Ya se ha empezado a hablar acerca del Presupuesto de ingresos y egresos que se propondrá para el 2016. Según dio a conocer el ministro de Finanzas Públicas, Dorval Carías, el nuevo techo podría ser Q72 mil 955 millones.
A partir de allí empezará la discusión acerca de cómo se financiará dicho presupuesto, cuál será la meta fiscal y cuáles serán las asignaciones presupuestarias. Carías declaró que además de la recaudación se tienen contemplados dos préstamos, uno con el Banco Mundial de US$300 millones y otro con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de US$250 millones.
Sin embargo, Oscar Avalle, representante del Banco Mundial (BM) en Guatemala, dijo a los medios que la aprobación de préstamos para Guatemala está suspendida por el momento. “Es verdad que este año no vamos a dar préstamos de apoyo presupuestario. Las condiciones tienen que estar dar dadas a través de una reforma profunda de Superintendencia de Administración Tributaria (SAT)”, dijo.
El argentino agregó que ya están apoyando y empezando a trabajar en dicha reforma del ente recaudador, también se trabajará porque el gasto sea transparente.
¿Cómo va el presupuesto actual?
Sin embargo, el presupuesto actual todavía debe terminar de ser ejecutado aunque no hay recursos suficientes. Hasta julio pasado hubo un déficit fiscal (lo que no se pudo recaudar) de Q2 mil 700 millones. El Presupuesto general para el 2015 es de Q70 mil 600 millones.
El jefe interino de la SAT, Francisco Rivera Escobar, en una reunión en el Congreso estimó que al terminar este año la recaudación no llegaría a Q54 mil 701.1 millones, como se había estimado, sino solo a Q52 mil millones.
No obstante, si la recaudación sigue el comportamiento que se ha visto, el monto podría ser mayor pues solo en el primer semestre llegó a Q2 mil 255 millones y podría incluso pasar los Q4 mil millones.
A la luz de nuevas informaciones, se puede deducir que una parte de las brechas de este año y de los dos anteriores fue provocada por actos de corrupción.
Los informes del ente investigador incluso han detallado que cuando los defraudadores pensaban que podrían ser detectados, manipulaban las cifras oficiales de recaudación. Esa estructura criminal tenía tal poder, que manipulaban las cifras para bajar y subir los resultados.
Iván Velásquez, jefe de la CICIG, en uno de sus reportes indicó que cuando fueron capturados los integrantes de La Línea en abril pasado, tenían la intención de elevar momentáneamente las cifras de recaudación, se cree que para no llamar la atención. “Con una pretendida función de elevar los ingresos, lo que existía era una justificación grave de la corrupción que esta estructura generaba”, señaló Iván Velásquez, jefe de la CICIG.
Es fácil darse cuenta por qué no se ha llegado a las metas fiscales desde 2012. Aunque se han dado cifras tentativas de cuánto robaron los miembros de esta estructura, Velásquez declaró que eso no se ha podido establecer. Aseguró que expertos financieros están trabajando en eso pero dio a entender que era una tarea difícil.
Restan importancia a la defraudación
Sin mencionar lo denunciado por la CICIG, Rivera tiene explicaciones para la poca recaudación de este año. Ha remarcado que solo por el impuesto a la telefonía que fue suspendido provisionalmente por resolución de la Corte de Constitucionalidad, se recaudó Q1,200 millones menos. También informó de otros factores, como el precio de los combustibles, reducción la captación de aranceles y la apreciación del quetzal respecto al dólar.
Maúl considera que mientras no se comprenda los alcances y tipo de problemas que pueden ser encargados a burocracia pública, en vano se asigna presupuesto a proyectos y programas que, simplemente, son imposibles de planificar, ejecutar, monitorear y evaluar desde el sector público. “Salvo, claro está, para quienes defendiendo ese tipo de gastos se enriquecen a la sombra del presupuesto público”, opina.
Un saco roto que hay que remendar
La investigadora del CIEN Irene Flores señala que el problema no son los ingresos sino que el presupuesto es “un saco roto y poco llega al a población”.
Flores considera que además de que en la etapa de formulación presupuestaria existe una excesiva rigidez, la situación se ve agravada por los pactos colectivos de condiciones de trabajo que se negocian prácticamente sin tomar en cuenta su impacto financiero.
Flores añadió que un desafío adicional es el uso político que se hace de la Comisión para la Ejecución Presupuestaria, la cual es la encargada de la asignación de las cuotas financieras.
Dijo además que existe desorden en el registro contable y algunas obligaciones financieras pasan de un año a otro, lo que implica que no toda deuda se traslade ordenadamente al siguiente ejercicio fiscal en el proceso de formulación, de donde surge la deuda flotante.
¿Hay soluciones a la vista?
En cuanto al gasto público el CIEN recomienda, entre otras cosas, disminuir gradualmente los gastos con destinos específicos. Se debe también implementar controles en los sistemas financieros del Estado para ordenar el registro de las transacciones, mejorar la integridad y confiabilidad de la información y mejorar la calidad de los estados financieros del Estado.
Agregan que se debe continuar con la implementación definitiva de la Gestión por Resultados y diseñar e implementar sistemas de gestión institucional orientados a la reducción del gasto.
Maúl advierte que mientras el manejo del gasto público siga respondiendo a consideraciones políticas, a los intereses económicos de quienes están en el poder, al pago de deudas de campaña, o a las exigencias sin límite de la dirigencia sindical pública, todo seguirá igual que siempre: abundancia para los políticos y sus aliados y pobreza para el pueblo.
Por esa razón, incluso sería hasta positivo que no se le otorguen más préstamos externos a Guatemala. “Si tienen dinero pueden gastar y por lo tanto el déficit seguirá subiendo. Si no lo consiguen, se tienen que conformar con lo que hay y así gastarían menos”, opina Maúl.
Se tiene previsto que este panorama se vaya aclarando hasta después de la primera vuelta de las Elecciones Generales, luego del 6 de septiembre, cuando inicie la discusión para el presupuesto para el 2016 en el Congreso de la República.
Según su análisis, considera que la falta de financiamiento no afectaría al ciudadano común, en cambio el endeudamiento sí aunque a un plazo más largo. “Cuando hay dinero de todos maneras no recibe nada, porque se desvía a otros destinos. Al tenerlo, esta situación no cambia”, dice.
Los ciudadanos no deben dejarse convencer de que las deudas son para su beneficio, porque no son para invertir en ellos.
Ya se ha empezado a hablar acerca del Presupuesto de ingresos y egresos que se propondrá para el 2016. Según dio a conocer el ministro de Finanzas Públicas, Dorval Carías, el nuevo techo podría ser Q72 mil 955 millones.
A partir de allí empezará la discusión acerca de cómo se financiará dicho presupuesto, cuál será la meta fiscal y cuáles serán las asignaciones presupuestarias. Carías declaró que además de la recaudación se tienen contemplados dos préstamos, uno con el Banco Mundial de US$300 millones y otro con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de US$250 millones.
Sin embargo, Oscar Avalle, representante del Banco Mundial (BM) en Guatemala, dijo a los medios que la aprobación de préstamos para Guatemala está suspendida por el momento. “Es verdad que este año no vamos a dar préstamos de apoyo presupuestario. Las condiciones tienen que estar dar dadas a través de una reforma profunda de Superintendencia de Administración Tributaria (SAT)”, dijo.
El argentino agregó que ya están apoyando y empezando a trabajar en dicha reforma del ente recaudador, también se trabajará porque el gasto sea transparente.
¿Cómo va el presupuesto actual?
Sin embargo, el presupuesto actual todavía debe terminar de ser ejecutado aunque no hay recursos suficientes. Hasta julio pasado hubo un déficit fiscal (lo que no se pudo recaudar) de Q2 mil 700 millones. El Presupuesto general para el 2015 es de Q70 mil 600 millones.
El jefe interino de la SAT, Francisco Rivera Escobar, en una reunión en el Congreso estimó que al terminar este año la recaudación no llegaría a Q54 mil 701.1 millones, como se había estimado, sino solo a Q52 mil millones.
No obstante, si la recaudación sigue el comportamiento que se ha visto, el monto podría ser mayor pues solo en el primer semestre llegó a Q2 mil 255 millones y podría incluso pasar los Q4 mil millones.
A la luz de nuevas informaciones, se puede deducir que una parte de las brechas de este año y de los dos anteriores fue provocada por actos de corrupción.
Los informes del ente investigador incluso han detallado que cuando los defraudadores pensaban que podrían ser detectados, manipulaban las cifras oficiales de recaudación. Esa estructura criminal tenía tal poder, que manipulaban las cifras para bajar y subir los resultados.
Iván Velásquez, jefe de la CICIG, en uno de sus reportes indicó que cuando fueron capturados los integrantes de La Línea en abril pasado, tenían la intención de elevar momentáneamente las cifras de recaudación, se cree que para no llamar la atención. “Con una pretendida función de elevar los ingresos, lo que existía era una justificación grave de la corrupción que esta estructura generaba”, señaló Iván Velásquez, jefe de la CICIG.
Es fácil darse cuenta por qué no se ha llegado a las metas fiscales desde 2012. Aunque se han dado cifras tentativas de cuánto robaron los miembros de esta estructura, Velásquez declaró que eso no se ha podido establecer. Aseguró que expertos financieros están trabajando en eso pero dio a entender que era una tarea difícil.
Restan importancia a la defraudación
Sin mencionar lo denunciado por la CICIG, Rivera tiene explicaciones para la poca recaudación de este año. Ha remarcado que solo por el impuesto a la telefonía que fue suspendido provisionalmente por resolución de la Corte de Constitucionalidad, se recaudó Q1,200 millones menos. También informó de otros factores, como el precio de los combustibles, reducción la captación de aranceles y la apreciación del quetzal respecto al dólar.
Maúl considera que mientras no se comprenda los alcances y tipo de problemas que pueden ser encargados a burocracia pública, en vano se asigna presupuesto a proyectos y programas que, simplemente, son imposibles de planificar, ejecutar, monitorear y evaluar desde el sector público. “Salvo, claro está, para quienes defendiendo ese tipo de gastos se enriquecen a la sombra del presupuesto público”, opina.
Un saco roto que hay que remendar
La investigadora del CIEN Irene Flores señala que el problema no son los ingresos sino que el presupuesto es “un saco roto y poco llega al a población”.
Flores considera que además de que en la etapa de formulación presupuestaria existe una excesiva rigidez, la situación se ve agravada por los pactos colectivos de condiciones de trabajo que se negocian prácticamente sin tomar en cuenta su impacto financiero.
Flores añadió que un desafío adicional es el uso político que se hace de la Comisión para la Ejecución Presupuestaria, la cual es la encargada de la asignación de las cuotas financieras.
Dijo además que existe desorden en el registro contable y algunas obligaciones financieras pasan de un año a otro, lo que implica que no toda deuda se traslade ordenadamente al siguiente ejercicio fiscal en el proceso de formulación, de donde surge la deuda flotante.
¿Hay soluciones a la vista?
En cuanto al gasto público el CIEN recomienda, entre otras cosas, disminuir gradualmente los gastos con destinos específicos. Se debe también implementar controles en los sistemas financieros del Estado para ordenar el registro de las transacciones, mejorar la integridad y confiabilidad de la información y mejorar la calidad de los estados financieros del Estado.
Agregan que se debe continuar con la implementación definitiva de la Gestión por Resultados y diseñar e implementar sistemas de gestión institucional orientados a la reducción del gasto.
Maúl advierte que mientras el manejo del gasto público siga respondiendo a consideraciones políticas, a los intereses económicos de quienes están en el poder, al pago de deudas de campaña, o a las exigencias sin límite de la dirigencia sindical pública, todo seguirá igual que siempre: abundancia para los políticos y sus aliados y pobreza para el pueblo.
Por esa razón, incluso sería hasta positivo que no se le otorguen más préstamos externos a Guatemala. “Si tienen dinero pueden gastar y por lo tanto el déficit seguirá subiendo. Si no lo consiguen, se tienen que conformar con lo que hay y así gastarían menos”, opina Maúl.
Se tiene previsto que este panorama se vaya aclarando hasta después de la primera vuelta de las Elecciones Generales, luego del 6 de septiembre, cuando inicie la discusión para el presupuesto para el 2016 en el Congreso de la República.
Según su análisis, considera que la falta de financiamiento no afectaría al ciudadano común, en cambio el endeudamiento sí aunque a un plazo más largo. “Cuando hay dinero de todos maneras no recibe nada, porque se desvía a otros destinos. Al tenerlo, esta situación no cambia”, dice.
Los ciudadanos no deben dejarse convencer de que las deudas son para su beneficio, porque no son para invertir en ellos.