España / AFP
Con los triunfos previos de Real Madrid y Atlético, ‘había que ganar’, esa fue la máxima a la que se acogió el Barcelona. Con la ‘MSN’, con un once de garantías, y sin prisas, porque el gol o los goles deberían de llegar ante el colista. Quizás un exceso de confianza que pudo costar caro si no llega a ser por Rafinha, ese centrocampista brasileño que suma más goles que Neymar en la Liga. El Barça cumplió el trámite, pero nada más.
El colista, sin ninguna victoria en La Liga, visitaba el Camp Nou, sin embargo, ni este hecho ni las victorias precedentes de Real Madrid y Atlético metieron prisa al Barcelona para ganar el partido.
Los de Luis Enrique, con Rakitic en el lugar de Busquets, salieron a dominar la pelota con paciencia, sabedores de que el Granada de Lucas Alcaraz se iba a encerrar atrás.
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Con estas directrices, y más allá de un pase en profundidad al que no pudo llegar Neymar, lo más interesante del choque en los primeros 15 minutos no sucedió en el terreno de juego, sino en la grada.
[/quote_center]Como estaba previsto, los pañuelos blancos coparon el Camp Nou en el minuto 12 para protestar contra las palabras del presidente de La Liga, Javier Tebas, que hizo hincapié en el supuesto fingimiento de los jugadores azulgranas en el botellazo a Neymar, algo ratificado por el Comité de Competición.
[quote_right]El brasileño ni ninguno de los atacantes azulgranas tendrían que preocuparse esta vez por el público, entregado a su causa sin miramientos, pero con recelo de un Granada que cada vez se estiraba más y al que solo le faltaba concretar el último pase en los contragolpes. [/quote_right]
La Bota de Oro estaba en el partido, y pudo desnivelarlo. Suárez presentó el reciente galardón a los aficionados antes del pitido inicial pero en la primera mitad no pudo hacer honor al mismo.
El uruguayo dispuso de un mano a mano ante Ochoa y, por raro que parezca, erró en su decisión. Recortó a los defensores que venían por detrás y perdió la pelota provocando el “uy” del Camp Nou. Sus 40 goles del año pasado no tenían nada que ver con esa acción.
Incansable y con el gol entre ceja y ceja, Suárez siguió intentándolo, pero Ochoa despejó un disparo suyo desde la frontal. Tocaba seguir probando suerte en la reanudación.
Rafinha da con la tecla
Parecía cuestión de tiempo que el gol azulgrana llegase, aunque la excesiva tranquilidad de los locales inquietaba.
[quote_center]No fue ni Neymar, ni Suárez ni Messi, sino el centrocampista más goleador del Barcelona esta campaña: Rafinha. [/quote_center]
El brasileño, que ya era una pieza clave de Luis Enrique en el Celta, aprovechó un rechace del poste tras un fallo clamoroso de su compatriota Neymar para marcar su quinto gol en la Liga. Unos números grandiosos teniendo en cuenta que ha disputado seis partidos.
España / AFP
Con los triunfos previos de Real Madrid y Atlético, ‘había que ganar’, esa fue la máxima a la que se acogió el Barcelona. Con la ‘MSN’, con un once de garantías, y sin prisas, porque el gol o los goles deberían de llegar ante el colista. Quizás un exceso de confianza que pudo costar caro si no llega a ser por Rafinha, ese centrocampista brasileño que suma más goles que Neymar en la Liga. El Barça cumplió el trámite, pero nada más.
El colista, sin ninguna victoria en La Liga, visitaba el Camp Nou, sin embargo, ni este hecho ni las victorias precedentes de Real Madrid y Atlético metieron prisa al Barcelona para ganar el partido.
Los de Luis Enrique, con Rakitic en el lugar de Busquets, salieron a dominar la pelota con paciencia, sabedores de que el Granada de Lucas Alcaraz se iba a encerrar atrás.
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Con estas directrices, y más allá de un pase en profundidad al que no pudo llegar Neymar, lo más interesante del choque en los primeros 15 minutos no sucedió en el terreno de juego, sino en la grada.
[/quote_center]Como estaba previsto, los pañuelos blancos coparon el Camp Nou en el minuto 12 para protestar contra las palabras del presidente de La Liga, Javier Tebas, que hizo hincapié en el supuesto fingimiento de los jugadores azulgranas en el botellazo a Neymar, algo ratificado por el Comité de Competición.
[quote_right]El brasileño ni ninguno de los atacantes azulgranas tendrían que preocuparse esta vez por el público, entregado a su causa sin miramientos, pero con recelo de un Granada que cada vez se estiraba más y al que solo le faltaba concretar el último pase en los contragolpes. [/quote_right]
La Bota de Oro estaba en el partido, y pudo desnivelarlo. Suárez presentó el reciente galardón a los aficionados antes del pitido inicial pero en la primera mitad no pudo hacer honor al mismo.
El uruguayo dispuso de un mano a mano ante Ochoa y, por raro que parezca, erró en su decisión. Recortó a los defensores que venían por detrás y perdió la pelota provocando el “uy” del Camp Nou. Sus 40 goles del año pasado no tenían nada que ver con esa acción.
Incansable y con el gol entre ceja y ceja, Suárez siguió intentándolo, pero Ochoa despejó un disparo suyo desde la frontal. Tocaba seguir probando suerte en la reanudación.
Rafinha da con la tecla
Parecía cuestión de tiempo que el gol azulgrana llegase, aunque la excesiva tranquilidad de los locales inquietaba.
[quote_center]No fue ni Neymar, ni Suárez ni Messi, sino el centrocampista más goleador del Barcelona esta campaña: Rafinha. [/quote_center]
El brasileño, que ya era una pieza clave de Luis Enrique en el Celta, aprovechó un rechace del poste tras un fallo clamoroso de su compatriota Neymar para marcar su quinto gol en la Liga. Unos números grandiosos teniendo en cuenta que ha disputado seis partidos.