El título de este artículo nos conduce a varios lugares. El más obvio es la cárcel en la que, quienes han quebrantado la ley, están recluidos.
Otra imagen que viene a la mente es la de las tiendas de barrio. Hace algún tiempo, los clientes podían entrar, seleccionar los productos y comprarlos. Ahora ya no es posible, pues los propietarios deben impedir el ingreso de los ladrones.
Sin embargo, me parece que las peores rejas son aquellas que no se ven, pero que sí se viven a diario. Me refiero a las que, sin estar en ningún decreto, las debemos acatar. Por ejemplo, dejar su vehículo estacionado en la calle es un atentado en contra de su propiedad. Dejar su casa con la puerta abierta, ¡ni pensarlo!
El problema se ha extendido a todas las actividades, zonas, cualquier tipo de comercio o industria, etc. Sabemos que, aquí y en cualquier país, los ladrones están a la orden del día. Pero, si la fuerza de la ley está presente, se reduce la magnitud del problema.
Entre tanto problema que tiene nuestra Guate, este es de los peores. No es posible trabajar y vivir en paz si la fuerza de la ley, simplemente no existe.
Paralelo a esto, el sistema de justicia ha sido un desastre desde hace mucho tiempo. Con alguna frecuencia he escrito sobre esto, pues, es, a mi criterio, el peor flagelo. Sin justicia no puede haber paz. Sin esto, el desarrollo del país se ve mermado y atropellado.
Aun así, los chapines somos aguantadores. Nos quejamos en redes sociales y en todo tipo de reuniones, a sabiendas de que nuestras opiniones no pasarán de ser solo eso. Como ciudadanos, no podemos hacer nada.
Es por ello que hay un sistema de seguridad y de justicia pero que, lamentablemente, está en “trapos de cucaracha fumigada”.
Seguiremos exigiendo seguridad y justicia, por todas las vías a nuestro alcance. Pero, lamentablemente, lograremos muy poco, o nada, pues a este fraudulento gobierno no le importa.
El título de este artículo nos conduce a varios lugares. El más obvio es la cárcel en la que, quienes han quebrantado la ley, están recluidos.
Otra imagen que viene a la mente es la de las tiendas de barrio. Hace algún tiempo, los clientes podían entrar, seleccionar los productos y comprarlos. Ahora ya no es posible, pues los propietarios deben impedir el ingreso de los ladrones.
Sin embargo, me parece que las peores rejas son aquellas que no se ven, pero que sí se viven a diario. Me refiero a las que, sin estar en ningún decreto, las debemos acatar. Por ejemplo, dejar su vehículo estacionado en la calle es un atentado en contra de su propiedad. Dejar su casa con la puerta abierta, ¡ni pensarlo!
El problema se ha extendido a todas las actividades, zonas, cualquier tipo de comercio o industria, etc. Sabemos que, aquí y en cualquier país, los ladrones están a la orden del día. Pero, si la fuerza de la ley está presente, se reduce la magnitud del problema.
Entre tanto problema que tiene nuestra Guate, este es de los peores. No es posible trabajar y vivir en paz si la fuerza de la ley, simplemente no existe.
Paralelo a esto, el sistema de justicia ha sido un desastre desde hace mucho tiempo. Con alguna frecuencia he escrito sobre esto, pues, es, a mi criterio, el peor flagelo. Sin justicia no puede haber paz. Sin esto, el desarrollo del país se ve mermado y atropellado.
Aun así, los chapines somos aguantadores. Nos quejamos en redes sociales y en todo tipo de reuniones, a sabiendas de que nuestras opiniones no pasarán de ser solo eso. Como ciudadanos, no podemos hacer nada.
Es por ello que hay un sistema de seguridad y de justicia pero que, lamentablemente, está en “trapos de cucaracha fumigada”.
Seguiremos exigiendo seguridad y justicia, por todas las vías a nuestro alcance. Pero, lamentablemente, lograremos muy poco, o nada, pues a este fraudulento gobierno no le importa.