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Tres pilares para gestionar la ética empresarial

.
Hugo Cruz |
21 de octubre, 2025

La ética empresarial tiene dos dimensiones que son como las dos caras de una misma moneda. Por un lado, está la dimensión personal de la ética, compuesta por las convicciones personales, la integridad, el carácter, la coherencia de vida, todo eso que nos hace ser mejores personas y que agrega valor de nuestra parte a la empresa y a la comunidad. Pero por otro lado, está la dimensión organizacional de la ética, formada por el conjunto de estrategias, procesos y sistemas creados por la empresa para gestionar la ética.

En este artículo me voy a centrar en esta dimensión organizacional de la ética y, en ese sentido, me enfocaré en describir los tres pilares sobre los que se sostiene una acertada gestión de la ética. El concepto de fondo en este artículo es que en una empresa no basta con asumir que todas las personas contratadas van a actuar siempre con rectitud porque eso es lo que se espera de ellas. Efectivamente, la mayor parte de las personas tienen fuertes motivaciones profesionales, familiares e incluso espirituales que les hace buscar la integridad y la excelencia. Sin embargo, la empresa como institución tiene el derecho y el deber de impulsar lo que llamo un Sistema de Gestión de la Ética Empresarial (SGEE)©, un sistema que elaboré y registré como propiedad intelectual hace algunos años. Esto es así porque si partimos del supuesto de que todos los colaboradores se van a comportar éticamente, pronto nos toparemos con una realidad y es que existen tentaciones éticas, existen sesgos en la conducta y existen manzanas podridas que pueden corromper a las demás. A esto me refiero con el derecho y deber de las empresas de implementar este sistema de gestión a fin de proteger su reputación, su propia sostenibilidad en el tiempo y, por qué no, sus activos tangibles que permite la operación. A continuación, describo los tres pilares sobre los que descansa tal sistema.

Liderazgo. Todo parte de la convicción y de la coherencia de vida de quienes están al más alto nivel de la empresa: miembros de la Junta Directiva y la alta gerencia. Reportando a la Junta Directiva, como vanguardia, los miembros del Comité de Ética. Estas personas son las que ponen a funcionar una serie de procesos, que ahora describiré, y que hacen vida lo que contienen los documentos sobre ética y compliance que la empresa haya generado. El liderazgo es así el verdadero motor de la ética en la empresa. Sin liderazgo genuino, de nada sirven ni el código, ni las normas, ni las certificaciones, ni el compliance, ni nada.

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Documentos. La empresa debe poner en blanco y negro su propósito, su identidad, sus valores. Estas declaraciones escritas sirven para establecer y nivelar las expectativas. Con estos documentos, todos los miembros de la empresa saben a qué atenerse, saben qué se espera de ellos, saben los parámetros, conocen los límites. El documento central es el Código de ética y en torno a este giran todas las políticas: gobierno corporativo, compliance, prevención de riesgos, conflicto de intereses, responsabilidad social y medioambiental, etc.

Procesos. La gestión por procesos permite delimitar funciones, mostrar la interconexión e interdependencia de la labor de unos y otros, establecer indicadores de desempeño y, por ende, evaluar el desempeño. En ética empresarial, hay procesos estratégicos (compromiso de la Junta Directiva y de la alta gerencia y gestión de la reputación), operativos (labor del comité de ética, capacitación, sanción, reconocimiento, coaching ético de los jefes a sus equipos, evaluación periódica de todo el sistema, auditorías internas y externas) y de soporte (gestión del canal de denuncias, gestión de sanciones por parte del área legal y de RR. HH.).

Estos tres pilares actúan de forma sistémica, siendo el liderazgo el motor de todos ellos y el núcleo de referencia. Enfocarse en uno solo de ellos es perder de vista el conjunto y, por ende, crear algo insostenible. Solo a visión sistémica es la que da sostenibilidad y realismo a la Gestión de la Ética Empresarial.

Tres pilares para gestionar la ética empresarial

Hugo Cruz |
21 de octubre, 2025
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La ética empresarial tiene dos dimensiones que son como las dos caras de una misma moneda. Por un lado, está la dimensión personal de la ética, compuesta por las convicciones personales, la integridad, el carácter, la coherencia de vida, todo eso que nos hace ser mejores personas y que agrega valor de nuestra parte a la empresa y a la comunidad. Pero por otro lado, está la dimensión organizacional de la ética, formada por el conjunto de estrategias, procesos y sistemas creados por la empresa para gestionar la ética.

En este artículo me voy a centrar en esta dimensión organizacional de la ética y, en ese sentido, me enfocaré en describir los tres pilares sobre los que se sostiene una acertada gestión de la ética. El concepto de fondo en este artículo es que en una empresa no basta con asumir que todas las personas contratadas van a actuar siempre con rectitud porque eso es lo que se espera de ellas. Efectivamente, la mayor parte de las personas tienen fuertes motivaciones profesionales, familiares e incluso espirituales que les hace buscar la integridad y la excelencia. Sin embargo, la empresa como institución tiene el derecho y el deber de impulsar lo que llamo un Sistema de Gestión de la Ética Empresarial (SGEE)©, un sistema que elaboré y registré como propiedad intelectual hace algunos años. Esto es así porque si partimos del supuesto de que todos los colaboradores se van a comportar éticamente, pronto nos toparemos con una realidad y es que existen tentaciones éticas, existen sesgos en la conducta y existen manzanas podridas que pueden corromper a las demás. A esto me refiero con el derecho y deber de las empresas de implementar este sistema de gestión a fin de proteger su reputación, su propia sostenibilidad en el tiempo y, por qué no, sus activos tangibles que permite la operación. A continuación, describo los tres pilares sobre los que descansa tal sistema.

Liderazgo. Todo parte de la convicción y de la coherencia de vida de quienes están al más alto nivel de la empresa: miembros de la Junta Directiva y la alta gerencia. Reportando a la Junta Directiva, como vanguardia, los miembros del Comité de Ética. Estas personas son las que ponen a funcionar una serie de procesos, que ahora describiré, y que hacen vida lo que contienen los documentos sobre ética y compliance que la empresa haya generado. El liderazgo es así el verdadero motor de la ética en la empresa. Sin liderazgo genuino, de nada sirven ni el código, ni las normas, ni las certificaciones, ni el compliance, ni nada.

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Documentos. La empresa debe poner en blanco y negro su propósito, su identidad, sus valores. Estas declaraciones escritas sirven para establecer y nivelar las expectativas. Con estos documentos, todos los miembros de la empresa saben a qué atenerse, saben qué se espera de ellos, saben los parámetros, conocen los límites. El documento central es el Código de ética y en torno a este giran todas las políticas: gobierno corporativo, compliance, prevención de riesgos, conflicto de intereses, responsabilidad social y medioambiental, etc.

Procesos. La gestión por procesos permite delimitar funciones, mostrar la interconexión e interdependencia de la labor de unos y otros, establecer indicadores de desempeño y, por ende, evaluar el desempeño. En ética empresarial, hay procesos estratégicos (compromiso de la Junta Directiva y de la alta gerencia y gestión de la reputación), operativos (labor del comité de ética, capacitación, sanción, reconocimiento, coaching ético de los jefes a sus equipos, evaluación periódica de todo el sistema, auditorías internas y externas) y de soporte (gestión del canal de denuncias, gestión de sanciones por parte del área legal y de RR. HH.).

Estos tres pilares actúan de forma sistémica, siendo el liderazgo el motor de todos ellos y el núcleo de referencia. Enfocarse en uno solo de ellos es perder de vista el conjunto y, por ende, crear algo insostenible. Solo a visión sistémica es la que da sostenibilidad y realismo a la Gestión de la Ética Empresarial.

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