El gobierno británico prometió este lunes asumir toda la deuda emitida por el país hasta la eventual independencia de Escocia, que podría surgir del referéndum del 18 de septiembre, tratando así de eliminar cualquier preocupación de los mercados.
‘En el caso de que Escocia se independice del Reino Unido, el gobierno británico respetará bajo cualquier circunstancia los términos contractuales de la deuda emitida por el gobierno británico’, dijo el ministerio de Finanzas en una nota.
De este modo, a la Escocia independiente no se le traspasaría la responsabilidad de pagar a los poseedores de títulos de deuda emitidos por el país antes de la independencia, aunque tendría que compensar a Reino Unido por la parte ‘justa y proporcional’ que le corresponde de las emisiones.
‘El Estado escocés independiente tendrá la carga de una parte justa y proporcional de los compromisos financieros en curso’ hasta la independencia, que Edimburgo pretende declarar en marzo de 2016 si se impone el ‘sí’, afirmó el Tesoro británico.
La negociación entre Londres y Edimburgo que seguiría a la victoria de los nacionalistas escoceses en el referéndum serviría para establecer la cantidad total de esta parte a la que alude el Tesoro britanico.
De este modo, el gobierno británico, que quiere que Escocia siga siendo parte de Reino Unido, pretende despejar cualquier duda de los acreedores sobre el pago de las emisiones.
Según los observadores, atribuir a Escocia una parte de los títulos hubiera provocado incertidumbre sobre su reembolso y, consecutivamente, una subida de las tasas de interés de la deuda británica.
Los escoceses responderán el 18 de septiembre en las urnas a la pregunta ‘¿Debe ser Escocia un país independiente?’ De triunfar el ‘sí’, romperían con Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra tras 300 años de unión.
Los sondeos muestran que el apoyo a la independencia es minoritario y se sitúa de manera estable en un tercio del electorado.
Los tres grandes partidos británicos -laboristas, conservadores y demoliberales- se oponen a la independencia, defendida por la formación que gobierna la región del norte, el Partido Nacional Escocés, de Alex Salmond.
El gobierno británico prometió este lunes asumir toda la deuda emitida por el país hasta la eventual independencia de Escocia, que podría surgir del referéndum del 18 de septiembre, tratando así de eliminar cualquier preocupación de los mercados.
‘En el caso de que Escocia se independice del Reino Unido, el gobierno británico respetará bajo cualquier circunstancia los términos contractuales de la deuda emitida por el gobierno británico’, dijo el ministerio de Finanzas en una nota.
De este modo, a la Escocia independiente no se le traspasaría la responsabilidad de pagar a los poseedores de títulos de deuda emitidos por el país antes de la independencia, aunque tendría que compensar a Reino Unido por la parte ‘justa y proporcional’ que le corresponde de las emisiones.
‘El Estado escocés independiente tendrá la carga de una parte justa y proporcional de los compromisos financieros en curso’ hasta la independencia, que Edimburgo pretende declarar en marzo de 2016 si se impone el ‘sí’, afirmó el Tesoro británico.
La negociación entre Londres y Edimburgo que seguiría a la victoria de los nacionalistas escoceses en el referéndum serviría para establecer la cantidad total de esta parte a la que alude el Tesoro britanico.
De este modo, el gobierno británico, que quiere que Escocia siga siendo parte de Reino Unido, pretende despejar cualquier duda de los acreedores sobre el pago de las emisiones.
Según los observadores, atribuir a Escocia una parte de los títulos hubiera provocado incertidumbre sobre su reembolso y, consecutivamente, una subida de las tasas de interés de la deuda británica.
Los escoceses responderán el 18 de septiembre en las urnas a la pregunta ‘¿Debe ser Escocia un país independiente?’ De triunfar el ‘sí’, romperían con Gales, Irlanda del Norte e Inglaterra tras 300 años de unión.
Los sondeos muestran que el apoyo a la independencia es minoritario y se sitúa de manera estable en un tercio del electorado.
Los tres grandes partidos británicos -laboristas, conservadores y demoliberales- se oponen a la independencia, defendida por la formación que gobierna la región del norte, el Partido Nacional Escocés, de Alex Salmond.