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Una chispa de guerra regional

Foto por Photo by MENAHEM KAHANA / AFP
Rocío Mérida |
20 de junio, 2025

Medio Oriente y el Norte de África es calificada como la zona más conflictiva a nivel mundial, dado su número de conflictos activos y el impacto humanitario en el área. Lastimosamente, Irán e Israel se han añadido a la lista de conflictos activos y altamente amenazantes. Erróneamente, se considera que los conflictos en otros continentes no afectan al nuestro. No obstante, Occidente se podría ver afectado por la guerra oriental. 

En este aspecto, es importante evaluar si las acciones israelíes son preventivas y justificadas o son solamente el inicio de un conflicto que puede arrasar con la paz en la región y producir resultados devastadores para los ciudadanos de decenas de países.

Al hablar de seguridad nacional, Israel actuó conforme al derecho de autodefensa, como Estado soberano. El ataque contra zonas militares iraníes (con drones y misiles balísticos) derivó del plan de armamento iraní con la ayuda de Hezbollah —en el Líbano—, Hamás —en Palestina— y los chiitas —en Siria e Irak—. No obstante, Irán no se detuvo allí. También se realizaron ciberataques contra infraestructuras israelíes y amenazas desde Teherán, con la declaración de “borrar a Israel del mapa”. El derecho a autodefensa ejercida cuenta con historial. Israel no espera al impacto de armas nucleares sobre el territorio para defenderse.

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Aunque las acciones pueden verse precipitadas, en Medio Oriente y el Norte de África, la paciencia o pasividad frente a amenazas de guerra es una debilidad y vulnerabilidad.

Las acciones israelíes, aunque a veces injustificables, son una reafirmación de su política de disuasión, más que una provocación de guerra. 

Las acciones israelíes, aunque a veces injustificables, son una reafirmación de su política de disuasión, más que una provocación de guerra. 

Irán, por otro lado, ha incumplido constantemente los compromisos internacionales firmados con anterioridad. El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) —irónicamente conocido como “el acuerdo nuclear con Irán”—, firmado en 2015 por Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, buscaba restringir el programa nuclear de Irán a cambio de la reducción de las sanciones impuestas sobre el mismo. No obstante, se han revelado violaciones, como la adquisición de uranio sobre los límites permitidos y la negación de inspecciones del área. Estos elementos han sido financiados por fondos descongelados —por un acuerdo con EE. UU. de intercambio de prisioneros—, en vez de su previa anunciada utilización a favor de la población iraní.

Ahora, ¿dónde entra Trump? Estados Unidos cuenta con equipos en Medio Oriente, por lo que ha ejecutado acciones de protección, como la evacuación de aviones y buques de la Armada estadounidense. Adicionalmente, ha contribuido con suministros de sangre —protocolo cuando hay amenazas a las fuerzas estadounidenses—. Por esto, la gran potencia americana debe involucrarse más en el conflicto. Aunque no se ha afirmado la intervención estadounidense con represalias contra instalaciones iraníes, Teherán amenazó un ataque contra Estados Unidos como represalia. Por otro lado, Washington no puede abandonar a uno de sus más grandes aliados, especialmente sabiendo el incremento de la influencia de China y Rusia en el mundo. Por tanto, la mejor alternativa será el apoyo logístico, diplomático y de inteligencia.

Aunque Israel no es un Estado pasivo en la región, por su constante involucramiento en conflictos armados, tampoco es posible decir que busca una guerra regional. Por lo contrario, es posible afirmar que contribuye a evitarla.

Una chispa de guerra regional

Rocío Mérida |
20 de junio, 2025
Foto por Photo by MENAHEM KAHANA / AFP

Medio Oriente y el Norte de África es calificada como la zona más conflictiva a nivel mundial, dado su número de conflictos activos y el impacto humanitario en el área. Lastimosamente, Irán e Israel se han añadido a la lista de conflictos activos y altamente amenazantes. Erróneamente, se considera que los conflictos en otros continentes no afectan al nuestro. No obstante, Occidente se podría ver afectado por la guerra oriental. 

En este aspecto, es importante evaluar si las acciones israelíes son preventivas y justificadas o son solamente el inicio de un conflicto que puede arrasar con la paz en la región y producir resultados devastadores para los ciudadanos de decenas de países.

Al hablar de seguridad nacional, Israel actuó conforme al derecho de autodefensa, como Estado soberano. El ataque contra zonas militares iraníes (con drones y misiles balísticos) derivó del plan de armamento iraní con la ayuda de Hezbollah —en el Líbano—, Hamás —en Palestina— y los chiitas —en Siria e Irak—. No obstante, Irán no se detuvo allí. También se realizaron ciberataques contra infraestructuras israelíes y amenazas desde Teherán, con la declaración de “borrar a Israel del mapa”. El derecho a autodefensa ejercida cuenta con historial. Israel no espera al impacto de armas nucleares sobre el territorio para defenderse.

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Aunque las acciones pueden verse precipitadas, en Medio Oriente y el Norte de África, la paciencia o pasividad frente a amenazas de guerra es una debilidad y vulnerabilidad.

Las acciones israelíes, aunque a veces injustificables, son una reafirmación de su política de disuasión, más que una provocación de guerra. 

Las acciones israelíes, aunque a veces injustificables, son una reafirmación de su política de disuasión, más que una provocación de guerra. 

Irán, por otro lado, ha incumplido constantemente los compromisos internacionales firmados con anterioridad. El Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA) —irónicamente conocido como “el acuerdo nuclear con Irán”—, firmado en 2015 por Irán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, buscaba restringir el programa nuclear de Irán a cambio de la reducción de las sanciones impuestas sobre el mismo. No obstante, se han revelado violaciones, como la adquisición de uranio sobre los límites permitidos y la negación de inspecciones del área. Estos elementos han sido financiados por fondos descongelados —por un acuerdo con EE. UU. de intercambio de prisioneros—, en vez de su previa anunciada utilización a favor de la población iraní.

Ahora, ¿dónde entra Trump? Estados Unidos cuenta con equipos en Medio Oriente, por lo que ha ejecutado acciones de protección, como la evacuación de aviones y buques de la Armada estadounidense. Adicionalmente, ha contribuido con suministros de sangre —protocolo cuando hay amenazas a las fuerzas estadounidenses—. Por esto, la gran potencia americana debe involucrarse más en el conflicto. Aunque no se ha afirmado la intervención estadounidense con represalias contra instalaciones iraníes, Teherán amenazó un ataque contra Estados Unidos como represalia. Por otro lado, Washington no puede abandonar a uno de sus más grandes aliados, especialmente sabiendo el incremento de la influencia de China y Rusia en el mundo. Por tanto, la mejor alternativa será el apoyo logístico, diplomático y de inteligencia.

Aunque Israel no es un Estado pasivo en la región, por su constante involucramiento en conflictos armados, tampoco es posible decir que busca una guerra regional. Por lo contrario, es posible afirmar que contribuye a evitarla.

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