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Trump debe reflexionar y reconducir su política comercial y de defensa

Foto por Chris Kleponis / AFP
Daniel Lacalle |
07 de abril, 2025

Los comentarios de WhatsApp del vicepresidente JD Vance y el secretario de Defensa Pete Hegseth, filtrados por la prensa son impropios de ellos y no son admisibles como responsables de la seguridad de Estados Unidos y, con ello, del mundo.

Ambos tienen una responsabilidad histórica de reconstruir Estados Unidos, pero también recuperar Occidente.

La administración Trump en su conjunto debe salvar su economía y llevar a cabo una limpieza de todo el gasto inútil que se utilizó durante años para infectar al mundo de ideología destructiva y liberticida. Sin embargo, su responsabilidad no puede circunscribirse a Estados Unidos, aunque es lógico que sea su prioridad, y debe extenderse a todo el mundo que ha apoyado su lucha por la libertad de expresión, el control presupuestario y la eliminación del sectarismo de la nueva inquisición de socialismo depredador.

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La administración Trump es un despertador con un espejo incorporado. Ha despertado a Europa y a millones de ciudadanos del mundo recordando la necesidad de invertir en defensa, de luchar por la libertad de expresión y la defensa de los valores de Occidente. Nos ha puesto el incómodo espejo en el que hemos visto la realidad del proteccionismo doméstico y nuestras barreras fiscales y administrativas al comercio, reconocido hasta por el expresidente del BCE, Mario Draghi. Nos ha mostrado la agria evidencia de que hemos abandonado la defensa de nuestras fronteras, que se ha convertido a nuestros países en infiernos fiscales y burocráticos con unos líderes que han entregado nuestras sociedades a esa inquisición y control liberticida estatista impropios de países libres y economías liberales.

Sin embargo, el presidente Trump, el vicepresidente Vance y su equipo deben entender que para ganar la batalla cultural y de la libertad deben atraer y convencer con el poder de su ejemplo y de sus principios. Y que hay que atraer a todo el mundo, desde Canadá a India. La lucha por la libertad, por equilibrar la balanza en comercio, invertir en defensa y promover la importancia del sector privado para el progreso es tan importante como salvar América del desastre fiscal y monetario al que iba encaminada con las políticas de Biden.

El gran error que puede cometer la administración Trump es pensar que puede reconducir sola el desastre al que el estatismo depredador ha llevado a Occidente.

Al presidente Trump le gusta hablar claro. No es un político, es un negociador. No tiene paciencia para aguantar horas de diatribas de burócratas. Le gustan los liderazgos fuertes y las soluciones. No soporta a los políticos que se dedican a destruir sus países y economías con una sonrisa, una cumbre y un comunicado. A los burócratas les gustan los problemas y extender sus tentáculos presentándose como la solución. Todos en la Casa Blanca, desde Trump a Hegseth, deben pensar en sus socios y amigos de Occidente. Sin las políticas urgentes y drásticas, no habrá salvación de América. Sin la unión con el resto del mundo libre, no habrá salvación global. El gran error que puede cometer la administración Trump es pensar que puede reconducir sola el desastre al que el estatismo depredador ha llevado a Occidente.

La Unión Europea tiene muchos defectos, es indudable, pero tiene muchas virtudes. Hemos conseguido vivir en paz durante décadas cooperando. No tener un liderazgo fuerte puede parecer una debilidad en Washington, pero gracias a ello se mantiene la Unión y el euro. Si hubiésemos tenido un liderazgo dominante, ambos proyectos se habrían destruido. Eso es lo que debe entender la administración Trump: La salvación de Occidente y del sistema de libertades solo puede darse desde el “poder suave” (soft power), no la confrontación y los mensajes gruesos e innecesarios.

Es completamente legítimo negociar para equilibrar un sistema que se ha acostumbrado a considerar que “libre comercio” es vender lo que nos dé la gana en EE. UU. y poner todo tipo de barreras burocráticas y fiscales a las empresas americanas. Es lógico exigir, con contundencia, que la Unión Europea invierta en defensa, sobre todo, cuando se acordó en 2019 y no hemos hecho nada. De hecho, España cada vez invierte menos, una caída de casi el 8.9 % en 2024.

Lo que no es lógico es utilizar mensajes despreciativos, porque los ciudadanos del mundo que vieron la victoria de Trump como una oportunidad para recuperar las libertades individuales y la soberanía pueden rechazar un movimiento liberador y positivo.

Trump debe reflexionar y reconducir su política comercial y de defensa

Daniel Lacalle |
07 de abril, 2025
Foto por Chris Kleponis / AFP

Los comentarios de WhatsApp del vicepresidente JD Vance y el secretario de Defensa Pete Hegseth, filtrados por la prensa son impropios de ellos y no son admisibles como responsables de la seguridad de Estados Unidos y, con ello, del mundo.

Ambos tienen una responsabilidad histórica de reconstruir Estados Unidos, pero también recuperar Occidente.

La administración Trump en su conjunto debe salvar su economía y llevar a cabo una limpieza de todo el gasto inútil que se utilizó durante años para infectar al mundo de ideología destructiva y liberticida. Sin embargo, su responsabilidad no puede circunscribirse a Estados Unidos, aunque es lógico que sea su prioridad, y debe extenderse a todo el mundo que ha apoyado su lucha por la libertad de expresión, el control presupuestario y la eliminación del sectarismo de la nueva inquisición de socialismo depredador.

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La administración Trump es un despertador con un espejo incorporado. Ha despertado a Europa y a millones de ciudadanos del mundo recordando la necesidad de invertir en defensa, de luchar por la libertad de expresión y la defensa de los valores de Occidente. Nos ha puesto el incómodo espejo en el que hemos visto la realidad del proteccionismo doméstico y nuestras barreras fiscales y administrativas al comercio, reconocido hasta por el expresidente del BCE, Mario Draghi. Nos ha mostrado la agria evidencia de que hemos abandonado la defensa de nuestras fronteras, que se ha convertido a nuestros países en infiernos fiscales y burocráticos con unos líderes que han entregado nuestras sociedades a esa inquisición y control liberticida estatista impropios de países libres y economías liberales.

Sin embargo, el presidente Trump, el vicepresidente Vance y su equipo deben entender que para ganar la batalla cultural y de la libertad deben atraer y convencer con el poder de su ejemplo y de sus principios. Y que hay que atraer a todo el mundo, desde Canadá a India. La lucha por la libertad, por equilibrar la balanza en comercio, invertir en defensa y promover la importancia del sector privado para el progreso es tan importante como salvar América del desastre fiscal y monetario al que iba encaminada con las políticas de Biden.

El gran error que puede cometer la administración Trump es pensar que puede reconducir sola el desastre al que el estatismo depredador ha llevado a Occidente.

Al presidente Trump le gusta hablar claro. No es un político, es un negociador. No tiene paciencia para aguantar horas de diatribas de burócratas. Le gustan los liderazgos fuertes y las soluciones. No soporta a los políticos que se dedican a destruir sus países y economías con una sonrisa, una cumbre y un comunicado. A los burócratas les gustan los problemas y extender sus tentáculos presentándose como la solución. Todos en la Casa Blanca, desde Trump a Hegseth, deben pensar en sus socios y amigos de Occidente. Sin las políticas urgentes y drásticas, no habrá salvación de América. Sin la unión con el resto del mundo libre, no habrá salvación global. El gran error que puede cometer la administración Trump es pensar que puede reconducir sola el desastre al que el estatismo depredador ha llevado a Occidente.

La Unión Europea tiene muchos defectos, es indudable, pero tiene muchas virtudes. Hemos conseguido vivir en paz durante décadas cooperando. No tener un liderazgo fuerte puede parecer una debilidad en Washington, pero gracias a ello se mantiene la Unión y el euro. Si hubiésemos tenido un liderazgo dominante, ambos proyectos se habrían destruido. Eso es lo que debe entender la administración Trump: La salvación de Occidente y del sistema de libertades solo puede darse desde el “poder suave” (soft power), no la confrontación y los mensajes gruesos e innecesarios.

Es completamente legítimo negociar para equilibrar un sistema que se ha acostumbrado a considerar que “libre comercio” es vender lo que nos dé la gana en EE. UU. y poner todo tipo de barreras burocráticas y fiscales a las empresas americanas. Es lógico exigir, con contundencia, que la Unión Europea invierta en defensa, sobre todo, cuando se acordó en 2019 y no hemos hecho nada. De hecho, España cada vez invierte menos, una caída de casi el 8.9 % en 2024.

Lo que no es lógico es utilizar mensajes despreciativos, porque los ciudadanos del mundo que vieron la victoria de Trump como una oportunidad para recuperar las libertades individuales y la soberanía pueden rechazar un movimiento liberador y positivo.

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