Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Un Vallenato Desesperado

Me encantaría poder llegar a acuerdos sobre cómo rediseñar la pirámide de la movilidad, pero tenemos tan pocos kilómetros de carretera que la discusión siempre termina en cómo distribuir algo que de por sí ya es escaso.

.
Jorge Benavides |
08 de octubre, 2024

Hace poco pude escuchar una entrevista que le hicieron a Carlos Vives, en la cual relata la historia de cómo pasó de tener una canción que se llamaba “Vallenato Desesperado” a producir el éxito que fue “La Bicicleta”, junto con Shakira. De manera muy resumida, el cambio de nombre se debió a que el interludio de la canción brindó la oportunidad de hacer mención a la bicicleta de forma acompasada, como un punto de apoyo para conectar con la audiencia de jóvenes.

Esta interesante anécdota me llevó a reflexionar sobre cómo se ha popularizado un concepto que no deja de cautivar, pero que, bajo el epíteto de movilidad sostenible, ha llevado a polarizar la argumentación entre una bicicleta romantizada y unos automóviles demonizados. Se ha posicionado el anhelo de la transitabilidad “descomplicada”, pero no ha habido claridad sobre la base que es necesaria construir para llegar a hacer este sueño realidad.

Por definición, la vía pública debe tener ciertas aptitudes que permitan la circulación fluida en condiciones de seguridad y a una velocidad adecuada. Es un espacio público en donde confluyen intereses, siendo la autoridad la encargada de conciliar los mismos en lugar de contraponerlos, ya que debe existir igualdad de derecho sobre el acceso y uso que se le puede dar. Visto desde varias perspectivas, la disponibilidad de las vías debe permitir que todas las personas nos podamos movilizar entre nuestros múltiples orígenes y destinos.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Ahora bien, qué más quisiera yo que poder  “ser feliz caminando relajado entre la gente”, pero la realidad de las ciudades en las que vivimos imposibilita esta opción. Discusiones encarnizadas buscan favorecer una postura sobre las otras, tratando de justificar quién va primero y quién debe desaparecer, pero muy pocos resaltan que el problema de raíz es que dadas las distancias que nos separan y la poca red vial con la que contamos, lo primero que hay que hacer es multiplicar y expandir las vías existentes.

Me encantaría poder llegar a acuerdos sobre cómo rediseñar la pirámide de la movilidad, pero tenemos tan pocos kilómetros de carretera que la discusión siempre termina en cómo distribuir algo que de por sí ya es escaso. Las vías son tan pocas, que lo único a lo que podemos aspirar es a que todos seamos peatones.

En Guatemala ni siquiera contamos con el mínimo de red vial como para que haya la opción de escoger. Si queremos llegar a esa discusión, apostemos por soluciones como la movilidad asistida y la inteligencia artificial, pero no la pongamos de excusa para evitar resolver un problema que es innegable y es la necesidad de construir más vías en Guatemala.

Parafraseando, antes de hablar del uso que le queremos dar a las vías existentes, es necesario aclarar que hacen falta más vías. Los datos más recientes muestran que a duras penas tenemos 1.07 metros de red vial por habitante, cuando países como Estados Unidos tiene 20.5 metros de red vial por habitante y 12.37 metros por habitante en Dinamarca. Podremos darnos el lujo de pensar en tipos de movilidad en el momento en que haya suficiente espacio para movernos. Sólo para referencia, en el Departamento de Guatemala tenemos 25 centímetros de red vial por habitante y el estándar al que debiéramos aspirar en todo el país es de al menos 2.2 metros de red vial por habitante.

Si a mí me preguntaran, claro que quisiera “una bici que me lleve a todos lados”; seguro mejoraría incluso mi salud. Pero con la topografía de las vías existentes, las distancias entre casa, trabajo y el colegio de mis hijos, la inseguridad y la pésima condición de las vías, lo más seguro es que sería un peatón empujando la bicicleta, evitando que me asalten y saltando entre los charcos.

Si queremos un transporte masivo de pasajeros, primero hay que construir más vías. Si queremos un espacio exclusivo para bicicletas, primero hay que construir más vías. Si queremos aceras estilo europeo para poder pasear a gusto, primero hay que construir más vías. Y si tenemos más vías, incluso quienes quieran usar su vehículo podrán hacerlo sin obstaculizar el paso a los demás. Peleándonos entre bicicletas, carros, caminos y trenes no gana nadie, sino que todos pierden.

Seguro al leer estas líneas habrá muchos que recurrirán a la Paradoja de Braess, la cual solamente es válida a partir de un sistema vial con la posibilidad de escoger entre opciones. No obstante, en Guatemala ni siquiera contamos con el mínimo de red vial como para que haya la opción de escoger. Si queremos llegar a esa discusión, apostemos por soluciones como la movilidad asistida y la inteligencia artificial, pero no la pongamos de excusa para evitar resolver un problema que es innegable y es la necesidad de construir más vías en Guatemala.

Un Vallenato Desesperado

Me encantaría poder llegar a acuerdos sobre cómo rediseñar la pirámide de la movilidad, pero tenemos tan pocos kilómetros de carretera que la discusión siempre termina en cómo distribuir algo que de por sí ya es escaso.

Jorge Benavides |
08 de octubre, 2024
.

Hace poco pude escuchar una entrevista que le hicieron a Carlos Vives, en la cual relata la historia de cómo pasó de tener una canción que se llamaba “Vallenato Desesperado” a producir el éxito que fue “La Bicicleta”, junto con Shakira. De manera muy resumida, el cambio de nombre se debió a que el interludio de la canción brindó la oportunidad de hacer mención a la bicicleta de forma acompasada, como un punto de apoyo para conectar con la audiencia de jóvenes.

Esta interesante anécdota me llevó a reflexionar sobre cómo se ha popularizado un concepto que no deja de cautivar, pero que, bajo el epíteto de movilidad sostenible, ha llevado a polarizar la argumentación entre una bicicleta romantizada y unos automóviles demonizados. Se ha posicionado el anhelo de la transitabilidad “descomplicada”, pero no ha habido claridad sobre la base que es necesaria construir para llegar a hacer este sueño realidad.

Por definición, la vía pública debe tener ciertas aptitudes que permitan la circulación fluida en condiciones de seguridad y a una velocidad adecuada. Es un espacio público en donde confluyen intereses, siendo la autoridad la encargada de conciliar los mismos en lugar de contraponerlos, ya que debe existir igualdad de derecho sobre el acceso y uso que se le puede dar. Visto desde varias perspectivas, la disponibilidad de las vías debe permitir que todas las personas nos podamos movilizar entre nuestros múltiples orígenes y destinos.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Ahora bien, qué más quisiera yo que poder  “ser feliz caminando relajado entre la gente”, pero la realidad de las ciudades en las que vivimos imposibilita esta opción. Discusiones encarnizadas buscan favorecer una postura sobre las otras, tratando de justificar quién va primero y quién debe desaparecer, pero muy pocos resaltan que el problema de raíz es que dadas las distancias que nos separan y la poca red vial con la que contamos, lo primero que hay que hacer es multiplicar y expandir las vías existentes.

Me encantaría poder llegar a acuerdos sobre cómo rediseñar la pirámide de la movilidad, pero tenemos tan pocos kilómetros de carretera que la discusión siempre termina en cómo distribuir algo que de por sí ya es escaso. Las vías son tan pocas, que lo único a lo que podemos aspirar es a que todos seamos peatones.

En Guatemala ni siquiera contamos con el mínimo de red vial como para que haya la opción de escoger. Si queremos llegar a esa discusión, apostemos por soluciones como la movilidad asistida y la inteligencia artificial, pero no la pongamos de excusa para evitar resolver un problema que es innegable y es la necesidad de construir más vías en Guatemala.

Parafraseando, antes de hablar del uso que le queremos dar a las vías existentes, es necesario aclarar que hacen falta más vías. Los datos más recientes muestran que a duras penas tenemos 1.07 metros de red vial por habitante, cuando países como Estados Unidos tiene 20.5 metros de red vial por habitante y 12.37 metros por habitante en Dinamarca. Podremos darnos el lujo de pensar en tipos de movilidad en el momento en que haya suficiente espacio para movernos. Sólo para referencia, en el Departamento de Guatemala tenemos 25 centímetros de red vial por habitante y el estándar al que debiéramos aspirar en todo el país es de al menos 2.2 metros de red vial por habitante.

Si a mí me preguntaran, claro que quisiera “una bici que me lleve a todos lados”; seguro mejoraría incluso mi salud. Pero con la topografía de las vías existentes, las distancias entre casa, trabajo y el colegio de mis hijos, la inseguridad y la pésima condición de las vías, lo más seguro es que sería un peatón empujando la bicicleta, evitando que me asalten y saltando entre los charcos.

Si queremos un transporte masivo de pasajeros, primero hay que construir más vías. Si queremos un espacio exclusivo para bicicletas, primero hay que construir más vías. Si queremos aceras estilo europeo para poder pasear a gusto, primero hay que construir más vías. Y si tenemos más vías, incluso quienes quieran usar su vehículo podrán hacerlo sin obstaculizar el paso a los demás. Peleándonos entre bicicletas, carros, caminos y trenes no gana nadie, sino que todos pierden.

Seguro al leer estas líneas habrá muchos que recurrirán a la Paradoja de Braess, la cual solamente es válida a partir de un sistema vial con la posibilidad de escoger entre opciones. No obstante, en Guatemala ni siquiera contamos con el mínimo de red vial como para que haya la opción de escoger. Si queremos llegar a esa discusión, apostemos por soluciones como la movilidad asistida y la inteligencia artificial, pero no la pongamos de excusa para evitar resolver un problema que es innegable y es la necesidad de construir más vías en Guatemala.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?