El objetivo de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que representa el 93 % del tráfico aéreo, es crear medios de colaboración entre las compañías aéreas y la industria del turismo. En especial, el sector de agencias de viajes.
Una de sus funciones es la acreditación de las agencias que deberán cumplir con requisitos y trámites específicos. Las acreditadas podrán vender boletos a través de diferentes sistemas de reservas. Contarán con el respaldo de las compañías aéreas miembros de IATA.
En la interacción de IATA con el turismo en el área desempeñan un papel primordial dos actores. CATA (Agencia de Promoción Turística de Centroamérica) y en el ámbito nacional, el INGUAT.
En el istmo, la conectividad aérea es un pilar económico y social. Incrementarla facilita el turismo intrarregional e internacional. En 2023 llegaron 25.4M de visitantes. Impulsa, además, comercio, inversión y movilidad laboral. 30 aeropuertos internacionales, que movilizan más de 31M de pasajeros anuales, consolidan la región como eje vital para el transporte de mercancías y personas en el hemisferio occidental. Solo fortaleciendo infraestructuras y servicios asociados al transporte aéreo, puede Centroamérica consolidarse como destino accesible y seguro. Otra mejora necesaria es la optimización de las tasas aéreas.
Desde IATA se busca, asimismo, simplificar procesos e incrementar la conveniencia del flujo financiero de los ingresos de las aerolíneas mientras se reducen costos y aumenta la eficiencia. Asegura movilidad a las personas y provee soporte profesional esencial y una gama de productos y servicios expertos, como publicaciones, entrenamiento y consultas.
IATA y sus socios pueden ofrecer una experiencia de desplazamiento aéreo digital. Una prueba hecha en Asia involucró a dos pasajeros que utilizaron sendas billeteras digitales y credenciales de viaje. La experiencia de viaje digital fluido, impulsada por la identidad digital y la biometría, ha pasado de la teoría a una realidad comprobada. El desafío: hacer que esté disponible para todos los viajeros.
Precisamente, en un reciente informe, IATA ha destacado tendencias globales en preferencias de viaje y uso de tecnología. Detalla las tendencias de compras de vuelos regionales, en seis zonas a nivel global. En ALC constata que los pasajeros prefieren reservar viajes con una tarjeta de crédito o débito. “Valoran mucho la flexibilidad de pago y prefieren pagar en cuotas más que cualquier otra región”, se señala. Son también más proclives a obtener visas en un consulado o embajada. Además, utilizan la biometría con menos frecuencia que otras regiones; sin embargo, muestran disposición a adoptar tecnología y reportan una alta satisfacción al hacerlo.
Otro cometido de IATA es la fijación de precios para los vuelos internacionales de acuerdo a parámetros establecidos por consensos y mecanismos de mercado. La creación de acuerdos bilaterales y multilaterales de “cielos abiertos” permite fijar precios más reducidos y redes más eficientes. Esto lleva a que la fijación de precios por parte de IATA influya cada vez menos.
Un acuerdo de este tipo ofrece una variedad de servicios adaptados a las necesidades de los pasajeros sin restricciones en el número de vuelos o destinos. Las aerolíneas pueden ofrecer servicios aéreos más asequibles, convenientes y eficientes a los clientes. Promueven la competencia y permiten alianzas, aumentando así el número de rutas y vuelos internacionales (tanto de pasajeros como de carga).
Un caso es la política de cielos abiertos del gobierno de Javier Milei. Es respaldada por IATA cuyo presidente regional para las Américas, Peter Cerdá, la celebra como paradigma de transformación aérea. “Felicito al Gobierno de Argentina por esta decisión histórica. Los cambios anunciados fomentarán un mercado de la aviación más competitivo y eficiente”, declaró. “Argentina está dando el ejemplo correcto a seguir por otras naciones latinoamericanas”.
No solo autoriza el libre acceso al mercado para más operadores mediante procedimientos administrativos simplificados. La nueva normativa permite una mayor competencia en servicios aeroportuarios y de asistencia en tierra. Las compañías podrán elegir a sus proveedores de servicios, tanto para operaciones de pasajeros como de carga. Argentina ha firmado acuerdos que promueven cielos abiertos con Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay y Canadá.
Otro ejemplo, el convenio entre República Dominicana y EE. UU. (que ya tiene acuerdos de cielos abiertos con un centenar de países). Por su parte, RD lleva firmados más de 70 y va camino de convertirse en hub aéreo del Caribe.
Una consideración final:
Aerolíneas y aeropuertos no están en idéntica industria. Tienen mucho en común, pero no son lo mismo. En algunos casos lo importante para uno, no necesariamente lo es para el otro. Una realidad que suele olvidarse y conviene tener en cuenta.
El objetivo de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), que representa el 93 % del tráfico aéreo, es crear medios de colaboración entre las compañías aéreas y la industria del turismo. En especial, el sector de agencias de viajes.
Una de sus funciones es la acreditación de las agencias que deberán cumplir con requisitos y trámites específicos. Las acreditadas podrán vender boletos a través de diferentes sistemas de reservas. Contarán con el respaldo de las compañías aéreas miembros de IATA.
En la interacción de IATA con el turismo en el área desempeñan un papel primordial dos actores. CATA (Agencia de Promoción Turística de Centroamérica) y en el ámbito nacional, el INGUAT.
En el istmo, la conectividad aérea es un pilar económico y social. Incrementarla facilita el turismo intrarregional e internacional. En 2023 llegaron 25.4M de visitantes. Impulsa, además, comercio, inversión y movilidad laboral. 30 aeropuertos internacionales, que movilizan más de 31M de pasajeros anuales, consolidan la región como eje vital para el transporte de mercancías y personas en el hemisferio occidental. Solo fortaleciendo infraestructuras y servicios asociados al transporte aéreo, puede Centroamérica consolidarse como destino accesible y seguro. Otra mejora necesaria es la optimización de las tasas aéreas.
Desde IATA se busca, asimismo, simplificar procesos e incrementar la conveniencia del flujo financiero de los ingresos de las aerolíneas mientras se reducen costos y aumenta la eficiencia. Asegura movilidad a las personas y provee soporte profesional esencial y una gama de productos y servicios expertos, como publicaciones, entrenamiento y consultas.
IATA y sus socios pueden ofrecer una experiencia de desplazamiento aéreo digital. Una prueba hecha en Asia involucró a dos pasajeros que utilizaron sendas billeteras digitales y credenciales de viaje. La experiencia de viaje digital fluido, impulsada por la identidad digital y la biometría, ha pasado de la teoría a una realidad comprobada. El desafío: hacer que esté disponible para todos los viajeros.
Precisamente, en un reciente informe, IATA ha destacado tendencias globales en preferencias de viaje y uso de tecnología. Detalla las tendencias de compras de vuelos regionales, en seis zonas a nivel global. En ALC constata que los pasajeros prefieren reservar viajes con una tarjeta de crédito o débito. “Valoran mucho la flexibilidad de pago y prefieren pagar en cuotas más que cualquier otra región”, se señala. Son también más proclives a obtener visas en un consulado o embajada. Además, utilizan la biometría con menos frecuencia que otras regiones; sin embargo, muestran disposición a adoptar tecnología y reportan una alta satisfacción al hacerlo.
Otro cometido de IATA es la fijación de precios para los vuelos internacionales de acuerdo a parámetros establecidos por consensos y mecanismos de mercado. La creación de acuerdos bilaterales y multilaterales de “cielos abiertos” permite fijar precios más reducidos y redes más eficientes. Esto lleva a que la fijación de precios por parte de IATA influya cada vez menos.
Un acuerdo de este tipo ofrece una variedad de servicios adaptados a las necesidades de los pasajeros sin restricciones en el número de vuelos o destinos. Las aerolíneas pueden ofrecer servicios aéreos más asequibles, convenientes y eficientes a los clientes. Promueven la competencia y permiten alianzas, aumentando así el número de rutas y vuelos internacionales (tanto de pasajeros como de carga).
Un caso es la política de cielos abiertos del gobierno de Javier Milei. Es respaldada por IATA cuyo presidente regional para las Américas, Peter Cerdá, la celebra como paradigma de transformación aérea. “Felicito al Gobierno de Argentina por esta decisión histórica. Los cambios anunciados fomentarán un mercado de la aviación más competitivo y eficiente”, declaró. “Argentina está dando el ejemplo correcto a seguir por otras naciones latinoamericanas”.
No solo autoriza el libre acceso al mercado para más operadores mediante procedimientos administrativos simplificados. La nueva normativa permite una mayor competencia en servicios aeroportuarios y de asistencia en tierra. Las compañías podrán elegir a sus proveedores de servicios, tanto para operaciones de pasajeros como de carga. Argentina ha firmado acuerdos que promueven cielos abiertos con Brasil, Chile, Ecuador, Panamá, Perú, Uruguay y Canadá.
Otro ejemplo, el convenio entre República Dominicana y EE. UU. (que ya tiene acuerdos de cielos abiertos con un centenar de países). Por su parte, RD lleva firmados más de 70 y va camino de convertirse en hub aéreo del Caribe.
Una consideración final:
Aerolíneas y aeropuertos no están en idéntica industria. Tienen mucho en común, pero no son lo mismo. En algunos casos lo importante para uno, no necesariamente lo es para el otro. Una realidad que suele olvidarse y conviene tener en cuenta.