En el ámbito empresarial guatemalteco, la presencia de mujeres al frente de franquicias ha ido en aumento. Una tendencia que refleja cambios tanto en la economía como en la sociedad.
Héctor Barrera, gerente de expansión para México, Centroamérica y el Caribe de Kumon, explica que el porcentaje de franquicias dirigidas por mujeres es impresionante. “Por cada 10, cuatro o cinco están lideradas por ellas. Es un aumento anual del 10 al 12%”.
Su participación en el sector no es casualidad. El COVID impulsó el emprendimiento femenino, buscando un equilibrio entre la gestión del hogar y oportunidades. “La necesidad de adaptarse a nuevas realidades y la seguridad que ofrece el modelo han sido claves para este auge”, añade Barrera.
Otros de los factores es que es un negocio probado, donde se puede medir la inversión en tiempo, permitiéndoles compaginar roles familiares y empresariales.
Asimismo, ofrecen estructuras fundamentales, especialmente cuando se considera el prestigio de la marca y la probabilidad de éxito en los mercados. Barrera subraya la adaptabilidad, que permite a las empresarias innovar dentro de un marco establecido.
Innovación y desafíos
El impacto de las mujeres en este sector se extiende más allá de los números, ya que transforma la manera en que los negocios se conceptualizan y operan.
Diana de Montenegro, fundadora de MIST, empezó con la visión de ofrecer valor agregado en la industria del cuidado de la piel. A pesar de los desafíos iniciales, pudo expandir su negocio. Ahora cuenta con ocho sucursales en Guatemala.
Por otro lado, las experiencias de María José Díaz y Andrea Quezada, propietarias de dos de las franquicias de Kumon Guatemala, ejemplifican cómo la educación y el apoyo familiar son esenciales para el éxito en esta industria. Ambas han enfrentado el reto de equilibrar la demanda del negocio con responsabilidades familiares, un balance que consideran fundamental para triunfar.
Cambiando el paradigma empresarial
El ascenso de las mujeres en el sector refuerza la economía local y promueve un cambio cultural al reconocimiento y valoración de su liderazgo. Su ejemplo abre puertas a futuras empresarias y establece un precedente para próximas generaciones.
“La visión y la gestión de las empresarias han sido cruciales para adaptar las franquicias a las necesidades locales y crear empleos formales”, comenta Barrera.
Desde abrir nuevos caminos en sectores tradicionalmente dominados por hombres hasta implementar prácticas innovadoras beneficiosas, estas empresarias están dejando su huella.
“Estamos viendo un cambio real y palpable. Las mujeres no solo participan, sino que lideran y reforman el paisaje empresarial”, señala la fundadora de MIST.
Con cada paso y desafío superado, las mujeres escriben su historia. Al mismo tiempo, inspiran a otras para aportar algo propio al mundo.