La IED se considera pilar fundamental en las políticas de desarrollo. A veces, pasa desapercibido que apoya la expansión de la base industrial del país anfitrión. Impacta positivamente en la diversificación: introduce industrias, mejora sectores existentes, establece nuevas tecnologías…
En perspectiva. Guatemala tiene una Estrategia Nacional de Atracción de Inversión Extranjera Directa. Consolida más de seis años de trabajo de equipos especializados del sector privado, cooperación internacional y público. La visión compartida: crear un entorno donde la inversión extranjera sea un motor de desarrollo.
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Prioriza 16 sectores, aunque propone siete “tradicionales” con resultados a corto plazo (12 a 24 meses). Estos son: alimentos procesados, bebidas no alcohólicas, químicos, farmacéuticos, vestuario y textiles, TIC’s, y servicios empresariales, Contact Centers y BPO’s. Tienen un historial de inversión exitosa y dinámica comercial.
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Establece otros de medio (5) y largo plazo (4) como una siguiente etapa. Se enfoca en industrias estratégicas y mercados específicos. Estos requieren esfuerzos adicionales para volvernos destino de sectores más sofisticados en su producción y requerimientos: infraestructura, talento o regímenes especiales.
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“Nuestro factor diferenciador es que somos una agencia de gobierno siguiendo una línea política específica. Tenemos la ventaja de que podemos movilizar el aparato estatal (coordinación interinstitucional) para alinearlo a la Estrategia”, comenta Antonio Romero, viceministro de inversión y competencia.
Visto y no visto. Las inversiones que arriban, muchas veces responden a una tradición de inversión del país de origen. Así, la presencia textil de Corea del Sur no merma su potencial en manufactura avanzada. Se busca replicar este tipo de casos para diversificar el ecosistema industrial instalado y lograr mayor sofisticación en los productos de fabricación nacional.
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Una industria avanzada impacta positivamente en la calidad de la mano de obra. Esta recibe remuneraciones más altas, impulsando los territorios. Además, el capital humano adecuado es la tercera variable más importante cuando se trata de atraer inversiones, según fDi Markets.
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El BID señala que focalizar los esfuerzos en un sector suele significar mejores resultados. Priorizar las actividades industriales puede conllevar inversiones extranjeras de alto impacto que promuevan empleos con habilidades tecnológicas, encadenamientos con pymes locales, entre otros.
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La IED ha jugado un rol fundamental en el desarrollo de muchos países. En EAU permitió desarrollar nuevas industrias: finanzas, logística y turismo. Mejoró industrias existentes (petróleo y gas). En Vietnam, influyó en el sector manufacturero, en particular electrónica y textil.
Cómo funciona. Invertir supone un proceso con diferentes fases. Comienza con la prospección, cuando una empresa muestra interés en cierto país. Necesitan información puntual para comparar áreas en su radar.
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Una vez que deciden su destino hacen “madurar” el proyecto. Visitan y buscan sitios para su operación. Se reúnen con organizaciones y autoridades locales. El objetivo es ampliar el perfil país.
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El tercer paso es el softlanding. “Les damos acompañamiento en temas de registro de empresa o marca. Son procesos puntuales para operar”, indica Alejandro Moscoso, asesor de atracción de inversión de la Agencia Nacional de Promoción de Inversión.
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Una vez establecida, llega el aftercare. Es una estrategia para aumentar la reinversión extranjera en el país. La idea es que la empresa siga creciendo y no retire su inversión. La meta: evitar el reshoring.
Qué destacar. El MINECO tenía —hasta el 30 de junio— 68 empresas en su portafolio de proyectos. Al menos 20 están en etapa de análisis y 22 en reinversión. La mayoría son de capital colombiano y estadounidense. Cada uno con 10.
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“El nearshoring busca acercarse a mercados objetivos. Muchas empresas de Colombia se establecen para proveer al Triángulo Norte. Nos posicionamos como un destino por el tamaño de nuestra economía”, explica Moscoso.
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Otra peculiaridad en el “expediente de posibles inversiones” son empresas de países asiáticos: Japón, India y Corea. El proyecto piloto de una fábrica de Yazaki significó USD 10M. Un caso para replicar: manufactura avanzada que requiere personal tecnificado.
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El “Corredor Industrial” —ciudad capital, Amatitlán, Villa Nueva y Palín— es una de las regiones con más características idóneas para ciertas industrias. Es sede de operaciones para cementeras, productoras de alimentos y bebidas o maquilas. Lo anterior, brinda un panorama de eventuales ubicaciones de nuevas inversiones según subsectores.
Balance. Moscoso comparte una analogía que describe la situación actual y futura. Es como haber comprado un terreno, que es disparejo y tiene maleza, señala. Ahora toca prepararlo. “Necesitamos ponerlo plano, chapear. Estamos encaminando las acciones que nos permitirán estar listos para sectores más sofisticados”.
La IED se considera pilar fundamental en las políticas de desarrollo. A veces, pasa desapercibido que apoya la expansión de la base industrial del país anfitrión. Impacta positivamente en la diversificación: introduce industrias, mejora sectores existentes, establece nuevas tecnologías…
En perspectiva. Guatemala tiene una Estrategia Nacional de Atracción de Inversión Extranjera Directa. Consolida más de seis años de trabajo de equipos especializados del sector privado, cooperación internacional y público. La visión compartida: crear un entorno donde la inversión extranjera sea un motor de desarrollo.
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Prioriza 16 sectores, aunque propone siete “tradicionales” con resultados a corto plazo (12 a 24 meses). Estos son: alimentos procesados, bebidas no alcohólicas, químicos, farmacéuticos, vestuario y textiles, TIC’s, y servicios empresariales, Contact Centers y BPO’s. Tienen un historial de inversión exitosa y dinámica comercial.
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Establece otros de medio (5) y largo plazo (4) como una siguiente etapa. Se enfoca en industrias estratégicas y mercados específicos. Estos requieren esfuerzos adicionales para volvernos destino de sectores más sofisticados en su producción y requerimientos: infraestructura, talento o regímenes especiales.
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“Nuestro factor diferenciador es que somos una agencia de gobierno siguiendo una línea política específica. Tenemos la ventaja de que podemos movilizar el aparato estatal (coordinación interinstitucional) para alinearlo a la Estrategia”, comenta Antonio Romero, viceministro de inversión y competencia.
Visto y no visto. Las inversiones que arriban, muchas veces responden a una tradición de inversión del país de origen. Así, la presencia textil de Corea del Sur no merma su potencial en manufactura avanzada. Se busca replicar este tipo de casos para diversificar el ecosistema industrial instalado y lograr mayor sofisticación en los productos de fabricación nacional.
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Una industria avanzada impacta positivamente en la calidad de la mano de obra. Esta recibe remuneraciones más altas, impulsando los territorios. Además, el capital humano adecuado es la tercera variable más importante cuando se trata de atraer inversiones, según fDi Markets.
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El BID señala que focalizar los esfuerzos en un sector suele significar mejores resultados. Priorizar las actividades industriales puede conllevar inversiones extranjeras de alto impacto que promuevan empleos con habilidades tecnológicas, encadenamientos con pymes locales, entre otros.
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La IED ha jugado un rol fundamental en el desarrollo de muchos países. En EAU permitió desarrollar nuevas industrias: finanzas, logística y turismo. Mejoró industrias existentes (petróleo y gas). En Vietnam, influyó en el sector manufacturero, en particular electrónica y textil.
Cómo funciona. Invertir supone un proceso con diferentes fases. Comienza con la prospección, cuando una empresa muestra interés en cierto país. Necesitan información puntual para comparar áreas en su radar.
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Una vez que deciden su destino hacen “madurar” el proyecto. Visitan y buscan sitios para su operación. Se reúnen con organizaciones y autoridades locales. El objetivo es ampliar el perfil país.
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El tercer paso es el softlanding. “Les damos acompañamiento en temas de registro de empresa o marca. Son procesos puntuales para operar”, indica Alejandro Moscoso, asesor de atracción de inversión de la Agencia Nacional de Promoción de Inversión.
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Una vez establecida, llega el aftercare. Es una estrategia para aumentar la reinversión extranjera en el país. La idea es que la empresa siga creciendo y no retire su inversión. La meta: evitar el reshoring.
Qué destacar. El MINECO tenía —hasta el 30 de junio— 68 empresas en su portafolio de proyectos. Al menos 20 están en etapa de análisis y 22 en reinversión. La mayoría son de capital colombiano y estadounidense. Cada uno con 10.
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“El nearshoring busca acercarse a mercados objetivos. Muchas empresas de Colombia se establecen para proveer al Triángulo Norte. Nos posicionamos como un destino por el tamaño de nuestra economía”, explica Moscoso.
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Otra peculiaridad en el “expediente de posibles inversiones” son empresas de países asiáticos: Japón, India y Corea. El proyecto piloto de una fábrica de Yazaki significó USD 10M. Un caso para replicar: manufactura avanzada que requiere personal tecnificado.
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El “Corredor Industrial” —ciudad capital, Amatitlán, Villa Nueva y Palín— es una de las regiones con más características idóneas para ciertas industrias. Es sede de operaciones para cementeras, productoras de alimentos y bebidas o maquilas. Lo anterior, brinda un panorama de eventuales ubicaciones de nuevas inversiones según subsectores.
Balance. Moscoso comparte una analogía que describe la situación actual y futura. Es como haber comprado un terreno, que es disparejo y tiene maleza, señala. Ahora toca prepararlo. “Necesitamos ponerlo plano, chapear. Estamos encaminando las acciones que nos permitirán estar listos para sectores más sofisticados”.