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¿Qué le espera al próximo gobierno en cuanto a la economía?

Redacción República
16 de septiembre, 2015

Son muchos los retos que el gobierno que tome posesión el 14 de enero 2016 tendrá, uno de ellos es la situación económica que recibirá del desgastado gobierno del Partido Patriota.

Algo a su favor es que  tendrá un panorama macroeconómico estable. Según Clynton R. López, de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), la economía guatemalteca tiene una tradición de ser poco volátil.

El crecimiento trimestral interanual del PIB de Guatemala desde el año 2001 ha sido estable por arriba del 3.5%. La volatilidad promedio del PIB de Guatemala ha sido prácticamente insignificante en los últimos 15 años. Se puede inferir macroeconómicamente que todo continuará igual.

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En cuanto a la economía mundial, López señala que  Guatemala sigue, a pesar de que hay otros actores importantes en el mundo, vinculada de manera significativa a la economía de Estados Unidos.

El 27 de agosto el Bureau of Economic Analysis publicó las cifras revisadas del crecimiento del PIB de Estados Unidos en el segundo trimestre de 2015. Revisó al alza la cifra de un 2.3% preliminar a una cifra revisada de 3.7%. Esto significa 1.4% más de lo estimado.

Luego de que el primer trimestre de 2015 se reportara a penas un crecimiento de 0.6% cifra revisada. López considera que esta también es una referencia de la estabilidad de la economía guatemalteca en relación al país vecino.

“Independientemente de la desaceleración de China, de que la Eurozona no termina de despegar en crecimiento, el fracaso de QE de Japón, el crecimiento acelerado de Estados Unidos es una buena noticia para Guatemala”, finaliza.

La crisis empieza a afectar la economía

Erick Coyoy, exministro de Economía, viceministro Finanzas Públicas y catedrático universitario, no es tan optimista en cuanto a la economía para nuestro país en el año que viene. Mucho se ha especulado acerca de cómo la crisis política que ha vivido Guatemala en los últimos meses le puede afectar.

Coyoy dice que si bien el crecimiento económico se mantiene estable y han subido las exportaciones, es de anotar que desde julio hay una caída en las importaciones por lo que también están cayendo los bienes de capital, la inversión productiva como maquinaria, insumos, tecnología, entre otras.

El experto considera que con todo esto el crecimiento económico se va a ver afectado, por lo que la idea de que la crisis política no influye en el crecimiento debe repensarse. “El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) del Banco de Guatemala (Banguat) ha estado mostrando claramente la tendencia hacia la baja. Este mes de julio estaba en 3.9% mientras que en el 2014 en el mismo mes estaba en 4.8%”, señala.

El próximo gobierno tendrá que seguir trabajando con el régimen que se aprobó con la reforma tributaria, que para Coyoy fue un cambio negativo por lo que la recaudación de los principales impuestos ha ido cayendo cada vez más. “Sin embargo, no se puede pensar en hacer otra reforma en el corto plazo, no sería realista”, dice.

Algo que han visto los analistas y expertos como Coyoy ha sido un optimismo sin fundamento en las autoridades de Finanzas. Se espera que el próximo gobierno sea más realista porque el panorama se pinta “desolador” según Coyoy.

“No tomar en cuenta los datos reales trae consecuencias negativas como un presupuesto desfinanciado, brecha fiscal, necesidad de adquirir deuda y no poder cumplir ni con el pago de salarios”, expone.

El presupuesto que recibirán

El próximo gobierno tendrá serios problemas para financiar sus planes de trabajo, es decir, sus promesas de campaña. La propuesta de Presupuesto de ingresos y egresos del país para el 2016 asciende a Q72,430 millones.

En el marco del proceso electoral, el Instituto Centroamericanos de Estudios Fiscales (Icefi) considera que los partidos políticos finalistas de la elección presidencial deben debatir públicamente sobre el presupuesto 2016. Además tomar conciencia de la importancia de resolver las debilidades y los desafíos que plantea el proyecto propuesto por el Ejecutivo.

Asimismo, es importante que la ciudadanía demande un debate abierto, como una medida para promover un primer año de gestión del nuevo gobierno con una orientación hacia una fiscalidad pública más sana y efectiva para el desarrollo integral y la solución de los graves problemas sociales de Guatemala.

Según Ricardo Barrientos, del Icefi, el proyecto de presupuesto plantea un escenario fiscal más bien sombrío para el primer año del nuevo gobierno, originado principalmente por debilidades en la administración tributaria, insuficiencia en los ingresos fiscales y necesidad urgente de una agenda creíble de transparencia fiscal.

Coyoy resalta el hecho de que en dicho proyecto hay un rubro de Q1,710 programados para amortizar el costo de la deuda monetaria o pérdidas netas del Banguat, que en esta administración no se cumplió en ninguno de los años y se reorientó a gasto clientelar y político.

“Eso podría pasar otra vez. Los candidatos en contienda deben decidir si quieren usar ese rubro como hasta ahora, o si están dispuestos a sacrificar los beneficios de corto plazo y pensar en una sustentabilidad de la política fiscal a mediano y largo plazo”, finaliza.

Se necesita más recaudación

Según un análisis del Icefi, por el lado del presupuesto de ingresos la proyección de los tributarios  es de Q 54,600 millones millardos e identifican dos componentes: una proyección técnica de Q 53,100 millardos, el cual a criterio del Icefi es una proyección creíble y sustentada.

Por otro lado, los Q 1,500 millones restantes pueden interpretarse como la recaudación adicional que se lograría si el nuevo gobierno consigue implementar un plan efectivo para la recuperación de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), luego de la crisis del caso La línea.

Sin embargo Barrientos advierte que, aunque prácticamente todos los partidos políticos que presentaron propuestas de planes de gobierno en el proceso electoral consideraron prioritaria la recuperación de la SAT, no incluyeron planes específicos de cómo lograrlo.

“Esta ambigüedad en las propuestas de planes de gobierno hace que la proyección de Q 1.5 millardos adicionales por la recuperación de la SAT pueda resultar excesivamente ambiciosa”, sostiene Barrientos. El analista lamenta que estas proyecciones técnicas permiten prever que la tendencia de caída de la carga tributaria continuará en 2016.

Sin créditos hay desbalance

Según el mismo análisis, el déficit fiscal previsto en el proyecto de presupuesto para 2016 es de Q 10 mil millones, equivalentes al 1.9% del PIB. Para Icefi esto es preocupante porque el financiamiento de este déficit muestra un desequilibrio significativo, ya que se cubriría en un 93% con bonos del Tesoro, 3% con préstamos externos y 4% con recursos de caja.

El nuevo gobierno tendrá problemas para obtener préstamos con entidades internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidades que han condicionado los créditos.

Barrientos considera que la ausencia de financiamiento con préstamos externos en condiciones blandas puede tener efectos macroeconómicos adversos y encarecimiento del crédito público, “lo cual refleja la desconfianza de la banca multilateral de desarrollo, generada por los escándalos recientes por corrupción”.

Quien quiera que gane la presidencia en la segunda vuelta, deberá actuar con prontitud. Barrientos señala que el nuevo gobierno debe buscar con urgencia recuperar el equilibrio en la estructura del financiamiento del déficit fiscal por medio de una agenda creíble de transparencia y combate a la corrupción, así como un plan efectivo para recuperar la SAT.

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¿Qué le espera al próximo gobierno en cuanto a la economía?

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16 de septiembre, 2015

Son muchos los retos que el gobierno que tome posesión el 14 de enero 2016 tendrá, uno de ellos es la situación económica que recibirá del desgastado gobierno del Partido Patriota.

Algo a su favor es que  tendrá un panorama macroeconómico estable. Según Clynton R. López, de la Universidad Francisco Marroquín (UFM), la economía guatemalteca tiene una tradición de ser poco volátil.

El crecimiento trimestral interanual del PIB de Guatemala desde el año 2001 ha sido estable por arriba del 3.5%. La volatilidad promedio del PIB de Guatemala ha sido prácticamente insignificante en los últimos 15 años. Se puede inferir macroeconómicamente que todo continuará igual.

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En cuanto a la economía mundial, López señala que  Guatemala sigue, a pesar de que hay otros actores importantes en el mundo, vinculada de manera significativa a la economía de Estados Unidos.

El 27 de agosto el Bureau of Economic Analysis publicó las cifras revisadas del crecimiento del PIB de Estados Unidos en el segundo trimestre de 2015. Revisó al alza la cifra de un 2.3% preliminar a una cifra revisada de 3.7%. Esto significa 1.4% más de lo estimado.

Luego de que el primer trimestre de 2015 se reportara a penas un crecimiento de 0.6% cifra revisada. López considera que esta también es una referencia de la estabilidad de la economía guatemalteca en relación al país vecino.

“Independientemente de la desaceleración de China, de que la Eurozona no termina de despegar en crecimiento, el fracaso de QE de Japón, el crecimiento acelerado de Estados Unidos es una buena noticia para Guatemala”, finaliza.

La crisis empieza a afectar la economía

Erick Coyoy, exministro de Economía, viceministro Finanzas Públicas y catedrático universitario, no es tan optimista en cuanto a la economía para nuestro país en el año que viene. Mucho se ha especulado acerca de cómo la crisis política que ha vivido Guatemala en los últimos meses le puede afectar.

Coyoy dice que si bien el crecimiento económico se mantiene estable y han subido las exportaciones, es de anotar que desde julio hay una caída en las importaciones por lo que también están cayendo los bienes de capital, la inversión productiva como maquinaria, insumos, tecnología, entre otras.

El experto considera que con todo esto el crecimiento económico se va a ver afectado, por lo que la idea de que la crisis política no influye en el crecimiento debe repensarse. “El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) del Banco de Guatemala (Banguat) ha estado mostrando claramente la tendencia hacia la baja. Este mes de julio estaba en 3.9% mientras que en el 2014 en el mismo mes estaba en 4.8%”, señala.

El próximo gobierno tendrá que seguir trabajando con el régimen que se aprobó con la reforma tributaria, que para Coyoy fue un cambio negativo por lo que la recaudación de los principales impuestos ha ido cayendo cada vez más. “Sin embargo, no se puede pensar en hacer otra reforma en el corto plazo, no sería realista”, dice.

Algo que han visto los analistas y expertos como Coyoy ha sido un optimismo sin fundamento en las autoridades de Finanzas. Se espera que el próximo gobierno sea más realista porque el panorama se pinta “desolador” según Coyoy.

“No tomar en cuenta los datos reales trae consecuencias negativas como un presupuesto desfinanciado, brecha fiscal, necesidad de adquirir deuda y no poder cumplir ni con el pago de salarios”, expone.

El presupuesto que recibirán

El próximo gobierno tendrá serios problemas para financiar sus planes de trabajo, es decir, sus promesas de campaña. La propuesta de Presupuesto de ingresos y egresos del país para el 2016 asciende a Q72,430 millones.

En el marco del proceso electoral, el Instituto Centroamericanos de Estudios Fiscales (Icefi) considera que los partidos políticos finalistas de la elección presidencial deben debatir públicamente sobre el presupuesto 2016. Además tomar conciencia de la importancia de resolver las debilidades y los desafíos que plantea el proyecto propuesto por el Ejecutivo.

Asimismo, es importante que la ciudadanía demande un debate abierto, como una medida para promover un primer año de gestión del nuevo gobierno con una orientación hacia una fiscalidad pública más sana y efectiva para el desarrollo integral y la solución de los graves problemas sociales de Guatemala.

Según Ricardo Barrientos, del Icefi, el proyecto de presupuesto plantea un escenario fiscal más bien sombrío para el primer año del nuevo gobierno, originado principalmente por debilidades en la administración tributaria, insuficiencia en los ingresos fiscales y necesidad urgente de una agenda creíble de transparencia fiscal.

Coyoy resalta el hecho de que en dicho proyecto hay un rubro de Q1,710 programados para amortizar el costo de la deuda monetaria o pérdidas netas del Banguat, que en esta administración no se cumplió en ninguno de los años y se reorientó a gasto clientelar y político.

“Eso podría pasar otra vez. Los candidatos en contienda deben decidir si quieren usar ese rubro como hasta ahora, o si están dispuestos a sacrificar los beneficios de corto plazo y pensar en una sustentabilidad de la política fiscal a mediano y largo plazo”, finaliza.

Se necesita más recaudación

Según un análisis del Icefi, por el lado del presupuesto de ingresos la proyección de los tributarios  es de Q 54,600 millones millardos e identifican dos componentes: una proyección técnica de Q 53,100 millardos, el cual a criterio del Icefi es una proyección creíble y sustentada.

Por otro lado, los Q 1,500 millones restantes pueden interpretarse como la recaudación adicional que se lograría si el nuevo gobierno consigue implementar un plan efectivo para la recuperación de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT), luego de la crisis del caso La línea.

Sin embargo Barrientos advierte que, aunque prácticamente todos los partidos políticos que presentaron propuestas de planes de gobierno en el proceso electoral consideraron prioritaria la recuperación de la SAT, no incluyeron planes específicos de cómo lograrlo.

“Esta ambigüedad en las propuestas de planes de gobierno hace que la proyección de Q 1.5 millardos adicionales por la recuperación de la SAT pueda resultar excesivamente ambiciosa”, sostiene Barrientos. El analista lamenta que estas proyecciones técnicas permiten prever que la tendencia de caída de la carga tributaria continuará en 2016.

Sin créditos hay desbalance

Según el mismo análisis, el déficit fiscal previsto en el proyecto de presupuesto para 2016 es de Q 10 mil millones, equivalentes al 1.9% del PIB. Para Icefi esto es preocupante porque el financiamiento de este déficit muestra un desequilibrio significativo, ya que se cubriría en un 93% con bonos del Tesoro, 3% con préstamos externos y 4% con recursos de caja.

El nuevo gobierno tendrá problemas para obtener préstamos con entidades internacionales como el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entidades que han condicionado los créditos.

Barrientos considera que la ausencia de financiamiento con préstamos externos en condiciones blandas puede tener efectos macroeconómicos adversos y encarecimiento del crédito público, “lo cual refleja la desconfianza de la banca multilateral de desarrollo, generada por los escándalos recientes por corrupción”.

Quien quiera que gane la presidencia en la segunda vuelta, deberá actuar con prontitud. Barrientos señala que el nuevo gobierno debe buscar con urgencia recuperar el equilibrio en la estructura del financiamiento del déficit fiscal por medio de una agenda creíble de transparencia y combate a la corrupción, así como un plan efectivo para recuperar la SAT.

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