subregional supera el promedio latinoamericano, lo que destaca su resiliencia frente a un contexto internacional incierto. La sostenibilidad de este incremento depende de factores externos y reformas internas pendientes.

  • En 2024, el PIB de esta zona creció 3.9 %, por encima del 2.3 % de LAC. República Dominicana y Costa Rica lideraron con 5 y 4.3 % respectivamente.

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  • El consumo privado —apoyado en remesas, empleo y crédito— fue el principal propulsor del crecimiento, aportando 3.8 puntos porcentuales al PIB.

  • Para 2025 se proyecta una leve desaceleración hasta el 3.5 %, aún superior al estimado para la región. Con todo, se ve afectada por la menor expansión de socios comerciales cruciales como EE. UU.

Entre líneas. La caída en la demanda de EE. UU. y las restricciones al comercio exterior están debilitando el primordial motor exportador, dejando a los países más expuestos a su vulnerabilidad estructural.

  • Una ralentización de las exportaciones de bienes manufacturados responde directamente a la menor demanda estadounidense, fundamental socio comercial.

  • La desaceleración proyectada para 2025 se explica por el bajo crecimiento previsto en economías clave. Se suma un entorno global incierto y políticas proteccionistas en auge.

  • A pesar de la resiliencia interna, como el auge del consumo y el turismo, las economías siguen dependiendo de factores externos difíciles de controlar.

Punto de fricción. El mercado laboral continúa marcado por la informalidad y bajos salarios, a pesar de mejoras puntuales en empleo y participación. Esta situación amenaza la calidad del crecimiento.

  • La informalidad fue de un 59.7 % en término medio en 2023. Para 2024, solo Costa Rica reportó dato actualizado (37.4 %). Agricultura y construcción concentran la mayor porción de informales.

  • La media de desocupación regional fue de 5.7 % en 2024, con picos en Panamá (7.8 %) y Costa Rica (7.5 %). Nicaragua registró la tasa más baja (3.1 %).

  • Por su parte, la tasa de participación laboral promedio fue del 62.2 %, un leve repunte frente al año anterior. Un fenómeno impulsado por políticas de estímulo al empleo y una recuperación parcial frente a niveles prepandemia.

Lo que sigue. La región enfrentará 2025 con una expectativa más moderada y desafíos estructurales sin resolver. Empleo formal, productividad e integración comercial serán claves para sostener el dinamismo económico.

  • El empleo crecerá de forma limitada, presionado por la desaceleración global. Aumentos salariales ya se aplican en varios países, aunque con diferencias sectoriales y territoriales.

  • Una mejora del ingreso real disponible y la estabilidad de precios ofrecen un margen para sostener el consumo interno. Pero el entorno comercial externo será menos favorable.

  • La calidad del empleo y la inclusión laboral siguen siendo tareas pendientes para lograr un desarrollo más equitativo y sostenido.

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08 de julio, 2025

La evolución económica de Centroamérica y República Dominicana en 2024 estuvo marcada por una combinación de fuerzas externas e internas. La menor demanda de EE. UU. y el freno en las exportaciones impactaron el crecimiento. Mientras, subsidios y bajas en precios internacionales ayudaron a contener la inflación.

Cómo funciona. El comportamiento económico subregional supera el promedio latinoamericano, lo que destaca su resiliencia frente a un contexto internacional incierto. La sostenibilidad de este incremento depende de factores externos y reformas internas pendientes.

  • En 2024, el PIB de esta zona creció 3.9 %, por encima del 2.3 % de LAC. República Dominicana y Costa Rica lideraron con 5 y 4.3 % respectivamente.

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  • El consumo privado —apoyado en remesas, empleo y crédito— fue el principal propulsor del crecimiento, aportando 3.8 puntos porcentuales al PIB.

  • Para 2025 se proyecta una leve desaceleración hasta el 3.5 %, aún superior al estimado para la región. Con todo, se ve afectada por la menor expansión de socios comerciales cruciales como EE. UU.

Entre líneas. La caída en la demanda de EE. UU. y las restricciones al comercio exterior están debilitando el primordial motor exportador, dejando a los países más expuestos a su vulnerabilidad estructural.

  • Una ralentización de las exportaciones de bienes manufacturados responde directamente a la menor demanda estadounidense, fundamental socio comercial.

  • La desaceleración proyectada para 2025 se explica por el bajo crecimiento previsto en economías clave. Se suma un entorno global incierto y políticas proteccionistas en auge.

  • A pesar de la resiliencia interna, como el auge del consumo y el turismo, las economías siguen dependiendo de factores externos difíciles de controlar.

Punto de fricción. El mercado laboral continúa marcado por la informalidad y bajos salarios, a pesar de mejoras puntuales en empleo y participación. Esta situación amenaza la calidad del crecimiento.

  • La informalidad fue de un 59.7 % en término medio en 2023. Para 2024, solo Costa Rica reportó dato actualizado (37.4 %). Agricultura y construcción concentran la mayor porción de informales.

  • La media de desocupación regional fue de 5.7 % en 2024, con picos en Panamá (7.8 %) y Costa Rica (7.5 %). Nicaragua registró la tasa más baja (3.1 %).

  • Por su parte, la tasa de participación laboral promedio fue del 62.2 %, un leve repunte frente al año anterior. Un fenómeno impulsado por políticas de estímulo al empleo y una recuperación parcial frente a niveles prepandemia.

Lo que sigue. La región enfrentará 2025 con una expectativa más moderada y desafíos estructurales sin resolver. Empleo formal, productividad e integración comercial serán claves para sostener el dinamismo económico.

  • El empleo crecerá de forma limitada, presionado por la desaceleración global. Aumentos salariales ya se aplican en varios países, aunque con diferencias sectoriales y territoriales.

  • Una mejora del ingreso real disponible y la estabilidad de precios ofrecen un margen para sostener el consumo interno. Pero el entorno comercial externo será menos favorable.

  • La calidad del empleo y la inclusión laboral siguen siendo tareas pendientes para lograr un desarrollo más equitativo y sostenido.

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