Cerrar brechas estructurales y acompañar a los emprendedores desde la concepción hasta la consolidación del negocio es el objetivo del Centro de Innovación y Emprendimiento BI. Su propuesta integral, impulsada desde su fundación, busca fortalecer el ecosistema emprendedor en Guatemala.
Para María José Paiz, gerente general de Fundación BI, el centro responde a una necesidad clara: muchos emprendedores tienen talento e ideas, pero carecen de herramientas, espacios y mentoría. Este proyecto proporciona formación, coworking, tecnología y redes de contacto.
La visión del centro es transformar vidas y comunidades a través del emprendimiento. A corto plazo, la meta es estructurar ideas; a mediano, consolidar negocios sostenibles; y a largo, escalar proyectos que impacten la economía.
El diseño del espacio responde a etapas clave del emprendimiento. Desde laboratorios y makerspaces (talleres educativos), hasta plataformas de comercialización, cada componente fue concebido para que los usuarios puedan desarrollar productos viables y competitivos.
Las alianzas estratégicas con expertos locales permiten que la mentoría sea relevante y práctica. El “Comité de Advisors” asegura que los contenidos respondan a los desafíos reales del entorno empresarial.
Uno de los diferenciales del centro es su enfoque en la escalabilidad. Esta se logra a través del acceso a redes, financiamiento y modelos de negocio replicables. El proyecto busca llevar emprendimientos locales a mercados internacionales de forma sostenible.
Los talleres y laboratorios, como los de alimentos o telares, convierten las ideas en productos. En el caso del textil, se fusiona innovación y tradición, manteniendo técnicas ancestrales y adaptándolas al mercado actual.
Además, el espacio de corte y confección tiene un fuerte componente social. Mujeres de comunidades participan en talleres de formación para aprender a emprender con autonomía, generando ingresos propios y transformando su realidad.
Programas como “Manos de Guatemala” ya muestran resultados concretos. Emprendedores de Sololá, Momostenango, Jocotán y Quetzaltenango han creado una colección que será presentada en Antigua. Con ello se abren puertas al mercado de diseño.
El centro también brinda herramientas para comercialización. Desde una tienda virtual hasta conexiones B2B, los emprendedores reciben formación en marketing digital y ventas, aumentando su alcance y oportunidades de crecimiento.
Fundación BI ve en este modelo una propuesta replicable. Algunas municipalidades han mostrado interés en implementar espacios similares en otras regiones, articulando esfuerzos públicos y privados.
Entre los retos del ecosistema destacan la falta de financiamiento y la informalidad. Sin embargo, soluciones concretas demuestran que con acompañamiento estratégico, los emprendimientos prosperan.
Para Paiz se hace realidad la visión de un país donde el talento tenga herramientas para crecer.
Cerrar brechas estructurales y acompañar a los emprendedores desde la concepción hasta la consolidación del negocio es el objetivo del Centro de Innovación y Emprendimiento BI. Su propuesta integral, impulsada desde su fundación, busca fortalecer el ecosistema emprendedor en Guatemala.
Para María José Paiz, gerente general de Fundación BI, el centro responde a una necesidad clara: muchos emprendedores tienen talento e ideas, pero carecen de herramientas, espacios y mentoría. Este proyecto proporciona formación, coworking, tecnología y redes de contacto.
La visión del centro es transformar vidas y comunidades a través del emprendimiento. A corto plazo, la meta es estructurar ideas; a mediano, consolidar negocios sostenibles; y a largo, escalar proyectos que impacten la economía.
El diseño del espacio responde a etapas clave del emprendimiento. Desde laboratorios y makerspaces (talleres educativos), hasta plataformas de comercialización, cada componente fue concebido para que los usuarios puedan desarrollar productos viables y competitivos.
Las alianzas estratégicas con expertos locales permiten que la mentoría sea relevante y práctica. El “Comité de Advisors” asegura que los contenidos respondan a los desafíos reales del entorno empresarial.
Uno de los diferenciales del centro es su enfoque en la escalabilidad. Esta se logra a través del acceso a redes, financiamiento y modelos de negocio replicables. El proyecto busca llevar emprendimientos locales a mercados internacionales de forma sostenible.
Los talleres y laboratorios, como los de alimentos o telares, convierten las ideas en productos. En el caso del textil, se fusiona innovación y tradición, manteniendo técnicas ancestrales y adaptándolas al mercado actual.
Además, el espacio de corte y confección tiene un fuerte componente social. Mujeres de comunidades participan en talleres de formación para aprender a emprender con autonomía, generando ingresos propios y transformando su realidad.
Programas como “Manos de Guatemala” ya muestran resultados concretos. Emprendedores de Sololá, Momostenango, Jocotán y Quetzaltenango han creado una colección que será presentada en Antigua. Con ello se abren puertas al mercado de diseño.
El centro también brinda herramientas para comercialización. Desde una tienda virtual hasta conexiones B2B, los emprendedores reciben formación en marketing digital y ventas, aumentando su alcance y oportunidades de crecimiento.
Fundación BI ve en este modelo una propuesta replicable. Algunas municipalidades han mostrado interés en implementar espacios similares en otras regiones, articulando esfuerzos públicos y privados.
Entre los retos del ecosistema destacan la falta de financiamiento y la informalidad. Sin embargo, soluciones concretas demuestran que con acompañamiento estratégico, los emprendimientos prosperan.
Para Paiz se hace realidad la visión de un país donde el talento tenga herramientas para crecer.