Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Los tiempos de atención en el puerto siguen siendo lentos

.
Luis Enrique González y María José Aresti
14 de junio, 2025

Amador Carballido, director ejecutivo de AGEXPORT, confirma que Puerto Quetzal sigue operando con limitaciones, pese a tener cuatro grúas activas. Como miembro de la Comisión Portuaria Nacional, destaca la urgencia de soluciones inmediatas, mientras se avanza en proyectos a largo plazo junto al Batallón de Ingenieros de EE. UU.

 

¿Qué información tiene sobre la situación actual de los buques que llegan a Puerto Quetzal?

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

— Recientemente, no he tenido actualizaciones de datos en cuanto a mejora o deterioro del tema. Lo que sí puedo saber es que las grúas ya están operando en su mayoría o en su totalidad, mejor dicho, y de alguna manera han logrado algún tipo de aumento de atención.

Sin embargo, todavía en mayo tuve conocimiento de dos buques que, luego de atracados, las ventanas de atraque se iban hacia unos 20 o 30 días. Luego uno observa la cantidad de buques fondeados frente al puerto y todavía la cifra es relativamente alta.

Pienso que ellos han logrado de un tiempo para acá estabilizar un “poquito” y mejorar la atención. Pero claramente, en un puerto sobrepasado en volumen de carga de la capacidad que tiene, aun con las grúas operando, los tiempos de respuesta son pobres.

 

¿Cuántas grúas están disponibles y operando actualmente para las labores de descarga?

— Cuatro grúas son las que habitualmente operan. 

 

¿Los buques y las grúas son el asunto más preocupante dentro de la Comisión Portuaria Nacional?

— Sin duda, se aborda, se presiona, se atiende y se nos dan explicaciones. Digamos que hay una mezcla de discusión siempre que abordamos este tema.

Si usted se fija en el tipo de barco que está fondeado frente al puerto, principalmente son barcos graneleros de distinto tipo, no barcos que llevan contenedores.

El barco granelero, a diferencia del de contenedores, no es un barco de línea. No llega con la frecuencia que llega un barco de contenedores, que puede arribar cada 15, 10 u 8 días, entonces no tiene la misma prioridad.

Además, el tiempo de descarga es variable, porque depende del material que transporta y de la capacidad de camiones para bajar la carga y llevarla a una bodega cercana. Por ejemplo, puede que se esté descargando un barco y se cuente con 10 camiones para transportar, pero estos deben ir hasta Escuintla y regresar.

Entonces hay grandes periodos de tiempo muertos. El trato es distinto para un barco de contenedores que para uno de granel. Por eso se ha hablado de la necesidad de que el puerto amplíe capacidades.

Esa ampliación implica no solo muelles, sino lugares donde almacenar la mercancía que se descarga temporalmente para agilizar la carga y descarga y reducir los tiempos de espera de los buques. Eso hoy dista bastante de estar resuelto.

 

¿Desde cuándo el sector privado ha mostrado alta preocupación por esta situación?

— Es de bastante tiempo atrás porque ha sido gradual la degradación del servicio. Si se revisan las estadísticas de atención de carga por año, observará que el puerto cada año atiende más carga que el anterior.

Eso significa que el puerto ha logrado crecer en volumen de carga a pesar de las limitaciones, haciendo lo posible por atender. Tuvimos tal vez una crisis muy grande a principios del año pasado, porque el problema se hizo mayor cuando tuvieron problemas con las grúas y solo operaba una.

Desde ahí, el problema se disparó fuertemente y no se resolvió hasta pasado el medio año; quizá septiembre u octubre. Se agudizó porque, además de lo estructural del puerto, se sumó la limitación de las grúas.

Ese tema se resolvió en el tercer trimestre del año pasado y se regresó a una situación que ya existía antes. Nosotros, como sector privado, siempre hemos dado seguimiento al puerto, pero con más interés y fuerza a partir de principios del año pasado.

 

¿Cómo valora la contratación del Cuerpo de Ingenieros de EE. UU. para apoyar al puerto?

— Creo que hay que caminar en dos carreteras. La carretera de largo plazo ya se empezó a caminar: es el acuerdo con el Batallón de Ingenieros de los Estados Unidos.

Pienso que ese tiempo podrá ser de tres, cuatro o cinco años para tener una solución permanente. Al menos el camino de largo plazo ya empezó. Eso es una buena señal.

Ahora hay que caminar la carretera de corto plazo. Significa abordar a los problemas actuales. Estos problemas se deben trabajar con acuerdos más amplios sobre cómo disminuir los tiempos de carga y descarga, cómo manejar mejor las ventanas de atraque y los procedimientos de carga y descarga, para que la poco habitual no aumente los tiempos de estadía de los barcos.

Probablemente, hay que invertir en más equipo, tanto por parte de los responsables de la operación del puerto como de los dueños de esa carga extraña. Hay que buscar mecanismos que aceleren los tiempos de estadía de los barcos mediante un aumento de la capacidad del puerto en equipos de descarga y mejores procedimientos.

Por ejemplo, bajar la carga inusual a camiones suficientes y garantizar una línea permanente de camiones recibiendo carga. Eso ayuda a no afectar la coordinación en los procesos de retiro de espacios en los muelles.

Puerto Quetzal sufre frecuentemente de falta de espacios en los muelles por mucha carga de importación que no se retira a tiempo, ya sea por lentitud en el procesamiento o por retraso del dueño de la carga. Es una mezcla de temas que requiere acuerdos entre dueños de carga y actores logísticos para disminuir los tiempos.

Mientras se supera este momento, podrían pensarse soluciones temporales. Se ha hablado de habilitar un muelle de forma parcial, por ejemplo, usar parte de los muelles turísticos para carga.

También podría ayudar que APM, la operadora de contenedores, termine una pequeña ampliación que aumente su capacidad instalada y libere espacio a Puerto Quetzal. Son múltiples soluciones que deben hacerse.

Como repito, hay una carretera de mediano a largo plazo que ya va encaminada y otra de corto plazo que no la veo tan avanzada. Hay que llamar al diálogo a autoridades y dueños de carga para acordar mejores procedimientos para cargas no habituales.

 

¿Considera que la Comisión debe liderar esta discusión para lograr acuerdos conjuntos?

— La comisión puede jugar un papel, estoy seguro de que podría hacerlo. El puerto, sin duda, es el primer interesado en convocarlos. Creo que la comisión y el puerto, que consolida todas las operaciones, pueden lograrlo juntos.

 

¿Piensa que el convenio con EE. UU. llega oportunamente o es tardío para resolver?

— Pienso que el problema del puerto tiene muchos años sin atenderse. Por ejemplo, no se ha dado mantenimiento al rompeolas, que fácilmente tiene 10 años en una situación que ya merece intervención. El dragado tampoco se ha atendido en años, limitando la operatividad del puerto. Son muchos años de heredar el problema de gobierno en gobierno.

Al menos este acuerdo, aunque tardó años en concretarse, llegó para que ya no se siga heredando el problema a largo plazo. Eso es muy positivo. Ahora falta dejar una herencia temporal con procedimientos coordinados a la brevedad para reducir y mejorar los tiempos de atención.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

Los tiempos de atención en el puerto siguen siendo lentos

.
Luis Enrique González y María José Aresti
14 de junio, 2025

Amador Carballido, director ejecutivo de AGEXPORT, confirma que Puerto Quetzal sigue operando con limitaciones, pese a tener cuatro grúas activas. Como miembro de la Comisión Portuaria Nacional, destaca la urgencia de soluciones inmediatas, mientras se avanza en proyectos a largo plazo junto al Batallón de Ingenieros de EE. UU.

 

¿Qué información tiene sobre la situación actual de los buques que llegan a Puerto Quetzal?

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA

— Recientemente, no he tenido actualizaciones de datos en cuanto a mejora o deterioro del tema. Lo que sí puedo saber es que las grúas ya están operando en su mayoría o en su totalidad, mejor dicho, y de alguna manera han logrado algún tipo de aumento de atención.

Sin embargo, todavía en mayo tuve conocimiento de dos buques que, luego de atracados, las ventanas de atraque se iban hacia unos 20 o 30 días. Luego uno observa la cantidad de buques fondeados frente al puerto y todavía la cifra es relativamente alta.

Pienso que ellos han logrado de un tiempo para acá estabilizar un “poquito” y mejorar la atención. Pero claramente, en un puerto sobrepasado en volumen de carga de la capacidad que tiene, aun con las grúas operando, los tiempos de respuesta son pobres.

 

¿Cuántas grúas están disponibles y operando actualmente para las labores de descarga?

— Cuatro grúas son las que habitualmente operan. 

 

¿Los buques y las grúas son el asunto más preocupante dentro de la Comisión Portuaria Nacional?

— Sin duda, se aborda, se presiona, se atiende y se nos dan explicaciones. Digamos que hay una mezcla de discusión siempre que abordamos este tema.

Si usted se fija en el tipo de barco que está fondeado frente al puerto, principalmente son barcos graneleros de distinto tipo, no barcos que llevan contenedores.

El barco granelero, a diferencia del de contenedores, no es un barco de línea. No llega con la frecuencia que llega un barco de contenedores, que puede arribar cada 15, 10 u 8 días, entonces no tiene la misma prioridad.

Además, el tiempo de descarga es variable, porque depende del material que transporta y de la capacidad de camiones para bajar la carga y llevarla a una bodega cercana. Por ejemplo, puede que se esté descargando un barco y se cuente con 10 camiones para transportar, pero estos deben ir hasta Escuintla y regresar.

Entonces hay grandes periodos de tiempo muertos. El trato es distinto para un barco de contenedores que para uno de granel. Por eso se ha hablado de la necesidad de que el puerto amplíe capacidades.

Esa ampliación implica no solo muelles, sino lugares donde almacenar la mercancía que se descarga temporalmente para agilizar la carga y descarga y reducir los tiempos de espera de los buques. Eso hoy dista bastante de estar resuelto.

 

¿Desde cuándo el sector privado ha mostrado alta preocupación por esta situación?

— Es de bastante tiempo atrás porque ha sido gradual la degradación del servicio. Si se revisan las estadísticas de atención de carga por año, observará que el puerto cada año atiende más carga que el anterior.

Eso significa que el puerto ha logrado crecer en volumen de carga a pesar de las limitaciones, haciendo lo posible por atender. Tuvimos tal vez una crisis muy grande a principios del año pasado, porque el problema se hizo mayor cuando tuvieron problemas con las grúas y solo operaba una.

Desde ahí, el problema se disparó fuertemente y no se resolvió hasta pasado el medio año; quizá septiembre u octubre. Se agudizó porque, además de lo estructural del puerto, se sumó la limitación de las grúas.

Ese tema se resolvió en el tercer trimestre del año pasado y se regresó a una situación que ya existía antes. Nosotros, como sector privado, siempre hemos dado seguimiento al puerto, pero con más interés y fuerza a partir de principios del año pasado.

 

¿Cómo valora la contratación del Cuerpo de Ingenieros de EE. UU. para apoyar al puerto?

— Creo que hay que caminar en dos carreteras. La carretera de largo plazo ya se empezó a caminar: es el acuerdo con el Batallón de Ingenieros de los Estados Unidos.

Pienso que ese tiempo podrá ser de tres, cuatro o cinco años para tener una solución permanente. Al menos el camino de largo plazo ya empezó. Eso es una buena señal.

Ahora hay que caminar la carretera de corto plazo. Significa abordar a los problemas actuales. Estos problemas se deben trabajar con acuerdos más amplios sobre cómo disminuir los tiempos de carga y descarga, cómo manejar mejor las ventanas de atraque y los procedimientos de carga y descarga, para que la poco habitual no aumente los tiempos de estadía de los barcos.

Probablemente, hay que invertir en más equipo, tanto por parte de los responsables de la operación del puerto como de los dueños de esa carga extraña. Hay que buscar mecanismos que aceleren los tiempos de estadía de los barcos mediante un aumento de la capacidad del puerto en equipos de descarga y mejores procedimientos.

Por ejemplo, bajar la carga inusual a camiones suficientes y garantizar una línea permanente de camiones recibiendo carga. Eso ayuda a no afectar la coordinación en los procesos de retiro de espacios en los muelles.

Puerto Quetzal sufre frecuentemente de falta de espacios en los muelles por mucha carga de importación que no se retira a tiempo, ya sea por lentitud en el procesamiento o por retraso del dueño de la carga. Es una mezcla de temas que requiere acuerdos entre dueños de carga y actores logísticos para disminuir los tiempos.

Mientras se supera este momento, podrían pensarse soluciones temporales. Se ha hablado de habilitar un muelle de forma parcial, por ejemplo, usar parte de los muelles turísticos para carga.

También podría ayudar que APM, la operadora de contenedores, termine una pequeña ampliación que aumente su capacidad instalada y libere espacio a Puerto Quetzal. Son múltiples soluciones que deben hacerse.

Como repito, hay una carretera de mediano a largo plazo que ya va encaminada y otra de corto plazo que no la veo tan avanzada. Hay que llamar al diálogo a autoridades y dueños de carga para acordar mejores procedimientos para cargas no habituales.

 

¿Considera que la Comisión debe liderar esta discusión para lograr acuerdos conjuntos?

— La comisión puede jugar un papel, estoy seguro de que podría hacerlo. El puerto, sin duda, es el primer interesado en convocarlos. Creo que la comisión y el puerto, que consolida todas las operaciones, pueden lograrlo juntos.

 

¿Piensa que el convenio con EE. UU. llega oportunamente o es tardío para resolver?

— Pienso que el problema del puerto tiene muchos años sin atenderse. Por ejemplo, no se ha dado mantenimiento al rompeolas, que fácilmente tiene 10 años en una situación que ya merece intervención. El dragado tampoco se ha atendido en años, limitando la operatividad del puerto. Son muchos años de heredar el problema de gobierno en gobierno.

Al menos este acuerdo, aunque tardó años en concretarse, llegó para que ya no se siga heredando el problema a largo plazo. Eso es muy positivo. Ahora falta dejar una herencia temporal con procedimientos coordinados a la brevedad para reducir y mejorar los tiempos de atención.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?