Sun Tzu no visitará Venezuela
Si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles.
La semana pasada escribí en este mismo espacio una columna de reflexión titulada “la hora de Sun Tzu en Venezuela” y agradezco las muchas respuestas que obtuve, muchas de ellas fueron de felicitación por la claridad de la reflexión sobre la necesidad de incorporar nuevos elementos de disuasión a las negociaciones con el régimen de Maduro. Otros se mostraron escépticos, unos pocos me descalificaron, pero lo valioso del grupo de escépticos es que, algunos de ellos con mayor lucidez que el que les escribe, aceptaron que mi reflexión era valida a la luz de la historia, pero que hoy día era inviable por múltiples razones.
La inviabilidad de sumar el factor militar a la negociación pasa por que es muy claro, para prácticamente todos los académicos, analistas políticos internacionales y analistas militares y de seguridad geoestratégica, que EE. UU. no tomará ninguna acción militar para rescatar la democracia venezolana de las manos de sus actuales secuestradores, agrupados todos alrededor del hoy ya reconocido como tirano, que no dictador, Nicolás Maduro Moro.
Dicho lo anterior, decir también que las medidas adoptadas por la “comunidad Internacional” –léase EE. UU.– como la de delegar en los presidentes de México, Colombia y Brasil la mediación con el régimen de Maduro, para buscar que este reconozca la victoria de la oposición, es elegantemente haber dado por perdida la oportunidad de un cambio por la vía electoral. Dicha estrategia logra endosar el desgaste y el fracaso de esa misión imposible a los presidentes Lula, Petro y López Obrador, a quienes les parece fantástico que, por primera vez, el “Imperio” –como ellos le llaman– les delegue una tarea regional, pues sentirán que, además de lucir muy importantes, les permite devolverle los favores recibidos al régimen venezolano, apoyándolo y dándole el tiempo necesario para que se ajusten las incómodas aristas del robo electoral y hacer su “Gato Pardo sudamericano”, promoviendo el cambio para que nada cambie.
Así las cosas, los sabios consejos del legendario estratega militar chino Sun Tzu brillarán por su ausencia en la solución a la crisis venezolana, a no ser que el tirano y sus secuaces cometan un error de proporciones tan inadmisibles que se haga impostergable una acción militar multinacional. Lo anterior lo pongo en duda, porque qué cierto es que cuando se habla del tirano Maduro, se habla de delincuentes, pero no de tontos ni de torpes.
Cierro diciendo que con la reforma judicial aprobada por la Asamblea Legislativa en México, la noche del pasado martes, y faltando al partido oficial “Morena” un solo voto en el Senado para que sea oficialmente ley de los Estados Unidos Mexicanos, es casi seguro que esa reforma sea aprobada la próxima semana.
Si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles, que anuncian escenarios catastróficos para muchos países que integran la región.
Es muy importante anotar lo anterior, pues con ello México entrará en una época de cambios sin precedentes en los últimos cien años, los cuales claramente estarán orientados a sustituir el modelo de economía libre y de respeto a la propiedad privada, por uno donde ya una de las nuevas leyes privilegia la propiedad pública sobre los privado.
En un artículo publicado en el Financial Times, el mismo martes 3 de septiembre, Michael Stott nos presenta una analogía sobre esta reforma que resulta abrumadoramente contundente, dice Stott :
“Imagine que usted es el director nacional de una empresa multinacional y lucha contra un competidor estatal que compite deslealmente. Sus abogados dicen que tiene un caso sólido, pero el juez es un aliado del partido gobernante, el regulador es un funcionario del ministerio propietario de su competidor y la autoridad fiscal amenaza con encarcelarlo mientras comprueba si sus facturas pueden ser fraudulentas.
Pesadillas como ésta podrían ocurrir en Rusia, pero no son lo que uno esperaría en una nación norteamericana que es el mayor socio comercial de Estados Unidos . De ahí la alarma de los líderes empresariales sobre los planes de México de reescribir su constitución durante el próximo mes para que los votantes elijan a todos los jueces (incluida la Corte Suprema), abolir los reguladores autónomos y una serie de otras medidas”.
Concluyo diciendo que, si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles, que anuncian escenarios catastróficos para muchos países que integran la región.
*Ex embajador de Guatemala en Washington
Sun Tzu no visitará Venezuela
Si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles.
La semana pasada escribí en este mismo espacio una columna de reflexión titulada “la hora de Sun Tzu en Venezuela” y agradezco las muchas respuestas que obtuve, muchas de ellas fueron de felicitación por la claridad de la reflexión sobre la necesidad de incorporar nuevos elementos de disuasión a las negociaciones con el régimen de Maduro. Otros se mostraron escépticos, unos pocos me descalificaron, pero lo valioso del grupo de escépticos es que, algunos de ellos con mayor lucidez que el que les escribe, aceptaron que mi reflexión era valida a la luz de la historia, pero que hoy día era inviable por múltiples razones.
La inviabilidad de sumar el factor militar a la negociación pasa por que es muy claro, para prácticamente todos los académicos, analistas políticos internacionales y analistas militares y de seguridad geoestratégica, que EE. UU. no tomará ninguna acción militar para rescatar la democracia venezolana de las manos de sus actuales secuestradores, agrupados todos alrededor del hoy ya reconocido como tirano, que no dictador, Nicolás Maduro Moro.
Dicho lo anterior, decir también que las medidas adoptadas por la “comunidad Internacional” –léase EE. UU.– como la de delegar en los presidentes de México, Colombia y Brasil la mediación con el régimen de Maduro, para buscar que este reconozca la victoria de la oposición, es elegantemente haber dado por perdida la oportunidad de un cambio por la vía electoral. Dicha estrategia logra endosar el desgaste y el fracaso de esa misión imposible a los presidentes Lula, Petro y López Obrador, a quienes les parece fantástico que, por primera vez, el “Imperio” –como ellos le llaman– les delegue una tarea regional, pues sentirán que, además de lucir muy importantes, les permite devolverle los favores recibidos al régimen venezolano, apoyándolo y dándole el tiempo necesario para que se ajusten las incómodas aristas del robo electoral y hacer su “Gato Pardo sudamericano”, promoviendo el cambio para que nada cambie.
Así las cosas, los sabios consejos del legendario estratega militar chino Sun Tzu brillarán por su ausencia en la solución a la crisis venezolana, a no ser que el tirano y sus secuaces cometan un error de proporciones tan inadmisibles que se haga impostergable una acción militar multinacional. Lo anterior lo pongo en duda, porque qué cierto es que cuando se habla del tirano Maduro, se habla de delincuentes, pero no de tontos ni de torpes.
Cierro diciendo que con la reforma judicial aprobada por la Asamblea Legislativa en México, la noche del pasado martes, y faltando al partido oficial “Morena” un solo voto en el Senado para que sea oficialmente ley de los Estados Unidos Mexicanos, es casi seguro que esa reforma sea aprobada la próxima semana.
Si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles, que anuncian escenarios catastróficos para muchos países que integran la región.
Es muy importante anotar lo anterior, pues con ello México entrará en una época de cambios sin precedentes en los últimos cien años, los cuales claramente estarán orientados a sustituir el modelo de economía libre y de respeto a la propiedad privada, por uno donde ya una de las nuevas leyes privilegia la propiedad pública sobre los privado.
En un artículo publicado en el Financial Times, el mismo martes 3 de septiembre, Michael Stott nos presenta una analogía sobre esta reforma que resulta abrumadoramente contundente, dice Stott :
“Imagine que usted es el director nacional de una empresa multinacional y lucha contra un competidor estatal que compite deslealmente. Sus abogados dicen que tiene un caso sólido, pero el juez es un aliado del partido gobernante, el regulador es un funcionario del ministerio propietario de su competidor y la autoridad fiscal amenaza con encarcelarlo mientras comprueba si sus facturas pueden ser fraudulentas.
Pesadillas como ésta podrían ocurrir en Rusia, pero no son lo que uno esperaría en una nación norteamericana que es el mayor socio comercial de Estados Unidos . De ahí la alarma de los líderes empresariales sobre los planes de México de reescribir su constitución durante el próximo mes para que los votantes elijan a todos los jueces (incluida la Corte Suprema), abolir los reguladores autónomos y una serie de otras medidas”.
Concluyo diciendo que, si a lo acontecido en México esta semana le sumamos la casi segura consolidación de la tiranía venezolana, sin ninguna duda, Latinoamérica se verá muy pronto expuesta a presiones y cambios de proporciones previsibles, que anuncian escenarios catastróficos para muchos países que integran la región.
*Ex embajador de Guatemala en Washington