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Reestructuración de la SAT no resuelve el problema fiscal

Allan Martinez
25 de febrero, 2016

Los cinco integrantes del Directorio de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), designados por el Presidente no incidirán en mucho para resolver los problemas de la institución, menos la deteriorada situación fiscal, la cual acentuó su crisis desde hace dos años, con el caso de defraudación conocido como la Línea y la red criminal de trabajadores que legalizaban carros robados, por mencionar los casos más recientes.

En la sesión plenaria de este jueves en el Congreso de la República se intentó botar los nombramientos del mandatario para un nuevo directorio de la SAT, integrado por Carlos Enrique Núñez Álvarez, Francisco Oscar Rolando Zetina, María Elena Ávila, Jorge Enrique Dávila y Donato Monzón Villatoro. “No tenemos nada en contra de ellas”, dijo el diputado de la UNE Carlos Barreda.

“Son personas honorables, pero creemos que responden a intereses del gobierno del expresidente Otto Pérez Molina”, dijo. Se necesitaba una mayoría calificada para dar marcha atrás en las designaciones, pero sólo 47 legisladores votaron a favor. La moción fue rechazada.

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Sin embargo, este nuevo Directorio tiene poca incidencia en las dificultades del ente recaudador. El rosario de problemas empieza por el nombramiento del nuevo Superintendente, asunto no resuelto porque está pendiente de resolverse un amparo planteado por Juan Francisco Solórzano Foppa, uno de la terna que fue rechazada por el Directorio el año pasado. Los otros dos participantes fueron: Alejandro Toro Maldonado y Jorge Vielman Deyet.

Mirada al interior

El puesto del Superintendente se encuentra en el ojo del huracán. Por un lado es nombrado y destituido por el Presidente de la República y en la actualidad no rinde ningún tipo de cuentas ni siquiera al Directorio de la SAT, que no tiene ninguna incidencia. Los expertos consultados mencionan que la figura de la cabeza de la SAT no es la responsable de la crisis que atraviesa la institución estos días.

“El problema de la SAT no tiene que ver ni con el Superintendente, ni con el Directorio, ni es administrativo; hay que verlo como un sistema tributario deteriorado y no se resuelve al arreglar la figura directiva. El problema es que hay otros engranajes, otras políticas, otras arenas, otras fuerzas a lo externo que mueven a la institución”, comenta Edgar Pape Yalibat, exmiembro del Directorio.

“El problema de la SAT es que no depende de la fortaleza de la institucionalidad, sino de la calidad de las personas y cuando hubo un Superintendente de alto nivel, la recaudación mejoró. Cuando los Directores trabajaron de una mejor forma, la recaudación subió y la estructura caminó mejor. Cuando nombraron a estas personas me preguntaron si iban a mejorar las cosas, yo dije: ´Escoba nueva barre mejor’, y ahorita cualquier cosa va a ser mejor trabajo, pero el otro punto es que si estas personas iban con el interés de trabajar, si podría darse que las cosas mejoren un poco, sin que eso implique que los problemas se resuelvan”, dice Abelardo Medina, representante del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).

“Otro problema es el Registro Mercantil. Llora sangre, pues no hay coordinación con la SAT. Dejan pasar empresas de cartón. Existen montón de empresas que se les quiere ir a cobrar y no existen porque el registro los inventa. El liberalismo y neoliberalismo, esa actitud anti-Estado con medios de comunicación contra el Estado y de los servidores públicos. Ese individualismo ha llegado a los jueces y ponen recursos contra la SAT, y siempre  resuelve en favor del evasor, ellos siempre ganan. ¿Hay transparencia o corrupción, o es que ya la mentalidad y la actuación contra de la SAT está impregnada en casi medio mundo”, se pregunta Pape.

Cambios obligados

“El nombramiento del nuevo Directorio no resuelve nada. Hay que modificar la ley para que el Superintendente sea nombrado por el Directorio, igual que los intendentes para que haya una distribución de poder entre los intendentes y el Superintendente y que el Directorio tenga control de la administración. Hasta que eso no se haga, no se resuelve la situación. El Directorio, aunque tengan 25 personas, no va a cambiar la recaudación, porque no les dan las herramientas para cumplir con su objetivo”, explica Rodrigo Montufar, exmiembro del directorio.

El cambio de Directorio se dio por la vigencia del Decreto 13-2013, que reforma la Ley Orgánica de la SAT y ordena una primera transición en donde se deben sustituir a los dos directores titulares y los dos suplentes que tengan más antigüedad en el cargo.

“La renovación del Directorio está en la ley. El Presidente ya no nombró a los miembros del Directorio que salieron. Cuando el Gobierno actual decidió hacerlo, nombró tres titulares y dos suplentes y aunque el trámite fue un poco más largo por el sentir de la población, la petición fue renovar a todo el Directorio y por eso se hizo. Está todo basado en ley”, comenta Montúfar.

La SAT no encuentra tampoco una ruta porque flota en un vaivén de opiniones que proponen un retorno al Ministerio de Finanzas, en vez de establecer una lucha de contrapesos que haga funcionar a la institución adecuadamente. Sería un retroceso para el país eliminar a la entidad y un retroceso en cuanto a materia tributaria, aseguran los expertos

Otro de los problemas es, según Pape, el Congreso y su falta de comprensión en el tema tributario. “Leyes mal hechas por parte del Congreso de la República. Un Congreso que no entiende la ley tributaria. Las hacen mal. En 2015 tres leyes que tenían que ser independientes las metieron al presupuesto. 4 y 10 de 2012, las cuales recibieron 150 impugnaciones en la Corte de Constitucionalidad. La administración tributaria solo aplica la ley. Si la ley viene mal, le genera problemas al ejecutivo”, agrega.

Se libra un pulso

El puesto de la SAT es uno de los más codiciados por los gobiernos de turno y la pelea por convertirlo en una entidad autónoma, es el pulso que se libra en el Congreso. Una de las propuestas es que el Superintendente esté dos años del final del gobierno y dos del inicio del siguiente.

“El Superintendente tiene mucho poder político, pues nombra intendentes., quita y pone gente y al hacer eso desestabiliza a una institución que debe tener mucha estabilidad laboral y técnica. Si el Superintendente se mezcla con la clase política, va a contaminar políticamente a la institución y por eso habrá nombramientos que no son calificados,  son políticos. Eso puede dañar a una institución tan técnica como la SAT”, reitera Montúfar.

Otra de las oportunidades para fortalecer a la Superintendencia que se dejó pasar fue tener el control de las aduanas. “La Ley Aduanera Nacional hubiera incrementado los ingresos de inmediato, pero los importadores pusieron un recurso a algunos de sus artículos fundamentales que quedaron inconstitucionales y después el Presidente de la República le prorrogó su vigencia y la pospuso por dos años. La SAT ya no pudo accionar. Los importadores hicieron lo que quisieron frente a todos los avances que llevaban los auditores del comercio exterior, no se pudo cobrar nada. La Ley Aduanera Nacional hubiera entrado 50 años después que en otros países como parte básica del CAUCA y RECAUCA (Convenio de Servicios Aduaneros). Guatemala es el único país que quedaba sin una legislación sancionatoria a todas las infracciones de operaciones internacionales y nacionales, tanto de importación como de exportación. La ley aduanera fue prorrogada y varias veces hicieron la regulación más laxa que ayudó mucho al importador, yo diría que ahí perdió el norte la SAT”, recuerda Pape.

Atacar un sistema perverso

Según los entrevistados, fortalecer la SAT es una tarea difícil porque se encuentra rodeada de arenas movedizas. Afirman que la entidad no tiene fuerza, instrumentos o herramientas y no existe buena cultura tributaria. “El sistema mismo está perverso”, explica Pape.

La SAT debe ir encaminada a cumplir su deber como ente fiscalizador, explica el diputado Carlos Barreda.

“Cuando haya una investigación o denuncia o acciones que la SAT determinó por incumplimiento de obligaciones tributarias, debe ir tras ellos. Debe quitársele el registro de vehículos. Esto se ha convertido en un gran distractor de la función esencial de la SAT, porque deben estar fiscalizando no viendo chasises y placas. El 40 está por ciento del personal está destinado a atender el tema de vehículos. Esos son los temas que están en debate de la reforma para la administración tributaria en la actualidad en el Congreso”, reitera Barreda.

“Una de las ideas o soluciones es mantener al Superintendente interino actual hasta diciembre de 2017, mientras se reforma la Ley Orgánica, cambios externos como la inspectoría contralora del Directorio, reformas internas que tiene que ver con compras, fiscalización y aduana, pero se han detenido”, comenta Pape

“La SAT debe seguir el camino del Banco de Guatemala. Cuando se fortalezca la autonomía, entonces se verá la diferencia. No tiene que depender de una persona porque se puede dar un terrorismo fiscal. Pero si hay un Directorio integrado por colegiados, no se podría convertir en una amenaza. Otro problema es que el Ministerio de Finanzas no le da los recursos para funcionar. Está sin dinero. En la actualidad el Superintendente no le rinde cuentas al Directorio y esto debe cambiarse pronto”, agrega Montufar.

“Sencillamente la SAT debe ser un órgano colegiado y plural y con una comisión de postulación. El Directorio no debe ser corporativo, como la Junta Monetaria que reúne a los dueños de los bancos y funcionarios. El Directorio debe estar compuesto por gente experta, académica, con experiencia y sin responder a ningún interés sectorial. Debe continuar como está, pero dándole responsabilidad porque esa es su gran falla y asegurar la alternabilidad. Se debe respetar la carrera administrativa. Yo nunca llegué a ser titular, estuve 10 años como suplente y eso no fue correcto. Le falta al presidente del Directorio, que es el Ministro de Finanzas, poner reglas, disciplina y tareas al Directorio, además de darles un tiempo completo para que se dediquen a su función. Regresarlo a Finanzas es retroceder. El Directorio está a la libre. Funciona por medio  de una deliberación donde asisten los martes y los jueves dos horas y al salir se olvidan de lo analizado. El señor Ministro y el Superintendente no le informan a ninguno de los miembros del Directorio más allá de lo que tienen que ver en la agenda”, subraya Pape.

La discusión acerca de la reestructuración de la SAT seguirá durante varias semanas o meses, y aunque no resuelve el problema fiscal, parece que será el primer paso de este Gobierno para demostrar a las instituciones financieras internacionales y al resto de la comunidad extranjera y local, que empezó la renovación del ente recaudador, hoy tan desprestigiado.

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Reestructuración de la SAT no resuelve el problema fiscal

Allan Martinez
25 de febrero, 2016

Los cinco integrantes del Directorio de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), designados por el Presidente no incidirán en mucho para resolver los problemas de la institución, menos la deteriorada situación fiscal, la cual acentuó su crisis desde hace dos años, con el caso de defraudación conocido como la Línea y la red criminal de trabajadores que legalizaban carros robados, por mencionar los casos más recientes.

En la sesión plenaria de este jueves en el Congreso de la República se intentó botar los nombramientos del mandatario para un nuevo directorio de la SAT, integrado por Carlos Enrique Núñez Álvarez, Francisco Oscar Rolando Zetina, María Elena Ávila, Jorge Enrique Dávila y Donato Monzón Villatoro. “No tenemos nada en contra de ellas”, dijo el diputado de la UNE Carlos Barreda.

“Son personas honorables, pero creemos que responden a intereses del gobierno del expresidente Otto Pérez Molina”, dijo. Se necesitaba una mayoría calificada para dar marcha atrás en las designaciones, pero sólo 47 legisladores votaron a favor. La moción fue rechazada.

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Sin embargo, este nuevo Directorio tiene poca incidencia en las dificultades del ente recaudador. El rosario de problemas empieza por el nombramiento del nuevo Superintendente, asunto no resuelto porque está pendiente de resolverse un amparo planteado por Juan Francisco Solórzano Foppa, uno de la terna que fue rechazada por el Directorio el año pasado. Los otros dos participantes fueron: Alejandro Toro Maldonado y Jorge Vielman Deyet.

Mirada al interior

El puesto del Superintendente se encuentra en el ojo del huracán. Por un lado es nombrado y destituido por el Presidente de la República y en la actualidad no rinde ningún tipo de cuentas ni siquiera al Directorio de la SAT, que no tiene ninguna incidencia. Los expertos consultados mencionan que la figura de la cabeza de la SAT no es la responsable de la crisis que atraviesa la institución estos días.

“El problema de la SAT no tiene que ver ni con el Superintendente, ni con el Directorio, ni es administrativo; hay que verlo como un sistema tributario deteriorado y no se resuelve al arreglar la figura directiva. El problema es que hay otros engranajes, otras políticas, otras arenas, otras fuerzas a lo externo que mueven a la institución”, comenta Edgar Pape Yalibat, exmiembro del Directorio.

“El problema de la SAT es que no depende de la fortaleza de la institucionalidad, sino de la calidad de las personas y cuando hubo un Superintendente de alto nivel, la recaudación mejoró. Cuando los Directores trabajaron de una mejor forma, la recaudación subió y la estructura caminó mejor. Cuando nombraron a estas personas me preguntaron si iban a mejorar las cosas, yo dije: ´Escoba nueva barre mejor’, y ahorita cualquier cosa va a ser mejor trabajo, pero el otro punto es que si estas personas iban con el interés de trabajar, si podría darse que las cosas mejoren un poco, sin que eso implique que los problemas se resuelvan”, dice Abelardo Medina, representante del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI).

“Otro problema es el Registro Mercantil. Llora sangre, pues no hay coordinación con la SAT. Dejan pasar empresas de cartón. Existen montón de empresas que se les quiere ir a cobrar y no existen porque el registro los inventa. El liberalismo y neoliberalismo, esa actitud anti-Estado con medios de comunicación contra el Estado y de los servidores públicos. Ese individualismo ha llegado a los jueces y ponen recursos contra la SAT, y siempre  resuelve en favor del evasor, ellos siempre ganan. ¿Hay transparencia o corrupción, o es que ya la mentalidad y la actuación contra de la SAT está impregnada en casi medio mundo”, se pregunta Pape.

Cambios obligados

“El nombramiento del nuevo Directorio no resuelve nada. Hay que modificar la ley para que el Superintendente sea nombrado por el Directorio, igual que los intendentes para que haya una distribución de poder entre los intendentes y el Superintendente y que el Directorio tenga control de la administración. Hasta que eso no se haga, no se resuelve la situación. El Directorio, aunque tengan 25 personas, no va a cambiar la recaudación, porque no les dan las herramientas para cumplir con su objetivo”, explica Rodrigo Montufar, exmiembro del directorio.

El cambio de Directorio se dio por la vigencia del Decreto 13-2013, que reforma la Ley Orgánica de la SAT y ordena una primera transición en donde se deben sustituir a los dos directores titulares y los dos suplentes que tengan más antigüedad en el cargo.

“La renovación del Directorio está en la ley. El Presidente ya no nombró a los miembros del Directorio que salieron. Cuando el Gobierno actual decidió hacerlo, nombró tres titulares y dos suplentes y aunque el trámite fue un poco más largo por el sentir de la población, la petición fue renovar a todo el Directorio y por eso se hizo. Está todo basado en ley”, comenta Montúfar.

La SAT no encuentra tampoco una ruta porque flota en un vaivén de opiniones que proponen un retorno al Ministerio de Finanzas, en vez de establecer una lucha de contrapesos que haga funcionar a la institución adecuadamente. Sería un retroceso para el país eliminar a la entidad y un retroceso en cuanto a materia tributaria, aseguran los expertos

Otro de los problemas es, según Pape, el Congreso y su falta de comprensión en el tema tributario. “Leyes mal hechas por parte del Congreso de la República. Un Congreso que no entiende la ley tributaria. Las hacen mal. En 2015 tres leyes que tenían que ser independientes las metieron al presupuesto. 4 y 10 de 2012, las cuales recibieron 150 impugnaciones en la Corte de Constitucionalidad. La administración tributaria solo aplica la ley. Si la ley viene mal, le genera problemas al ejecutivo”, agrega.

Se libra un pulso

El puesto de la SAT es uno de los más codiciados por los gobiernos de turno y la pelea por convertirlo en una entidad autónoma, es el pulso que se libra en el Congreso. Una de las propuestas es que el Superintendente esté dos años del final del gobierno y dos del inicio del siguiente.

“El Superintendente tiene mucho poder político, pues nombra intendentes., quita y pone gente y al hacer eso desestabiliza a una institución que debe tener mucha estabilidad laboral y técnica. Si el Superintendente se mezcla con la clase política, va a contaminar políticamente a la institución y por eso habrá nombramientos que no son calificados,  son políticos. Eso puede dañar a una institución tan técnica como la SAT”, reitera Montúfar.

Otra de las oportunidades para fortalecer a la Superintendencia que se dejó pasar fue tener el control de las aduanas. “La Ley Aduanera Nacional hubiera incrementado los ingresos de inmediato, pero los importadores pusieron un recurso a algunos de sus artículos fundamentales que quedaron inconstitucionales y después el Presidente de la República le prorrogó su vigencia y la pospuso por dos años. La SAT ya no pudo accionar. Los importadores hicieron lo que quisieron frente a todos los avances que llevaban los auditores del comercio exterior, no se pudo cobrar nada. La Ley Aduanera Nacional hubiera entrado 50 años después que en otros países como parte básica del CAUCA y RECAUCA (Convenio de Servicios Aduaneros). Guatemala es el único país que quedaba sin una legislación sancionatoria a todas las infracciones de operaciones internacionales y nacionales, tanto de importación como de exportación. La ley aduanera fue prorrogada y varias veces hicieron la regulación más laxa que ayudó mucho al importador, yo diría que ahí perdió el norte la SAT”, recuerda Pape.

Atacar un sistema perverso

Según los entrevistados, fortalecer la SAT es una tarea difícil porque se encuentra rodeada de arenas movedizas. Afirman que la entidad no tiene fuerza, instrumentos o herramientas y no existe buena cultura tributaria. “El sistema mismo está perverso”, explica Pape.

La SAT debe ir encaminada a cumplir su deber como ente fiscalizador, explica el diputado Carlos Barreda.

“Cuando haya una investigación o denuncia o acciones que la SAT determinó por incumplimiento de obligaciones tributarias, debe ir tras ellos. Debe quitársele el registro de vehículos. Esto se ha convertido en un gran distractor de la función esencial de la SAT, porque deben estar fiscalizando no viendo chasises y placas. El 40 está por ciento del personal está destinado a atender el tema de vehículos. Esos son los temas que están en debate de la reforma para la administración tributaria en la actualidad en el Congreso”, reitera Barreda.

“Una de las ideas o soluciones es mantener al Superintendente interino actual hasta diciembre de 2017, mientras se reforma la Ley Orgánica, cambios externos como la inspectoría contralora del Directorio, reformas internas que tiene que ver con compras, fiscalización y aduana, pero se han detenido”, comenta Pape

“La SAT debe seguir el camino del Banco de Guatemala. Cuando se fortalezca la autonomía, entonces se verá la diferencia. No tiene que depender de una persona porque se puede dar un terrorismo fiscal. Pero si hay un Directorio integrado por colegiados, no se podría convertir en una amenaza. Otro problema es que el Ministerio de Finanzas no le da los recursos para funcionar. Está sin dinero. En la actualidad el Superintendente no le rinde cuentas al Directorio y esto debe cambiarse pronto”, agrega Montufar.

“Sencillamente la SAT debe ser un órgano colegiado y plural y con una comisión de postulación. El Directorio no debe ser corporativo, como la Junta Monetaria que reúne a los dueños de los bancos y funcionarios. El Directorio debe estar compuesto por gente experta, académica, con experiencia y sin responder a ningún interés sectorial. Debe continuar como está, pero dándole responsabilidad porque esa es su gran falla y asegurar la alternabilidad. Se debe respetar la carrera administrativa. Yo nunca llegué a ser titular, estuve 10 años como suplente y eso no fue correcto. Le falta al presidente del Directorio, que es el Ministro de Finanzas, poner reglas, disciplina y tareas al Directorio, además de darles un tiempo completo para que se dediquen a su función. Regresarlo a Finanzas es retroceder. El Directorio está a la libre. Funciona por medio  de una deliberación donde asisten los martes y los jueves dos horas y al salir se olvidan de lo analizado. El señor Ministro y el Superintendente no le informan a ninguno de los miembros del Directorio más allá de lo que tienen que ver en la agenda”, subraya Pape.

La discusión acerca de la reestructuración de la SAT seguirá durante varias semanas o meses, y aunque no resuelve el problema fiscal, parece que será el primer paso de este Gobierno para demostrar a las instituciones financieras internacionales y al resto de la comunidad extranjera y local, que empezó la renovación del ente recaudador, hoy tan desprestigiado.

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