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Juan Carlos Barahona: “La cultura de datos no es saber de estadística”

.
Braulio Palacios
06 de noviembre, 2024

Una conversación con Juan Carlos Barahona, profesor asociado en INCAE Business School, es suficiente para darse cuenta de que la IA está cambiando la dinámica de las personas dentro de las empresas.  

En una reciente visita a Guatemala, profundizó con República, parte de lo dicho en una clase magistral sobre perspectivas desde la people analytics —método de investigación basado en datos de los colaboradores— y cómo está transformando a los departamentos de Recurso Humano de las empresas. 

Los datos son fuente de información para la revisión del liderazgo colaborativo y la influencia entre los colaboradores productos de las relaciones interpersonales. Asimismo, las redes de colaboración interna son clave para ejecutar proyectos de transformación digital e innovación. 

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El capital social se considera el activo más importante de una empresa, ¿los datos en qué lugar están?  

— El capital social es el principal activo de las empresas. Cuando dejo de ver puestos y no personas, veo sus relaciones. Ahí es que circula la confianza y la cultura. Se transmite la emoción.  

Lo que hace esta tecnología es hacer una foto de cómo son esas conexiones. Y a partir de ese mapa, tratar de entender por qué existe. Hay razones que hacen que los humanos nos sintamos más seguros con gente a la cual nos parecemos.

Me habla de emociones, ¿pueden los datos abstraer la parte emocional de un lugar de trabajo?  

— No, pero sí crear una radiografía. Es decir, puedes ver una “fisura” o “un hueso roto”. Luego se necesita saber cómo repararlo o entender cómo fue lo que sucedió para hacer un diagnóstico. Entonces, puedo implementar un proyecto.  

Voy a ponerlo muy concreto. Cuando implementas un proyecto, necesitas que la gente confíe en su propósito. Entonces, recabas datos, haces un mapa con el que identificas que hay pocas relaciones en el equipo. Eso refleja desconfianza. Entonces, lo primero que debes hacer es reconstruir la confianza, basada en lo que te dicen los datos. 

Tomar decisiones de recursos humanos basados en datos suena un poco irónico: dejar en manos de una tecnología algo muy humano…   

— Los humanos tienen patrones. Eso los hace predecibles. Los números y datos son solo una forma de medir lo que ya está. ¿Qué decían las abuelas? El que con lobos anda a aullar aprende. Dime con quién andas, te diré quién eres. Encontramos colaboradores que se parecen entre sí y quiénes son los puntos de conexión entre ellos. En ese momento, se vuelve obvio de que no se toman decisiones de manera individual. Se actúa en función de las redes de colaboración.

Ni siquiera RR. HH. escapa de los datos, la materia prima del mundo digital… ¿Qué nos puede decir sobre eso?  

— No puedo pasar al mundo digital sin una plataforma. La cultura de datos no es saber de estadística. Es saber que son valiosos; saberlos interpretar. Necesito saber navegar en el sistema social para tener acceso; aprender a usarlos. Pero es la red la que debe tener el conocimiento, no el individuo.

.

Estamos en la “Edad de la IA”, que gana popularidad desde el 2023. ¿Cree que somos poco conscientes de ello?  

— Por favor, en lo que estén haciendo, empiecen a usar ya la IA. Y hay que experimentar para poder ver la forma en que se usa… 

La IA implica una constante “educación”, ¿no le parece un desperdicio de tiempo para el intelecto del usuario?  

— No. Te educas como usuario en cómo interactuar con la IA. Cómo interactuar con ella para tener mejores resultados… 

¿No sería un mejor “ejercitarme intelectualmente”, en lugar de a la tecnología?  

— Te lo resuelvo así. Primero, tienes que usar la palabra. Segundo, desconfía de cualquier prompt que tenga menos de 200 palabras. Con 200 palabras le asignas rol, la manera en la que quieres la información. Le pongo restricciones y le coloco un contexto.  

Yo tengo que entender los datos. No le doy instrucciones para buscar la información. Si no, es una buena probabilidad. Es donde decimos que “alucinó”.  

¿Dónde está tu ejercicio intelectual? Puedes pasar horas trabajando en escribir esas 200 palabras. Es prueba y error. Es como un tutor griego a nuestro lado.

Usted habla de “liderazgo digital”, ¿es el pivote que más resaltaría en esta conversión digital?

— Es el lenguaje que todos tenemos que saber hablar. Sin el lenguaje, no podemos hablar. La cultura digital es aprender a hablar, a adueñarnos de ese idioma que ya no es del departamento IT. Si yo no lo sé, mira, cosas tan básicas como un repositorio de datos, IT lo querría comprar. Pero el resto, no sabe qué es y su importancia.  

En los negocios nos gustan mucho los nombres “sexis”. Entonces ahora este es el de moda… Y hay que conocerlo. 

Juan Carlos Barahona durante su clase magistral a colaboradores de BAC Credomatic.

Fotos: María José Aresti 

Edición de fotos: Víctor Leal 

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Juan Carlos Barahona: “La cultura de datos no es saber de estadística”

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Braulio Palacios
06 de noviembre, 2024

Una conversación con Juan Carlos Barahona, profesor asociado en INCAE Business School, es suficiente para darse cuenta de que la IA está cambiando la dinámica de las personas dentro de las empresas.  

En una reciente visita a Guatemala, profundizó con República, parte de lo dicho en una clase magistral sobre perspectivas desde la people analytics —método de investigación basado en datos de los colaboradores— y cómo está transformando a los departamentos de Recurso Humano de las empresas. 

Los datos son fuente de información para la revisión del liderazgo colaborativo y la influencia entre los colaboradores productos de las relaciones interpersonales. Asimismo, las redes de colaboración interna son clave para ejecutar proyectos de transformación digital e innovación. 

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El capital social se considera el activo más importante de una empresa, ¿los datos en qué lugar están?  

— El capital social es el principal activo de las empresas. Cuando dejo de ver puestos y no personas, veo sus relaciones. Ahí es que circula la confianza y la cultura. Se transmite la emoción.  

Lo que hace esta tecnología es hacer una foto de cómo son esas conexiones. Y a partir de ese mapa, tratar de entender por qué existe. Hay razones que hacen que los humanos nos sintamos más seguros con gente a la cual nos parecemos.

Me habla de emociones, ¿pueden los datos abstraer la parte emocional de un lugar de trabajo?  

— No, pero sí crear una radiografía. Es decir, puedes ver una “fisura” o “un hueso roto”. Luego se necesita saber cómo repararlo o entender cómo fue lo que sucedió para hacer un diagnóstico. Entonces, puedo implementar un proyecto.  

Voy a ponerlo muy concreto. Cuando implementas un proyecto, necesitas que la gente confíe en su propósito. Entonces, recabas datos, haces un mapa con el que identificas que hay pocas relaciones en el equipo. Eso refleja desconfianza. Entonces, lo primero que debes hacer es reconstruir la confianza, basada en lo que te dicen los datos. 

Tomar decisiones de recursos humanos basados en datos suena un poco irónico: dejar en manos de una tecnología algo muy humano…   

— Los humanos tienen patrones. Eso los hace predecibles. Los números y datos son solo una forma de medir lo que ya está. ¿Qué decían las abuelas? El que con lobos anda a aullar aprende. Dime con quién andas, te diré quién eres. Encontramos colaboradores que se parecen entre sí y quiénes son los puntos de conexión entre ellos. En ese momento, se vuelve obvio de que no se toman decisiones de manera individual. Se actúa en función de las redes de colaboración.

Ni siquiera RR. HH. escapa de los datos, la materia prima del mundo digital… ¿Qué nos puede decir sobre eso?  

— No puedo pasar al mundo digital sin una plataforma. La cultura de datos no es saber de estadística. Es saber que son valiosos; saberlos interpretar. Necesito saber navegar en el sistema social para tener acceso; aprender a usarlos. Pero es la red la que debe tener el conocimiento, no el individuo.

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Estamos en la “Edad de la IA”, que gana popularidad desde el 2023. ¿Cree que somos poco conscientes de ello?  

— Por favor, en lo que estén haciendo, empiecen a usar ya la IA. Y hay que experimentar para poder ver la forma en que se usa… 

La IA implica una constante “educación”, ¿no le parece un desperdicio de tiempo para el intelecto del usuario?  

— No. Te educas como usuario en cómo interactuar con la IA. Cómo interactuar con ella para tener mejores resultados… 

¿No sería un mejor “ejercitarme intelectualmente”, en lugar de a la tecnología?  

— Te lo resuelvo así. Primero, tienes que usar la palabra. Segundo, desconfía de cualquier prompt que tenga menos de 200 palabras. Con 200 palabras le asignas rol, la manera en la que quieres la información. Le pongo restricciones y le coloco un contexto.  

Yo tengo que entender los datos. No le doy instrucciones para buscar la información. Si no, es una buena probabilidad. Es donde decimos que “alucinó”.  

¿Dónde está tu ejercicio intelectual? Puedes pasar horas trabajando en escribir esas 200 palabras. Es prueba y error. Es como un tutor griego a nuestro lado.

Usted habla de “liderazgo digital”, ¿es el pivote que más resaltaría en esta conversión digital?

— Es el lenguaje que todos tenemos que saber hablar. Sin el lenguaje, no podemos hablar. La cultura digital es aprender a hablar, a adueñarnos de ese idioma que ya no es del departamento IT. Si yo no lo sé, mira, cosas tan básicas como un repositorio de datos, IT lo querría comprar. Pero el resto, no sabe qué es y su importancia.  

En los negocios nos gustan mucho los nombres “sexis”. Entonces ahora este es el de moda… Y hay que conocerlo. 

Juan Carlos Barahona durante su clase magistral a colaboradores de BAC Credomatic.

Fotos: María José Aresti 

Edición de fotos: Víctor Leal 

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