“Sinceramente una derrota como la de hoy no me va a cambiar el análisis. Estás derrotas no me quitan ser un tipo frio, analítico. En los 120 minutos, en un partido de mucha paridad, el que debió haber ganado fue Argentina”, dijo el técnico de la albiceleste, Gerardo Martino, tras el juego.
Argentina lleva 22 años sin títulos y demasiadas frustraciones: perdió las tres finales de la Copa América (2004, 2007 y 2015) que disputó, sumada a la decepción mayor, la del Mundial de Brasil-2014, y ahora, perder la final de Copa América en penales, en los que Gonzalo Higuaín y Ever Banegas, erraron dos tiros.
“Así no se patean penales, así no se juega una final. Messi con esta camiseta no tiene nada que ver con (Diego) Maradona”, dijo el argentino Gustavo Paredes, uno de los miles de hinchas argentinos que sufrieron la derrota en Buenos Aires, donde las calles quedaron desiertos tras concluida la final.
El conjunto anfitrión fue el que mejor fútbol jugó a lo largo del torneo y se corona como justo ganador, sin atenuantes, luego de casi 100 años de frustraciones.
“Sinceramente una derrota como la de hoy no me va a cambiar el análisis. Estás derrotas no me quitan ser un tipo frio, analítico. En los 120 minutos, en un partido de mucha paridad, el que debió haber ganado fue Argentina”, dijo el técnico de la albiceleste, Gerardo Martino, tras el juego.
Argentina lleva 22 años sin títulos y demasiadas frustraciones: perdió las tres finales de la Copa América (2004, 2007 y 2015) que disputó, sumada a la decepción mayor, la del Mundial de Brasil-2014, y ahora, perder la final de Copa América en penales, en los que Gonzalo Higuaín y Ever Banegas, erraron dos tiros.
“Así no se patean penales, así no se juega una final. Messi con esta camiseta no tiene nada que ver con (Diego) Maradona”, dijo el argentino Gustavo Paredes, uno de los miles de hinchas argentinos que sufrieron la derrota en Buenos Aires, donde las calles quedaron desiertos tras concluida la final.
El conjunto anfitrión fue el que mejor fútbol jugó a lo largo del torneo y se corona como justo ganador, sin atenuantes, luego de casi 100 años de frustraciones.