Economía de ayer y hoy | El liberalismo no es pecado: La economía en cinco lecciones
Esta obra parte de una idea sencilla: el mercado no es un vicio que toleramos por necesidad, sino una institución moral que permite a la gente vivir mejor. Los economistas Carlos Rodríguez Braun y José Ramón Rallo no lo dicen con solemnidad; lo muestran con ejemplos que cualquiera reconoce. Cuando se topan precios, aparecen colas. Cuando se suben aranceles, paga el consumidor. Si se subsidia un sector, se protege un privilegio.
Las cinco lecciones ordenan el panorama sin jerga. Primero, los precios cuentan historias: condensan millones de decisiones y guían a productores y compradores sin que nadie los coordine desde arriba. Segundo, la propiedad privada y los contratos voluntarios incentivan el ahorro y la cooperación; la gente cuida lo suyo y honra su palabra. Tercero, la competencia disciplina: si abusas, te reemplazan; si innovas, te premian. Cuarto, el progreso requiere suelo firme: Estado de derecho, estabilidad monetaria y apertura comercial. Y quinto, el intervencionismo, aunque suene compasivo, suele tener efectos secundarios que no vemos a primera vista: menos inversión, menos empleo, precios más altos. Al final, los más golpeados son los que menos margen tienen.
El libro desmonta prejuicios instalados —que el lucro es inmoral, que el mercado favorece a “los de siempre”, que la globalización empobrece— sin caricaturizar al discrepante. Reconoce que existen problemas reales (externalidades, bienes públicos, poder de mercado persistente), pero recuerda algo importante: los resolvemos mejor cuando las reglas premian el valor creado y no el favor político. La solidaridad y la dignidad personal no solo caben en un orden libre: florecen allí.
El liberalismo no es pecado. La economía en cinco lecciones no es un tratado técnico. Invita a mirar de nuevo lo obvio: el desarrollo no llega por decreto, sino porque millones emprenden, arriesgan y cooperan sin pedir permiso. En tiempos de soluciones fáciles y promesas ruidosas, este ensayo devuelve la brújula: menos ingeniería social, más libertad responsable. Y con ella, más oportunidades reales para salir adelante.
Economía de ayer y hoy | El liberalismo no es pecado: La economía en cinco lecciones
Esta obra parte de una idea sencilla: el mercado no es un vicio que toleramos por necesidad, sino una institución moral que permite a la gente vivir mejor. Los economistas Carlos Rodríguez Braun y José Ramón Rallo no lo dicen con solemnidad; lo muestran con ejemplos que cualquiera reconoce. Cuando se topan precios, aparecen colas. Cuando se suben aranceles, paga el consumidor. Si se subsidia un sector, se protege un privilegio.
Las cinco lecciones ordenan el panorama sin jerga. Primero, los precios cuentan historias: condensan millones de decisiones y guían a productores y compradores sin que nadie los coordine desde arriba. Segundo, la propiedad privada y los contratos voluntarios incentivan el ahorro y la cooperación; la gente cuida lo suyo y honra su palabra. Tercero, la competencia disciplina: si abusas, te reemplazan; si innovas, te premian. Cuarto, el progreso requiere suelo firme: Estado de derecho, estabilidad monetaria y apertura comercial. Y quinto, el intervencionismo, aunque suene compasivo, suele tener efectos secundarios que no vemos a primera vista: menos inversión, menos empleo, precios más altos. Al final, los más golpeados son los que menos margen tienen.
El libro desmonta prejuicios instalados —que el lucro es inmoral, que el mercado favorece a “los de siempre”, que la globalización empobrece— sin caricaturizar al discrepante. Reconoce que existen problemas reales (externalidades, bienes públicos, poder de mercado persistente), pero recuerda algo importante: los resolvemos mejor cuando las reglas premian el valor creado y no el favor político. La solidaridad y la dignidad personal no solo caben en un orden libre: florecen allí.
El liberalismo no es pecado. La economía en cinco lecciones no es un tratado técnico. Invita a mirar de nuevo lo obvio: el desarrollo no llega por decreto, sino porque millones emprenden, arriesgan y cooperan sin pedir permiso. En tiempos de soluciones fáciles y promesas ruidosas, este ensayo devuelve la brújula: menos ingeniería social, más libertad responsable. Y con ella, más oportunidades reales para salir adelante.