Pero no se quiere. Tuve la oportunidad de ir al IRTRA Petapa en estos días de vacaciones. Es impresionante la pulcritud del lugar. También me impresionó la conducta de los visitantes. Todos hicimos nuestra “cola”, con paciencia, orden y respeto, sobre todo con los niños que entran y salen de la fila pues están jugando.
En ningún momento vi a alguien que se quisiera colar, entrar a un juego sin el pasaporte (o sea, gratis). Quienes trabajan allí tienen su uniforme nítido, son amables y pacientes al extremo y pueden responder a cualquierinquietud de los visitantes.
Muchos chapines que llegan alli son los mismos que violan las leyes de tránsito, tratan de colarse en la fila en cualquier lugar, evaden impuestos, etc. ¿Cuál es, entonces, la causa de esa transformación?
A mi criterio, es lo que en inglés se llama enforcement, que significa hacer cumplir la ley. Empecemos por la limpieza: hay botes de basura hasta en el último rincón. No hay un solo papel, cáscara de banano, o lo que sea, tirado en el piso.
Las normas se cumplen. Por ejemplo, la edad mínima para subirse a una atracción. También la exigencia de que un adulto debe ir junto con los niños pequeños. Eso evitará tragedias lamentables.
En la vida real, las leyes se cumplen, a medias, o no se cumplen, por parte de un porcentaje importante de la población. Por ejemplo, la economía informal. Hay. transacciones monetarias millonarias, por la sumatoria de miles de pequeñas, que no pagan impuestos. Otro ejemplo es la normativa establecida en la ley de tránsito. Esto ocasiona caos vial, cada vez peor por el incremento del parque vehicular.
¿Qué pasa, entonces, que hace que el mismo chapín que no tira una miga al piso, no evade el pago de la entrada porque un “su cuate” lo “coló” por la puerta trasera, sí lo hace, sin chistar, en la vida diaria?
Seguramente hay muchas causas. La primera puede ser desconfianza en el gobierno. Ofrecen y cumplen, si mucho, un 10-15% de sus ofrecimientos de campaña y de lo que escribieron en su plan de gobierno. Estamos más que hartos de tanto fracaso, robo, pésima gestión, etc.
Pienso que otra causa es la pésima calidad educativa. Aquí incide la desnutrición, que limita la capacidad de aprendizaje. Pero, más allá de esta lamentable situación, hay una especie de herencia a las nuevas generaciones, particularmente en las áreas marginales, en las que la educación es secundaria pues prevalece la necesidad de supervivencia.
El gobierno central y los gobiernos municipales tienen una gran responsabilidad en asegurar que se cumpla toda clase de normativa. Por otro lado, y de vital importancia, es esa deficiente educación que incluye, más allá de leer y escribir, la capacidad de comprender, de aplicar conocimientos y de tomar decisiones.
Hay mucho más que hablar sobre esto. Lamentablemente, con tan malos gobernantes, la gran mayoría de la población no recibirá las valiosas herramientas y conocimientos para sobresalir y superar la pobreza y la ignorancia.
Nos toca, a los que sí tuvimos el privilegio de recibir una buena educación y de haber sido educados con valores y principios, a incidir en la gestión pública, en nuestro metro cuadrado y por cualquier medio a nuestro alcance. Ningún gobernante lo hará.
Pero no se quiere. Tuve la oportunidad de ir al IRTRA Petapa en estos días de vacaciones. Es impresionante la pulcritud del lugar. También me impresionó la conducta de los visitantes. Todos hicimos nuestra “cola”, con paciencia, orden y respeto, sobre todo con los niños que entran y salen de la fila pues están jugando.
En ningún momento vi a alguien que se quisiera colar, entrar a un juego sin el pasaporte (o sea, gratis). Quienes trabajan allí tienen su uniforme nítido, son amables y pacientes al extremo y pueden responder a cualquierinquietud de los visitantes.
Muchos chapines que llegan alli son los mismos que violan las leyes de tránsito, tratan de colarse en la fila en cualquier lugar, evaden impuestos, etc. ¿Cuál es, entonces, la causa de esa transformación?
A mi criterio, es lo que en inglés se llama enforcement, que significa hacer cumplir la ley. Empecemos por la limpieza: hay botes de basura hasta en el último rincón. No hay un solo papel, cáscara de banano, o lo que sea, tirado en el piso.
Las normas se cumplen. Por ejemplo, la edad mínima para subirse a una atracción. También la exigencia de que un adulto debe ir junto con los niños pequeños. Eso evitará tragedias lamentables.
En la vida real, las leyes se cumplen, a medias, o no se cumplen, por parte de un porcentaje importante de la población. Por ejemplo, la economía informal. Hay. transacciones monetarias millonarias, por la sumatoria de miles de pequeñas, que no pagan impuestos. Otro ejemplo es la normativa establecida en la ley de tránsito. Esto ocasiona caos vial, cada vez peor por el incremento del parque vehicular.
¿Qué pasa, entonces, que hace que el mismo chapín que no tira una miga al piso, no evade el pago de la entrada porque un “su cuate” lo “coló” por la puerta trasera, sí lo hace, sin chistar, en la vida diaria?
Seguramente hay muchas causas. La primera puede ser desconfianza en el gobierno. Ofrecen y cumplen, si mucho, un 10-15% de sus ofrecimientos de campaña y de lo que escribieron en su plan de gobierno. Estamos más que hartos de tanto fracaso, robo, pésima gestión, etc.
Pienso que otra causa es la pésima calidad educativa. Aquí incide la desnutrición, que limita la capacidad de aprendizaje. Pero, más allá de esta lamentable situación, hay una especie de herencia a las nuevas generaciones, particularmente en las áreas marginales, en las que la educación es secundaria pues prevalece la necesidad de supervivencia.
El gobierno central y los gobiernos municipales tienen una gran responsabilidad en asegurar que se cumpla toda clase de normativa. Por otro lado, y de vital importancia, es esa deficiente educación que incluye, más allá de leer y escribir, la capacidad de comprender, de aplicar conocimientos y de tomar decisiones.
Hay mucho más que hablar sobre esto. Lamentablemente, con tan malos gobernantes, la gran mayoría de la población no recibirá las valiosas herramientas y conocimientos para sobresalir y superar la pobreza y la ignorancia.
Nos toca, a los que sí tuvimos el privilegio de recibir una buena educación y de haber sido educados con valores y principios, a incidir en la gestión pública, en nuestro metro cuadrado y por cualquier medio a nuestro alcance. Ningún gobernante lo hará.