En el mundo empresarial guatemalteco, donde la mayoría de las grandes historias familiares se construyen a pulso, conservar lo creado suele ser un reto mayor que levantarlo. Ese dilema —cómo asegurar que una empresa o un patrimonio trascienda más allá del fundador— ha dado forma a Zima Investments y Zima Legacy, los dos brazos de Zima. Una firma bajo el liderazgo femenino que propone una lectura distinta sobre la continuidad. Más estratégica y anclada en propósito.
Ana de Jesús Ulloa, fundadora de Zima y directora de Zima Investments, lo resume desde un diagnóstico que identificó durante su paso por banca patrimonial y crediticia. Descubrió una brecha profunda entre las decisiones financieras y el propósito real de quienes las toman. “Todo se quedaba en montos, retornos, tasas”, explica. Esa desconexión se confirmaba en los datos: hasta el 90 % de los patrimonios familiares se pierde en tres generaciones.
Para Ulloa, ahí estaba la verdadera urgencia. Transformar la gestión patrimonial en un ejercicio que parte del capital intangible —valores, historia, visión— antes de hablar de inversiones o financiamiento.
Tali Trachtenberg, directora de Zima Legacy, agrega la dimensión humana como motor de continuidad como otra pieza fundamental. Cita el UBS Family Office Report (2024), según el cual las familias que logran coordinar de manera profesional y alineada sus componentes humanos y técnicos tienen 2.5 veces más probabilidad de preservar su patrimonio y 1.8 veces más de crecer intergeneracionalmente. “En Guatemala ya vemos familias donde la tercera y cuarta generación participan activamente gracias a esa alineación”, afirma.
El método de Zima parte de allí. La firma acompaña a familias empresarias e inversionistas a través de un proceso que inicia con la comprensión de su visión y sus roles. A partir de ese mapa se evalúan los pilares técnicos —legal, fiscal, gobernanza, seguros e inversiones—, se crea una estrategia integral y se coordina su ejecución junto a aliados especializados.
Ello con el objetivo de convertir algo tan difuso como la claridad familiar en decisiones concretas, documentos de gobernanza, estructuras patrimoniales sólidas y, finalmente, en acceso a capital y crecimiento sostenible.
Un caso que ambas directoras mencionan ilustra el impacto a una familia que llegó sin urgencia, pero con voluntad de ordenar su transición generacional. Tras meses de trabajo, los hijos habían definido sus roles, el padre había establecido lineamientos claros y la empresa se proyectaba como un activo fortalecido. “La claridad se volvió un activo estratégico”, resume Ulloa.
Esa visión también sostiene Zima Talks, la plataforma educativa de la firma. No busca solo capacitar, sino abrir la conversación sobre un tema que en Guatemala suele reducirse a testamentos y créditos. Estas conversaciones evidencian las herramientas disponibles y despiertan el interés por lo que falta por ordenar en las compañías. Y, sobre todo, una idea que empieza a calar: la continuidad no es un acto técnico, es una estrategia.
En el mundo empresarial guatemalteco, donde la mayoría de las grandes historias familiares se construyen a pulso, conservar lo creado suele ser un reto mayor que levantarlo. Ese dilema —cómo asegurar que una empresa o un patrimonio trascienda más allá del fundador— ha dado forma a Zima Investments y Zima Legacy, los dos brazos de Zima. Una firma bajo el liderazgo femenino que propone una lectura distinta sobre la continuidad. Más estratégica y anclada en propósito.
Ana de Jesús Ulloa, fundadora de Zima y directora de Zima Investments, lo resume desde un diagnóstico que identificó durante su paso por banca patrimonial y crediticia. Descubrió una brecha profunda entre las decisiones financieras y el propósito real de quienes las toman. “Todo se quedaba en montos, retornos, tasas”, explica. Esa desconexión se confirmaba en los datos: hasta el 90 % de los patrimonios familiares se pierde en tres generaciones.
Para Ulloa, ahí estaba la verdadera urgencia. Transformar la gestión patrimonial en un ejercicio que parte del capital intangible —valores, historia, visión— antes de hablar de inversiones o financiamiento.
Tali Trachtenberg, directora de Zima Legacy, agrega la dimensión humana como motor de continuidad como otra pieza fundamental. Cita el UBS Family Office Report (2024), según el cual las familias que logran coordinar de manera profesional y alineada sus componentes humanos y técnicos tienen 2.5 veces más probabilidad de preservar su patrimonio y 1.8 veces más de crecer intergeneracionalmente. “En Guatemala ya vemos familias donde la tercera y cuarta generación participan activamente gracias a esa alineación”, afirma.
El método de Zima parte de allí. La firma acompaña a familias empresarias e inversionistas a través de un proceso que inicia con la comprensión de su visión y sus roles. A partir de ese mapa se evalúan los pilares técnicos —legal, fiscal, gobernanza, seguros e inversiones—, se crea una estrategia integral y se coordina su ejecución junto a aliados especializados.
Ello con el objetivo de convertir algo tan difuso como la claridad familiar en decisiones concretas, documentos de gobernanza, estructuras patrimoniales sólidas y, finalmente, en acceso a capital y crecimiento sostenible.
Un caso que ambas directoras mencionan ilustra el impacto a una familia que llegó sin urgencia, pero con voluntad de ordenar su transición generacional. Tras meses de trabajo, los hijos habían definido sus roles, el padre había establecido lineamientos claros y la empresa se proyectaba como un activo fortalecido. “La claridad se volvió un activo estratégico”, resume Ulloa.
Esa visión también sostiene Zima Talks, la plataforma educativa de la firma. No busca solo capacitar, sino abrir la conversación sobre un tema que en Guatemala suele reducirse a testamentos y créditos. Estas conversaciones evidencian las herramientas disponibles y despiertan el interés por lo que falta por ordenar en las compañías. Y, sobre todo, una idea que empieza a calar: la continuidad no es un acto técnico, es una estrategia.
EL TIPO DE CAMBIO DE HOY ES DE: