La IA prende el switch de la inversión y la innovación para centros de datos que, estimuladas por esta novedad redefinirán el futuro tecnológico de la región. Con esto se acelera, asimismo, la demanda de infraestructura, en concreto en lugares estratégicos como Guatemala. Con todo, los retos energéticos, regulatorios y de capacitación que enfrenta el área para capitalizar este fenómeno global, no pasan desapercibidos.
El desarrollo de centros de datos en Latinoamérica es relativamente reciente, explica Efren Vargas, Technical System Engineer para Centroamérica y el Caribe en Panduit. Hasta hace pocos años, la región estaba rezagada respecto a mercados como EE. UU. o Europa. Mas la llegada de grandes inversiones de empresas globales —los llamados hiperescaladores— a países como México, Chile y Brasil, marcó el inicio de una implantación tecnológica.
Este fenómeno coincidió con la irrupción de la IA, que ahora demanda infraestructuras aun más robustas y cercanas a los grandes centros de población.
Guatemala, por ejemplo, se perfila como un punto estratégico por ser el país centroamericano más poblado. “La IA está acelerando la necesidad de construir centros de datos más grandes y eficientes, no solo para almacenamiento y procesamiento, sino para soportar nuevas aplicaciones y servicios digitales”, explica Vargas.
Uno de los principales desafíos es el consumo energético. Se estima que para 2030, los centros de datos dedicados a IA absorberán el 10 % de toda la energía utilizada por estos complejos a nivel global. Esto obliga a buscar fuentes renovables, como la energía solar, eólica e hidroeléctrica, para evitar sobrecargar las redes nacionales y reducir el impacto ambiental. Vargas destaca la importancia de la eficiencia, medida por la Eficacia del Uso de Energía (PUE, por sus siglas en inglés), que hoy exige valores de 1.5 o menos, frente a los 2 o 3 de hace pocos años.
La regulación y los trámites también son un reto. Vargas señala que la velocidad de los avances tecnológicos supera la capacidad de los gobiernos para adaptar normativas y simplificar procesos. “La región necesita agilizar permisos, mejorar la formación técnica y garantizar la capacidad eléctrica para aprovechar plenamente este boom tecnológico”, afirma.
La IA puede generar inversión, empleo y desarrollo económico. El desafío está en transformar la infraestructura y el talento humano para que Latinoamérica no solo sea consumidora, sino protagonista de la nueva economía digital. Una oportunidad histórica.