La caída de las reservas del Banco Central argentino reavivó las tensiones entre los productores agrarios y el gobierno, que los acusa de ‘avaros’ por retener sus cosechas con fines especulativos, tras una fuerte devaluación.
El jefe de Gabinete de ministros, Jorge Capitanich, aseguró que los productores, principalmente los de soja, ‘amarrocan’ (retienen) sus cosechas en vez de venderlas, conducta que consideró ‘raya en la avaricia’.
Las patronales agrarias devolvieron el golpe al acusar al gobierno de derrochar las reservas y reclamaron la reducción de los impuestos a las exportaciones, eje de una disputa que lleva años.
Según estimaciones oficiales, los productores mantienen millones de toneladas de soja en silobolsas, equivalentes a unos 4.000 millones de dólares.
Su venta al exterior traería dólares genuinos a un país urgido por acrecentar sus reservas, que tocaron su nivel más bajo en años (unos 28.500 millones de dólares) debido al pago de deuda externa, la importación de energía y los esfuerzos por administrar la venta de dólares reabierta con fuertes restricciones a los ahorristas luego del cepo impuesto en 2011.
Como agua entre los dedos
El peso acumula una caída de 38,7% en los últimos 13 meses y 18% en lo que va del año mientras la inflación, según estimaciones privadas, se ubica en torno al 30% anual.
El peso cerró el viernes a 8,02 pesos por dólar, aunque cotizó 12,65 en el mercado informal.
‘¿Quién puede confiar en un peso que se hace agua en las manos?’, replicó el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere, en representación de los grandes productores del campo.
‘El productor sabe que es un acto de responsabilidad y necesidad ir vendiendo a medida de que se necesita. El grano siempre va a mantener una relación entre los insumos, sueldos e impuestos a pagar’, dijo este sábado a Radio Mitre.
El dirigente acusó al gobierno de ‘derrochar’ las reservas y consideró que ‘se sigue equivocando en ubicar como enemigo al campo’.
Vieja disputa
El gobierno de Cristina Kirchner mantiene una vieja disputa con el sector agropecuario debido los impuestos a las exportaciones, que alcanzan el 35% en el caso de la soja, de la que el país es uno de los principales productores del mundo.
En 2008 un intento por elevar la presión impositiva derivó en una ola de huelgas de las patronales agropecuarias que lograron torcerle el brazo al gobierno, que se vio obligado a dar marcha atrás.
Desde entonces el sector brega por una reducción de las llamadas ‘retenciones’ a las exportaciones agrarias, que en 2013 representaron unos 25.000 millones de dólares.
Días atrás, el ministro de Economía, Axel Kicillof, conminó a los productores agrarios a que ‘hagan su trabajo y exporten’ en vez de ‘presionar para una devaluación’.
‘Nunca pedimos una devaluación’, aseguró Etchevehere, quien subrayó que ‘sacando las retenciones nos devuelven competitividad’.
Según el dirigente, desde 2003 el sector agropecuario aportó unos 69.000 millones de dólares a través de este impuesto.
‘¿Qué hicieron con esa plata? El gobierno ha derrochado y ahora está ajustando al cambiar el tipo de dólar. Ya sabemos lo que es el ajuste: mas inflación’, dijo.
El problema es la inflación
Más allá de las diferencias entre el gobierno y los productores, el problema de fondo es la inflación, estimó un análisis del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea, divulgado este sábado.
Según el Ieral si el gobierno quiere lograr que los productores liquiden sus cosechas deberá ‘convencer a los actores económicos que el tipo de cambio ha convergido a un nivel de equilibrio y mostrar que se encuentra en marcha un plan consistente e integral para bajar la inflación en los próximos meses’.
‘De lo contrario, la comercialización (de granos) en estos próximos meses puede asemejarse más a la observada en los últimos meses y no a la seguramente deseada por el gobierno’, auguró.
La caída de las reservas del Banco Central argentino reavivó las tensiones entre los productores agrarios y el gobierno, que los acusa de ‘avaros’ por retener sus cosechas con fines especulativos, tras una fuerte devaluación.
El jefe de Gabinete de ministros, Jorge Capitanich, aseguró que los productores, principalmente los de soja, ‘amarrocan’ (retienen) sus cosechas en vez de venderlas, conducta que consideró ‘raya en la avaricia’.
Las patronales agrarias devolvieron el golpe al acusar al gobierno de derrochar las reservas y reclamaron la reducción de los impuestos a las exportaciones, eje de una disputa que lleva años.
Según estimaciones oficiales, los productores mantienen millones de toneladas de soja en silobolsas, equivalentes a unos 4.000 millones de dólares.
Su venta al exterior traería dólares genuinos a un país urgido por acrecentar sus reservas, que tocaron su nivel más bajo en años (unos 28.500 millones de dólares) debido al pago de deuda externa, la importación de energía y los esfuerzos por administrar la venta de dólares reabierta con fuertes restricciones a los ahorristas luego del cepo impuesto en 2011.
Como agua entre los dedos
El peso acumula una caída de 38,7% en los últimos 13 meses y 18% en lo que va del año mientras la inflación, según estimaciones privadas, se ubica en torno al 30% anual.
El peso cerró el viernes a 8,02 pesos por dólar, aunque cotizó 12,65 en el mercado informal.
‘¿Quién puede confiar en un peso que se hace agua en las manos?’, replicó el titular de la Sociedad Rural Argentina, Luis Etchevehere, en representación de los grandes productores del campo.
‘El productor sabe que es un acto de responsabilidad y necesidad ir vendiendo a medida de que se necesita. El grano siempre va a mantener una relación entre los insumos, sueldos e impuestos a pagar’, dijo este sábado a Radio Mitre.
El dirigente acusó al gobierno de ‘derrochar’ las reservas y consideró que ‘se sigue equivocando en ubicar como enemigo al campo’.
Vieja disputa
El gobierno de Cristina Kirchner mantiene una vieja disputa con el sector agropecuario debido los impuestos a las exportaciones, que alcanzan el 35% en el caso de la soja, de la que el país es uno de los principales productores del mundo.
En 2008 un intento por elevar la presión impositiva derivó en una ola de huelgas de las patronales agropecuarias que lograron torcerle el brazo al gobierno, que se vio obligado a dar marcha atrás.
Desde entonces el sector brega por una reducción de las llamadas ‘retenciones’ a las exportaciones agrarias, que en 2013 representaron unos 25.000 millones de dólares.
Días atrás, el ministro de Economía, Axel Kicillof, conminó a los productores agrarios a que ‘hagan su trabajo y exporten’ en vez de ‘presionar para una devaluación’.
‘Nunca pedimos una devaluación’, aseguró Etchevehere, quien subrayó que ‘sacando las retenciones nos devuelven competitividad’.
Según el dirigente, desde 2003 el sector agropecuario aportó unos 69.000 millones de dólares a través de este impuesto.
‘¿Qué hicieron con esa plata? El gobierno ha derrochado y ahora está ajustando al cambiar el tipo de dólar. Ya sabemos lo que es el ajuste: mas inflación’, dijo.
El problema es la inflación
Más allá de las diferencias entre el gobierno y los productores, el problema de fondo es la inflación, estimó un análisis del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), de la Fundación Mediterránea, divulgado este sábado.
Según el Ieral si el gobierno quiere lograr que los productores liquiden sus cosechas deberá ‘convencer a los actores económicos que el tipo de cambio ha convergido a un nivel de equilibrio y mostrar que se encuentra en marcha un plan consistente e integral para bajar la inflación en los próximos meses’.
‘De lo contrario, la comercialización (de granos) en estos próximos meses puede asemejarse más a la observada en los últimos meses y no a la seguramente deseada por el gobierno’, auguró.