Una herramienta como la clemencia requiere precisión quirúrgica, no ensayo y error. En un entorno como el guatemalteco, donde la institucionalidad apenas empieza a construirse, introducir mecanismos sin respaldo técnico real podría afectar antes que corregir distorsiones del mercado.
Por qué importa. En el dictamen de aprobación de Ley de Competencia se justificó eliminar el programa de clemencia, ya que “fácilmente se prestaría a abusos”.
-
Javier Núñez, consultor y excomisionado de la Comisión Federal de Competencia Económica de México, considera que la clemencia es útil “solo si hay un entramado institucional robusto” que la sostenga y controle con precisión.
SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA -
Esta figura puede ser usada estratégicamente por empresas, no para colaborar, sino para perjudicar a rivales. Por eso, su implementación requiere reglas claras y capacidades técnicas avanzadas.
-
En Guatemala, aún no se ha constituido el directorio, lo cual impide siquiera el inicio formal de operaciones. Asimismo, retrasa la consolidación de capacidades mínimas.
Punto de fricción. El programa de clemencia provoca controversia porque se percibe como una herramienta moderna que debería estar incluida, como sugieren dos expertos chilenos. Sin embargo, introducirla sin condiciones adecuadas puede hacer más daño que bien, según fuentes adicionales consultadas esta semana.
-
Núñez cree que, en países sin experiencia previa, estas herramientas deben esperar a que maduren las instituciones, evitando errores prematuros.
-
“No estamos en condiciones de jugar a ser adultos institucionales cuando no lo somos”, indica el economista Lisardo Bolaños.
-
En México, por ejemplo, tomó más de dos décadas consolidar una agencia capaz de usarla eficazmente. Guatemala aún está en el punto cero.
Entre líneas. El verdadero dilema con los programas de clemencia en Guatemala no es su diseño legal, sino el riesgo de su instrumentalización. En manos equivocadas, puede alimentar la polarización y convertirse en mecanismo de venganza política.
-
En teoría, el primero en confesar obtiene beneficios; en la práctica, puede usarse para eliminar competencia bajo protección política.
-
Una herramienta mal usada puede incentivar espirales de ataques entre gobiernos sucesivos, cada vez más agresivos.
-
Se corre el riesgo de que “el que pactó con todos quede impune, mientras a los demás los destruyen con multas”, agrega Bolaños.
En conclusión. El debate sobre la clemencia debería posponerse, según el exfuncionario mexicano. Lo prioritario es hacer que la Ley funcione con lo que ya está aprobado y construir credibilidad institucional para futuras reformas.
-
Para David Casasola, investigador del CIEN, más que importar herramientas extranjeras, Guatemala necesita definir qué resultados espera de su Ley y cómo medirlos. “Hay que examinar los resultados, no solo copiar estructuras”, enfatiza.
-
Una Ley de Competencia eficaz comienza por lo básico: construir una autoridad técnica, profesional y confiable. Ese es el punto de partida.
-
La clemencia puede venir después, en su caso. Introducirla ahora, sin garantías institucionales, sería poner en riesgo el delicado equilibrio que necesita el sector productivo para operar con libertad y certeza.
Una herramienta como la clemencia requiere precisión quirúrgica, no ensayo y error. En un entorno como el guatemalteco, donde la institucionalidad apenas empieza a construirse, introducir mecanismos sin respaldo técnico real podría afectar antes que corregir distorsiones del mercado.
Por qué importa. En el dictamen de aprobación de Ley de Competencia se justificó eliminar el programa de clemencia, ya que “fácilmente se prestaría a abusos”.
-
Javier Núñez, consultor y excomisionado de la Comisión Federal de Competencia Económica de México, considera que la clemencia es útil “solo si hay un entramado institucional robusto” que la sostenga y controle con precisión.
SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER DE EMPRESA -
Esta figura puede ser usada estratégicamente por empresas, no para colaborar, sino para perjudicar a rivales. Por eso, su implementación requiere reglas claras y capacidades técnicas avanzadas.
-
En Guatemala, aún no se ha constituido el directorio, lo cual impide siquiera el inicio formal de operaciones. Asimismo, retrasa la consolidación de capacidades mínimas.
Punto de fricción. El programa de clemencia provoca controversia porque se percibe como una herramienta moderna que debería estar incluida, como sugieren dos expertos chilenos. Sin embargo, introducirla sin condiciones adecuadas puede hacer más daño que bien, según fuentes adicionales consultadas esta semana.
-
Núñez cree que, en países sin experiencia previa, estas herramientas deben esperar a que maduren las instituciones, evitando errores prematuros.
-
“No estamos en condiciones de jugar a ser adultos institucionales cuando no lo somos”, indica el economista Lisardo Bolaños.
-
En México, por ejemplo, tomó más de dos décadas consolidar una agencia capaz de usarla eficazmente. Guatemala aún está en el punto cero.
Entre líneas. El verdadero dilema con los programas de clemencia en Guatemala no es su diseño legal, sino el riesgo de su instrumentalización. En manos equivocadas, puede alimentar la polarización y convertirse en mecanismo de venganza política.
-
En teoría, el primero en confesar obtiene beneficios; en la práctica, puede usarse para eliminar competencia bajo protección política.
-
Una herramienta mal usada puede incentivar espirales de ataques entre gobiernos sucesivos, cada vez más agresivos.
-
Se corre el riesgo de que “el que pactó con todos quede impune, mientras a los demás los destruyen con multas”, agrega Bolaños.
En conclusión. El debate sobre la clemencia debería posponerse, según el exfuncionario mexicano. Lo prioritario es hacer que la Ley funcione con lo que ya está aprobado y construir credibilidad institucional para futuras reformas.
-
Para David Casasola, investigador del CIEN, más que importar herramientas extranjeras, Guatemala necesita definir qué resultados espera de su Ley y cómo medirlos. “Hay que examinar los resultados, no solo copiar estructuras”, enfatiza.
-
Una Ley de Competencia eficaz comienza por lo básico: construir una autoridad técnica, profesional y confiable. Ese es el punto de partida.
-
La clemencia puede venir después, en su caso. Introducirla ahora, sin garantías institucionales, sería poner en riesgo el delicado equilibrio que necesita el sector productivo para operar con libertad y certeza.