Es posible que la operación militar de Israel “León Ascendente” contra el programa nuclear y balístico de Irán se recordará en el futuro como un punto de inflexión en la historia del Medio Oriente.
Irán ha estado aterrorizando por décadas a países en el Medio Oriente. Mediante sus Guardias Revolucionarias intento desestabilizar los regímenes árabes, intervino en Yemen, Siria, Líbano, Irak, Sudan, Gaza y Cisjordania y dejo huellas de terror en otros países, incluso fuera de la región como Asia y América Latina, amenazando con su poder militar, directamente o a través de sus proxis, mientras que desarrollaba su programa nuclear.
El comandante de las Guardias Revolucionarias, Qasem Soleimani, eliminado por EE. UU. en enero del 2020, ha estado formando durante años un anillo de fuego alrededor de Israel, con los actores más radicales de la región, armándolos y financiándolos, con el fin de destruir a Israel. Este llamado “Eje del Mal” incluyo, además de Irán, a las organizaciones de terror Hamás, Hezbolá, los hutíes, las milicias pro iraníes en Irak, la Yihad Islámica en Cisjordania y el régimen sirio de Asad.
Irán, la cabeza de esa serpiente, ha estado coordinando los esfuerzos militares contra Israel y en 2023 dio luz verde para llevar adelante el plan de su destrucción. El 7.10 de ese año, el pueblo judío sufrió la mayor masacre de su historia desde el Holocausto. Más de 3,000 terroristas de Hamás se infiltraron a Israel, asesinando brutalmente a 1,200 israelíes, violando mujeres, quemando familias enteras, acribillando jóvenes en un festival de música y secuestrando 250 personas, entre ellos mujeres, niños y ancianos. Hezbolá, los hutíes y las milicias en Irak también se unieron a la campaña contra Israel y en abril del 2024 Irán atacó por primera vez al estado judío directamente desde su territorio con misiles y drones. Israel enfrentaba una guerra de defensa en 7 frentes.
Documentos clasificados, encontrados en computadoras de los líderes de Hamás en Gaza, revelan el alcance de la coordinación entre las partes. Asusta imaginar lo que hubiera podido suceder si Irán tuviera logrado alcanzar las armas de destrucción masiva.
Pero su plan no tomó en cuenta la determinación de los israelíes para luchar por la defensa de su patria y, a un año y 9 meses de aquel “sábado negro”, parece que la realidad está tomando otro curso.
Los resultados de la campaña contra las instalaciones nucleares y balísticos de Irán, tienen el potencial de cambiar dramáticamente el panorama de nuestra región. El golpe a la cúpula militar de las Guardias Revolucionarias iraníes, responsables de sembrar terror en el Medio Oriente y en otras partes del mundo; el golpe al programa nuclear con todos sus componentes, así como al proyecto de misiles balísticos; el dominio aéreo a 1,600 km de distancia logrado en tan solo 48 horas; y el golpe a la infraestructura militar – todo esto, debilita al régimen extremista de los ayatolas.
Al mismo tiempo, las derrotas que sufrieron los grupos de terror Hamás y Hezbolá, en el marco de la campaña militar “Espadas de Hierro”, aprovechada por los grupos rebeldes en Siria para tumbar al régimen de Asad, así como el ataque a los hutíes a 2,000 kilometros de distancia, debilitan a las fuerzas más extremistas de la región.
Irán no ha renunciado a su ambición de destruir a Israel y sin lugar a dudas seguirá con su retórica amenazante, intentará rehabilitar sus instalaciones nucleares y militares, seguirá armándose y aumentará sus esfuerzos para llevar a cabo atentados terroristas contra blancos israelíes y judíos en el mundo.
Y, sin embargo, la derrota del “Eje del Mal” transforma a nuestra región y al mundo entero en un lugar más seguro. Abre un espacio importante para nuevas alianzas y acercamientos con otros países árabes y musulmanes.
La comunidad internacional deberá asegurar que Irán nunca podrá desarrollar armas de destrucción masiva. Israel, por su parte, doblegará sus esfuerzos para liberar los 50 secuestrados que los terroristas de Hamás aún mantienen en los túneles en Gaza. Al mismo tiempo, aprovechará las nuevas oportunidades que se presentan en la región para buscar la anhelada paz con sus vecinos.
Es posible que la operación militar de Israel “León Ascendente” contra el programa nuclear y balístico de Irán se recordará en el futuro como un punto de inflexión en la historia del Medio Oriente.
Irán ha estado aterrorizando por décadas a países en el Medio Oriente. Mediante sus Guardias Revolucionarias intento desestabilizar los regímenes árabes, intervino en Yemen, Siria, Líbano, Irak, Sudan, Gaza y Cisjordania y dejo huellas de terror en otros países, incluso fuera de la región como Asia y América Latina, amenazando con su poder militar, directamente o a través de sus proxis, mientras que desarrollaba su programa nuclear.
El comandante de las Guardias Revolucionarias, Qasem Soleimani, eliminado por EE. UU. en enero del 2020, ha estado formando durante años un anillo de fuego alrededor de Israel, con los actores más radicales de la región, armándolos y financiándolos, con el fin de destruir a Israel. Este llamado “Eje del Mal” incluyo, además de Irán, a las organizaciones de terror Hamás, Hezbolá, los hutíes, las milicias pro iraníes en Irak, la Yihad Islámica en Cisjordania y el régimen sirio de Asad.
Irán, la cabeza de esa serpiente, ha estado coordinando los esfuerzos militares contra Israel y en 2023 dio luz verde para llevar adelante el plan de su destrucción. El 7.10 de ese año, el pueblo judío sufrió la mayor masacre de su historia desde el Holocausto. Más de 3,000 terroristas de Hamás se infiltraron a Israel, asesinando brutalmente a 1,200 israelíes, violando mujeres, quemando familias enteras, acribillando jóvenes en un festival de música y secuestrando 250 personas, entre ellos mujeres, niños y ancianos. Hezbolá, los hutíes y las milicias en Irak también se unieron a la campaña contra Israel y en abril del 2024 Irán atacó por primera vez al estado judío directamente desde su territorio con misiles y drones. Israel enfrentaba una guerra de defensa en 7 frentes.
Documentos clasificados, encontrados en computadoras de los líderes de Hamás en Gaza, revelan el alcance de la coordinación entre las partes. Asusta imaginar lo que hubiera podido suceder si Irán tuviera logrado alcanzar las armas de destrucción masiva.
Pero su plan no tomó en cuenta la determinación de los israelíes para luchar por la defensa de su patria y, a un año y 9 meses de aquel “sábado negro”, parece que la realidad está tomando otro curso.
Los resultados de la campaña contra las instalaciones nucleares y balísticos de Irán, tienen el potencial de cambiar dramáticamente el panorama de nuestra región. El golpe a la cúpula militar de las Guardias Revolucionarias iraníes, responsables de sembrar terror en el Medio Oriente y en otras partes del mundo; el golpe al programa nuclear con todos sus componentes, así como al proyecto de misiles balísticos; el dominio aéreo a 1,600 km de distancia logrado en tan solo 48 horas; y el golpe a la infraestructura militar – todo esto, debilita al régimen extremista de los ayatolas.
Al mismo tiempo, las derrotas que sufrieron los grupos de terror Hamás y Hezbolá, en el marco de la campaña militar “Espadas de Hierro”, aprovechada por los grupos rebeldes en Siria para tumbar al régimen de Asad, así como el ataque a los hutíes a 2,000 kilometros de distancia, debilitan a las fuerzas más extremistas de la región.
Irán no ha renunciado a su ambición de destruir a Israel y sin lugar a dudas seguirá con su retórica amenazante, intentará rehabilitar sus instalaciones nucleares y militares, seguirá armándose y aumentará sus esfuerzos para llevar a cabo atentados terroristas contra blancos israelíes y judíos en el mundo.
Y, sin embargo, la derrota del “Eje del Mal” transforma a nuestra región y al mundo entero en un lugar más seguro. Abre un espacio importante para nuevas alianzas y acercamientos con otros países árabes y musulmanes.
La comunidad internacional deberá asegurar que Irán nunca podrá desarrollar armas de destrucción masiva. Israel, por su parte, doblegará sus esfuerzos para liberar los 50 secuestrados que los terroristas de Hamás aún mantienen en los túneles en Gaza. Al mismo tiempo, aprovechará las nuevas oportunidades que se presentan en la región para buscar la anhelada paz con sus vecinos.