Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

Un poco de tabaco

.
Enrique Búcaro Batres |
24 de mayo, 2024

En el mundo en que vivimos existe una creciente sensación de que debemos hacer más y más y más y más… si no hacemos más somos una especie de conformista mediocre que no quiere su superación personal. No obstante, pareciera que perdemos de vista la idea de que la vida es el recorrido que hacemos de un tramo de carretera, relativamente corto y definitivamente finito, que se puede terminar antes de lo que queremos advertir.

Con ello no quiero decir que debemos buscar el ocio ante todo, sino digo que debemos buscar la plenitud a lo largo y ancho de toda la vida. Debemos trabajar duro y sin descanso, pero solo dentro del tiempo que hemos decidido trabajar; debemos comer tranquilos y con gusto en el tiempo que decidimos dedicar a comer; debemos descansar sin pena ni atraso para los momentos que se prestan para ello, sin que por esto se caiga en la pereza y/o en la desidia.

Por ello, estimado lector, hoy le propongo que cuando lea esto piense cómo va a usar su siguiente tiempo de descanso, de ocio, con el reto que sea igual o más edificante que su tiempo de trabajo. Ello no implica ponerse a hacer tarea tras tarea sino mejor a hacer una o dos con especial satisfacción. Digamos dedicarse a cocinar una hora, sin pausa, sin celular, sin TV, sin distracción. También podría ser salir a caminar para ir a tomar un café y regresar, sin distracción, sin más que el gusto de conectar con las propias ideas y respirar un poco soledad, la cual a veces también cae bien.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Hoy también le propongo algo un poco menos sano, le propongo disfrutar de un poco de algo nuevo, como aprender a disfrutar un cigarro, un habano o a saborear un ron, un tequila, un güisqui o con este calor quizás mejor un aperol spritz o una buena cerveza. Esta idea la lanzo con hombres y mujeres en mente y por igual.   

Verá, estimado lector, hace algún tiempo leía El mundo de ayer, un libro escrito por Stefan Zweig, un escritor maravilloso de quien puedo recomendar toda su obra. En una parte de ese libro, Zweig describe la escasez y los conflictos del día a día que se dieron en Austria después de la Primera Guerra Mundial.

En esa parte del libro, me llamó mucho la atención la descripción que hace Zweig sobre su sorpresa al marearse, cuando en una visita a Suiza le ofrecen y fuma un poco de tabaco. La escena en que fuma el tabaco es más social y hasta me atrevo a decir que de esparcimiento para Zweig, pero a mi me causó un poco de gracia y hasta me hizo pensar.

Pensé en la perdida de actividades que sean para tener experiencias y conocer algo que es recreativo pero que no debe volverse recurrente, experiencias que solo podemos hacer en nuestro tiempo libre y bajo ciertas circunstancias, que nos permiten encontrarnos a nosotros mismos sin más intención que vivir lo que se está viviendo. Mi recomendación no es embriagarse o fumarse 20 cigarrillos, sino totalmente lo contrario, edificarse y controlarse viviendo algo nuevo para uno. Fumar un poco de tabaco, tomarse un trago como algo excepcional pero recreativo.

Lo que digo es leer sobre algún ron, güisqui, tequila o cualquier bebida similar; apreciar el proceso, conocer sobre las diferencias e inclinarse a probar un licos o un coctel o una bebida nueva, cuya finalidad sea disfrutarla, saborearla. Al igual se puede saborear un poco de tabaco, un cigarro/habano y entender el proceso de creación de este, no para enviciarse sino para aprender a controlarse, a gozarse y vivir una experiencia no de todos los días; algo diferente que nos de el espacio para pensar y respirar con un poco de tranquilidad y, quizás, encontrarnos allí mismo con más de lo que podemos anticipar. 

.

En el mundo en que vivimos existe una creciente sensación de que debemos hacer más y más y más y más… si no hacemos más somos una especie de conformista mediocre que no quiere su superación personal. No obstante, pareciera que perdemos de vista la idea de que la vida es el recorrido que hacemos de un tramo de carretera, relativamente corto y definitivamente finito, que se puede terminar antes de lo que queremos advertir.

Con ello no quiero decir que debemos buscar el ocio ante todo, sino digo que debemos buscar la plenitud a lo largo y ancho de toda la vida. Debemos trabajar duro y sin descanso, pero solo dentro del tiempo que hemos decidido trabajar; debemos comer tranquilos y con gusto en el tiempo que decidimos dedicar a comer; debemos descansar sin pena ni atraso para los momentos que se prestan para ello, sin que por esto se caiga en la pereza y/o en la desidia.

Por ello, estimado lector, hoy le propongo que cuando lea esto piense cómo va a usar su siguiente tiempo de descanso, de ocio, con el reto que sea igual o más edificante que su tiempo de trabajo. Ello no implica ponerse a hacer tarea tras tarea sino mejor a hacer una o dos con especial satisfacción. Digamos dedicarse a cocinar una hora, sin pausa, sin celular, sin TV, sin distracción. También podría ser salir a caminar para ir a tomar un café y regresar, sin distracción, sin más que el gusto de conectar con las propias ideas y respirar un poco soledad, la cual a veces también cae bien.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

Hoy también le propongo algo un poco menos sano, le propongo disfrutar de un poco de algo nuevo, como aprender a disfrutar un cigarro, un habano o a saborear un ron, un tequila, un güisqui o con este calor quizás mejor un aperol spritz o una buena cerveza. Esta idea la lanzo con hombres y mujeres en mente y por igual.   

Verá, estimado lector, hace algún tiempo leía El mundo de ayer, un libro escrito por Stefan Zweig, un escritor maravilloso de quien puedo recomendar toda su obra. En una parte de ese libro, Zweig describe la escasez y los conflictos del día a día que se dieron en Austria después de la Primera Guerra Mundial.

En esa parte del libro, me llamó mucho la atención la descripción que hace Zweig sobre su sorpresa al marearse, cuando en una visita a Suiza le ofrecen y fuma un poco de tabaco. La escena en que fuma el tabaco es más social y hasta me atrevo a decir que de esparcimiento para Zweig, pero a mi me causó un poco de gracia y hasta me hizo pensar.

Pensé en la perdida de actividades que sean para tener experiencias y conocer algo que es recreativo pero que no debe volverse recurrente, experiencias que solo podemos hacer en nuestro tiempo libre y bajo ciertas circunstancias, que nos permiten encontrarnos a nosotros mismos sin más intención que vivir lo que se está viviendo. Mi recomendación no es embriagarse o fumarse 20 cigarrillos, sino totalmente lo contrario, edificarse y controlarse viviendo algo nuevo para uno. Fumar un poco de tabaco, tomarse un trago como algo excepcional pero recreativo.

Lo que digo es leer sobre algún ron, güisqui, tequila o cualquier bebida similar; apreciar el proceso, conocer sobre las diferencias e inclinarse a probar un licos o un coctel o una bebida nueva, cuya finalidad sea disfrutarla, saborearla. Al igual se puede saborear un poco de tabaco, un cigarro/habano y entender el proceso de creación de este, no para enviciarse sino para aprender a controlarse, a gozarse y vivir una experiencia no de todos los días; algo diferente que nos de el espacio para pensar y respirar con un poco de tranquilidad y, quizás, encontrarnos allí mismo con más de lo que podemos anticipar. 

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?