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Semilleros rastreros con doble rasero

A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.

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Alejandro Palmieri |
04 de junio, 2024

¿Se imagina usted, querido lector, transar con empresas contratadas por el gobierno de Giammattei –y señaladas en redes sociales como corruptas–, a quienes se les adjudicaron obras y servicios que no están entregados? Eso sería algo que “el pacto de corruptos” haría, sin duda.

Pues eso es lo que hizo el gobierno de Arévalo, el de la primavera (inserte risas de fondo).

La “primavera” de Semilla ha conseguido hacer florecer –valga el pleonasmo– a una fanaticada de niveles secta de la que, seguramente, Jim Jones, David Koresh o L. Ron Hubbard estarían envidiosos. Es particularmente patente en redes sociales; profesionales de todas las disciplinas ven con ojos de cachorrito enamorado todo lo que hacen la administración y la bancada de ese partido en el Congreso. Ni hablar de los “politokers” que, vaya, muchos de ellos están a sueldo a cuenta de nuestros impuestos.

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A ver, se vale. Ni modo que el gobierno contrate a críticos y opositores. Sin embargo, permite evidenciar la disonancia cognitiva –o doble rasero– de los corifeos semilleros. Resulta jocoso verlos en su incongruencia.

El recién nombrado ministro de Comunicaciones transó –concilió administrativamente– en dos casos en los que hace tan solo unas semanas, en las redes sociales, tuiteros, tiktokeros y todo tipo de especímenes se desgañitaban en contra de las dos empresas contratadas y las tildaban de “corruptas”.

Una, Tecnologías Smart Home, ganó un concurso para proveer gradas eléctricas y elevadores al aeropuerto La Aurora. La exministra De la Vega incluso planteó una denuncia en contra del “negocio” y se negó a recibir los insumos; la vinculaban –yo no he visto pruebas de ello– con Gustavo Alejos. La otra, CEBCO, la constructora contratada para hacer dos pasos a desnivel que, hoy en día, están inconclusos, y que cuando su vocero –el exsecretario de Comunicación Social de Giammattei, Carlos Sandoval– dio una conferencia respecto al tema, lo lapidaron y vincularon a la empresa con diputados y narcos. Solo faltó decir que era una constructora del finado terrorista Bin Laden.

En ambos casos, el ministro Félix Alvarado anunció que se continúan con las obras, y se recibirán los insumos y servicios luego de que se conciliara con las empresas.

A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.

Yo no estoy en posición de afirmar, como se hizo ampliamente en redes, que esas empresas tengan vínculos corruptos, razón por la cual no puedo juzgar si la conciliación entre el Ministerio y las empresas es espuria. Por el contrario, estoy convencido de que muchas de las diferencias entre la administración y contratistas se puede resolver amigablemente; por la vía administrativa, pues, y no por la penal.

El hecho es que estamos acostumbrados –por los oenegeros activistas y por el triste legado de la CICIG– a que ante la duda: denuncia penal. Valió barriga aquello de la ultima ratio…

La fanaticada semillera –que incluye a periodistas, profesionales y reputados “opinólogos”– ahora guarda sepulcral silencio. No hay que especular lo que hubieran dicho si, por ejemplo, de haberlo hecho cualquiera de los exministros Javier Maldonado o José Luis Benito.

Las empresas señaladas no volvieron a ser denostadas por los “politokers” y el nuevo ministro, en lugar de presentar denuncias por doquier como la exministra De la Vega, –de la manita del Comisionado Nacional contra la Corrupción– ha conciliado.

Yo creo que es mejor un mal arreglo que un buen pleito, pero eso dista mucho de la posición inicial del gobierno que denunciaba primero y preguntaba después. A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.  

Semilleros rastreros con doble rasero

A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.

Alejandro Palmieri |
04 de junio, 2024
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¿Se imagina usted, querido lector, transar con empresas contratadas por el gobierno de Giammattei –y señaladas en redes sociales como corruptas–, a quienes se les adjudicaron obras y servicios que no están entregados? Eso sería algo que “el pacto de corruptos” haría, sin duda.

Pues eso es lo que hizo el gobierno de Arévalo, el de la primavera (inserte risas de fondo).

La “primavera” de Semilla ha conseguido hacer florecer –valga el pleonasmo– a una fanaticada de niveles secta de la que, seguramente, Jim Jones, David Koresh o L. Ron Hubbard estarían envidiosos. Es particularmente patente en redes sociales; profesionales de todas las disciplinas ven con ojos de cachorrito enamorado todo lo que hacen la administración y la bancada de ese partido en el Congreso. Ni hablar de los “politokers” que, vaya, muchos de ellos están a sueldo a cuenta de nuestros impuestos.

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A ver, se vale. Ni modo que el gobierno contrate a críticos y opositores. Sin embargo, permite evidenciar la disonancia cognitiva –o doble rasero– de los corifeos semilleros. Resulta jocoso verlos en su incongruencia.

El recién nombrado ministro de Comunicaciones transó –concilió administrativamente– en dos casos en los que hace tan solo unas semanas, en las redes sociales, tuiteros, tiktokeros y todo tipo de especímenes se desgañitaban en contra de las dos empresas contratadas y las tildaban de “corruptas”.

Una, Tecnologías Smart Home, ganó un concurso para proveer gradas eléctricas y elevadores al aeropuerto La Aurora. La exministra De la Vega incluso planteó una denuncia en contra del “negocio” y se negó a recibir los insumos; la vinculaban –yo no he visto pruebas de ello– con Gustavo Alejos. La otra, CEBCO, la constructora contratada para hacer dos pasos a desnivel que, hoy en día, están inconclusos, y que cuando su vocero –el exsecretario de Comunicación Social de Giammattei, Carlos Sandoval– dio una conferencia respecto al tema, lo lapidaron y vincularon a la empresa con diputados y narcos. Solo faltó decir que era una constructora del finado terrorista Bin Laden.

En ambos casos, el ministro Félix Alvarado anunció que se continúan con las obras, y se recibirán los insumos y servicios luego de que se conciliara con las empresas.

A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.

Yo no estoy en posición de afirmar, como se hizo ampliamente en redes, que esas empresas tengan vínculos corruptos, razón por la cual no puedo juzgar si la conciliación entre el Ministerio y las empresas es espuria. Por el contrario, estoy convencido de que muchas de las diferencias entre la administración y contratistas se puede resolver amigablemente; por la vía administrativa, pues, y no por la penal.

El hecho es que estamos acostumbrados –por los oenegeros activistas y por el triste legado de la CICIG– a que ante la duda: denuncia penal. Valió barriga aquello de la ultima ratio…

La fanaticada semillera –que incluye a periodistas, profesionales y reputados “opinólogos”– ahora guarda sepulcral silencio. No hay que especular lo que hubieran dicho si, por ejemplo, de haberlo hecho cualquiera de los exministros Javier Maldonado o José Luis Benito.

Las empresas señaladas no volvieron a ser denostadas por los “politokers” y el nuevo ministro, en lugar de presentar denuncias por doquier como la exministra De la Vega, –de la manita del Comisionado Nacional contra la Corrupción– ha conciliado.

Yo creo que es mejor un mal arreglo que un buen pleito, pero eso dista mucho de la posición inicial del gobierno que denunciaba primero y preguntaba después. A pesar de ser médico de profesión y oenegero por afición, creo que el ministro Alvarado ha escogido la ruta correcta. Ahora toca ver si pude ejecutar, que son otros 100 pesos.  

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