El 3 de enero el pueblo salvadoreño irá a las urnas para elegir a su próximo presidente, quien de cara a 2019, recibirá un país que se proyecta registre un crecimiento económico de 2.6%.
El Banco Central de Reserva (BCR) de El Salvador presentó el 24 de enero la situación de la economía salvadoreña y las proyecciones para el cierre 2018 y el 2019.
Oscar Cabrera, presidente del BCR, durante su exposición destacó que para este año se espera una tasa de crecimiento entre el 3 y 2.2%, con un rango central del 2.6%.
La estimación del banco central no dista demasiado de lo que proyectó para el país centroamericano el Banco Mundial (2.8%), Fondo Monetario Internacional (25%) o la CEPAL (2.4%).
Los factores en los que el BCR sustentó sus proyecciones las mayores perspectivas de crecimiento para EE. UU., la Unión Aduanera del Triángulo Norte y el comercio, inversión y financiamiento con China.
Sin embargo, los potenciales riesgos que pueden incidir en las proyecciones están, el alza en las tasas de interés interacionales (EE. UU.), mayores importaciones de energía y la finalización del TPS en septiembre.
Ante esto último, muchos salvadoreños han aumentado el monto de remesas que, al cierre del 2018, tuvieron un crecimiento de 4.8% y superaron los US$5.8 millardos.
No quieren regresar
El banco central de El Salvador publicó a finales de 2018 una encuesta de remesas familiares de EE. UU. en el cual indica que el 66.2% de los remitentes no tiene aspiraciones de regresar a vivir a su país.
De los salvadoreños que regresarían (33.7% de los encuestados), el 33,6% dijo que abriría un negocio propio pero el 26.3% ni siquiera ha pensado a qué actividad se dedicaría. Otro 19.9% señaló que buscaría empleo.
El Banco Central levantó la investigación en los estados de California, Maryland, Virginia, Texas y Nueva York porque concentran el 69.6% de la población originaria de El Salvador.
Según Fusades, en 2017, los salvadoreños experimentaron pocas oportunidades de empleo formal. Sólo un 15% de las personas que entraron a buscar trabajo, encontraron un empleo con prestaciones de ley.
En aquel entonces, hubo dos factores principales que limitaron las oportunidades: La incertidumbre y la alta inseguridad.
La alta inseguridad ocupa el primer lugar como factor explicativo ante el bajo nivel de ventas, de inversión, exportaciones. También es señalada como el principal problema por las familias salvadoreñas.
La inseguridad y la violencia social, reflejadas en un promedio de 11 homicidios diarios y decenas de desapariciones, le restan competitividad a El Salvador.
“El primer círculo vicioso que no deja crecer la economía de El Salvador es la violencia”, consideró Óscar Avalle, representante del Banco Mundial para El Salvador y Costa Rica.
El Banco Mundial señala que el crimen y la violencia hacen más costoso hacer negocios en El Salvador y afectan las decisiones de inversión y obstaculizan la creación de empleo.
Además, la vulnerabilidad del país a los eventos naturales adversos, socava su trayectoria de crecimiento a largo plazo y su sostenibilidad.
Según el Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país, indica que los salvadoreños tienen una mala calidad de vida.
Escenario fiscal
Moody’s advirtió a inicios de año que El Salvador enfrenta un escenario fiscal adverso que impide estabilizar la deuda pública, aunque consideró “positivo” la aprobación del Presupuesto 2019 y financiamiento adicional.
La agencia calificadora señaló que el ratio de la deuda supera el promedio de 53% que muestran economías con una calificación de riesgo similar a la salvadoreña, que es “B3” con perspectiva estable.
En su reporte, Moody’s también mencionó que una victoria electoral del candidato de GANA, Nayib Bukele, generaría incertidumbre sobre propuestas que requieren de mayoría calificada en la Asamblea Legislativa.
“La reconfiguración de las fuerzas políticas introduciría incertidumbre sobre los términos bajo los cuales el Ejecutivo y el Legislativo trabajarán” e, indicó Moody’s, en el caso de que Bukele sea el próximo mandatario.
La agencia también señaló que la victoria de Bukele, “marcaría una ruptura importante respecto al pasado”, puesto que no pertenece a ninguno de los partidos que han gobernado El Salvador desde 1989.
Los retos
La Fusades presentó en diciembre de 2018 un informe de coyuntura económica, en el cual adelantó que el nuevo gobierno tendrá el reto de llegar a consensos con el sector privado para reducir la incertidumbre.
“Esa relación público privada, que es beneficiosa para los países, ha estado bastante ausente en los últimos años“, dijo Pedro Argumedo, investigador de la Fusades, citado por La Prensa Gráfica.
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Oscar Cabrera, presidente del BCR, durante su exposición destacó que para este año se espera una tasa de crecimiento entre el 3 y 2.2%, con un rango central del 2.6%.
La estimación del banco central no dista demasiado de lo que proyectó para el país centroamericano el Banco Mundial (2.8%), Fondo Monetario Internacional (25%) o la CEPAL (2.4%).
Los factores en los que el BCR sustentó sus proyecciones las mayores perspectivas de crecimiento para EE. UU., la Unión Aduanera del Triángulo Norte y el comercio, inversión y financiamiento con China.
Sin embargo, los potenciales riesgos que pueden incidir en las proyecciones están, el alza en las tasas de interés interacionales (EE. UU.), mayores importaciones de energía y la finalización del TPS en septiembre.
Ante esto último, muchos salvadoreños han aumentado el monto de remesas que, al cierre del 2018, tuvieron un crecimiento de 4.8% y superaron los US$5.8 millardos.
No quieren regresar
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De los salvadoreños que regresarían (33.7% de los encuestados), el 33,6% dijo que abriría un negocio propio pero el 26.3% ni siquiera ha pensado a qué actividad se dedicaría. Otro 19.9% señaló que buscaría empleo.
El Banco Central levantó la investigación en los estados de California, Maryland, Virginia, Texas y Nueva York porque concentran el 69.6% de la población originaria de El Salvador.
Según Fusades, en 2017, los salvadoreños experimentaron pocas oportunidades de empleo formal. Sólo un 15% de las personas que entraron a buscar trabajo, encontraron un empleo con prestaciones de ley.
En aquel entonces, hubo dos factores principales que limitaron las oportunidades: La incertidumbre y la alta inseguridad.
La alta inseguridad ocupa el primer lugar como factor explicativo ante el bajo nivel de ventas, de inversión, exportaciones. También es señalada como el principal problema por las familias salvadoreñas.
La inseguridad y la violencia social, reflejadas en un promedio de 11 homicidios diarios y decenas de desapariciones, le restan competitividad a El Salvador.
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Además, la vulnerabilidad del país a los eventos naturales adversos, socava su trayectoria de crecimiento a largo plazo y su sostenibilidad.
Según el Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país, indica que los salvadoreños tienen una mala calidad de vida.
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La agencia también señaló que la victoria de Bukele, “marcaría una ruptura importante respecto al pasado”, puesto que no pertenece a ninguno de los partidos que han gobernado El Salvador desde 1989.
Los retos
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“Esa relación público privada, que es beneficiosa para los países, ha estado bastante ausente en los últimos años“, dijo Pedro Argumedo, investigador de la Fusades, citado por La Prensa Gráfica.