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Crecimiento sin raíces: la paradoja del 4 %

.
María José Aresti
16 de octubre, 2025

Guatemala cerrará 2025 con un crecimiento económico cercano al 4 %. Las cifras suenan alentadoras, pero detrás de ese número hay matices. Los motores visibles —remesas y exportaciones— responden a un entorno externo favorable. El país avanza con estabilidad, sí, pero sin suficiente dinamismo interno.

Por qué importa. Este comportamiento confirma la capacidad de la economía guatemalteca para resistir la turbulencia global. No obstante, expertos analizan que el impulso actual proviene de factores coyunturales más que de transformaciones productivas o políticas internas sólidas.

  • Paul Boteo, director de Fundación Libertad y Desarrollo, señala que el país se benefició de un “efecto precio favorable” en exportaciones como café y aceites comestibles, mientras los combustibles bajaron.

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  • La combinación de precios externos positivos y una inflación controlada (1.47 %) generó un “efecto ingreso” que permitió a familias y exportadores tener más margen de gasto.

  • El contexto internacional —y no la política interna— explica gran parte de este fenómeno. Como resume Boteo, Guatemala “tiene una economía estable, pero no dinámica”.

En el radar. El cuarto trimestre será decisivo para consolidar el crecimiento del 4 %. Las remesas, consumo interno y exportaciones tienden a dispararse en estos meses, marcando la pauta del cierre del año.

  • Enrique Lacs, exviceministro de Economía, afirma que “llegar a ese número” dependerá del repunte de consumo entre octubre y diciembre, cuando las familias envían más dinero y elevan su consumo.

  • El gasto interno representa el 60 % del PIB, por lo que su comportamiento definirá si el país se mantiene o supera la proyección.

  • Si este factor repite el patrón de los últimos años, el PIB podría cerrar incluso por encima del 4 %. Lacs explica que esto consolidaría el mejor desempeño económico desde 2019.

Punto de fricción. El repunte actual encubre una fragilidad: Guatemala depende de un “shock positivo” temporal en remesas y precios internacionales. La economía sigue anclada a los mismos productos tradicionales y factores externos.

  • Boteo advierte que la estructura productiva no ha cambiado: se continúa exportando materias primas con poco valor agregado. Se suma un respiro coyuntural como combustibles más baratos y precios externos favorables.

  • Mientras tanto, las remesas equivalen a una cantidad entre el 18 y el 20 % del PIB. Su sostenibilidad es incierta ante políticas migratorias más severas en EE. UU. los últimos meses.

  • El riesgo es seguir “dependiendo de la generosidad de los migrantes”, señala el director. Un modelo que estabiliza el tipo de cambio, pero no reduce la pobreza.

Lo que sigue. Boteo y Lacs coinciden: para crecer más y mejor, Guatemala debe diversificar su aparato productivo y atraer inversión extranjera que impulse manufactura e industria.

  • Hoy, el 60 % de las exportaciones ya tiene valor agregado, especialmente en textiles y confección. Sin embargo, aún falta consolidar cadenas industriales.

  • El exviceministro pone el énfasis en que la IED sigue rezagada frente a países como Panamá o Costa Rica. “Sin ella, no habrá salto de productividad”, concluye.

  • La estabilidad macroeconómica es un activo. El desafío es transformarla en crecimiento sostenible y empleo formal que reduzca la pobreza y permita tener un modelo sustentable.

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Crecimiento sin raíces: la paradoja del 4 %

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María José Aresti
16 de octubre, 2025

Guatemala cerrará 2025 con un crecimiento económico cercano al 4 %. Las cifras suenan alentadoras, pero detrás de ese número hay matices. Los motores visibles —remesas y exportaciones— responden a un entorno externo favorable. El país avanza con estabilidad, sí, pero sin suficiente dinamismo interno.

Por qué importa. Este comportamiento confirma la capacidad de la economía guatemalteca para resistir la turbulencia global. No obstante, expertos analizan que el impulso actual proviene de factores coyunturales más que de transformaciones productivas o políticas internas sólidas.

  • Paul Boteo, director de Fundación Libertad y Desarrollo, señala que el país se benefició de un “efecto precio favorable” en exportaciones como café y aceites comestibles, mientras los combustibles bajaron.

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  • La combinación de precios externos positivos y una inflación controlada (1.47 %) generó un “efecto ingreso” que permitió a familias y exportadores tener más margen de gasto.

  • El contexto internacional —y no la política interna— explica gran parte de este fenómeno. Como resume Boteo, Guatemala “tiene una economía estable, pero no dinámica”.

En el radar. El cuarto trimestre será decisivo para consolidar el crecimiento del 4 %. Las remesas, consumo interno y exportaciones tienden a dispararse en estos meses, marcando la pauta del cierre del año.

  • Enrique Lacs, exviceministro de Economía, afirma que “llegar a ese número” dependerá del repunte de consumo entre octubre y diciembre, cuando las familias envían más dinero y elevan su consumo.

  • El gasto interno representa el 60 % del PIB, por lo que su comportamiento definirá si el país se mantiene o supera la proyección.

  • Si este factor repite el patrón de los últimos años, el PIB podría cerrar incluso por encima del 4 %. Lacs explica que esto consolidaría el mejor desempeño económico desde 2019.

Punto de fricción. El repunte actual encubre una fragilidad: Guatemala depende de un “shock positivo” temporal en remesas y precios internacionales. La economía sigue anclada a los mismos productos tradicionales y factores externos.

  • Boteo advierte que la estructura productiva no ha cambiado: se continúa exportando materias primas con poco valor agregado. Se suma un respiro coyuntural como combustibles más baratos y precios externos favorables.

  • Mientras tanto, las remesas equivalen a una cantidad entre el 18 y el 20 % del PIB. Su sostenibilidad es incierta ante políticas migratorias más severas en EE. UU. los últimos meses.

  • El riesgo es seguir “dependiendo de la generosidad de los migrantes”, señala el director. Un modelo que estabiliza el tipo de cambio, pero no reduce la pobreza.

Lo que sigue. Boteo y Lacs coinciden: para crecer más y mejor, Guatemala debe diversificar su aparato productivo y atraer inversión extranjera que impulse manufactura e industria.

  • Hoy, el 60 % de las exportaciones ya tiene valor agregado, especialmente en textiles y confección. Sin embargo, aún falta consolidar cadenas industriales.

  • El exviceministro pone el énfasis en que la IED sigue rezagada frente a países como Panamá o Costa Rica. “Sin ella, no habrá salto de productividad”, concluye.

  • La estabilidad macroeconómica es un activo. El desafío es transformarla en crecimiento sostenible y empleo formal que reduzca la pobreza y permita tener un modelo sustentable.

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