Somos empresarios. Eso es lo que hacemos: ¡trabajar, producir, generar empleos y, sin remedio, pagar impuestos!
Mientras tanto, el gobierno sigue tratando de convencernos de que están haciendo bien las cosas, generando prosperidad y crecimiento económico. Nada más lejos de la verdad.
El presidente pasó “sin pena ni gloria” en la reunión de la ONU, excepto por el “selfie” que se tomó con su delegación.
Vimos al presidente (le queda grande el título) en la reunión de la ONU. Se tomó las respectivas fotos y dio su discurso. Según circuló en redes sociales, no tuvo mucho público. No lo sé, pero no creo que haya generado alguna reacción, excepto, tal vez, los aplausos de rigor que se dan después de cualquier discurso.
Me pregunto si, antes o después del selfie, logró hacer negocios con representantes de otros países. Pudo haber invitado a representantes de países importantes para Guatemala para estrechar relaciones y lograr atraer inversiones extranjeras. Pudo, también, mejorar la posición de Guatemala en la arena mundial, pero dudo que haya tenido la capacidad de hacerlo, o tan solo el interés.
Espero estar equivocada y estaríamos todos sumamente complacidos de que nuestro dinero fue bien invertido, por el bien de todos y no solo por la complacencia del mandatario.
Se valía soñar con una participación excepcional. Definitivamente, no la hubo. Seguiremos con nuestra imagen de país tercermundista. Si habrá alguna inversión extranjera nueva, no será por sus buenos oficios, sino por la incansable labor del sector privado.
Somos empresarios. Eso es lo que hacemos: ¡trabajar, producir, generar empleos y, sin remedio, pagar impuestos!
Mientras tanto, el gobierno sigue tratando de convencernos de que están haciendo bien las cosas, generando prosperidad y crecimiento económico. Nada más lejos de la verdad.
El presidente pasó “sin pena ni gloria” en la reunión de la ONU, excepto por el “selfie” que se tomó con su delegación.
Vimos al presidente (le queda grande el título) en la reunión de la ONU. Se tomó las respectivas fotos y dio su discurso. Según circuló en redes sociales, no tuvo mucho público. No lo sé, pero no creo que haya generado alguna reacción, excepto, tal vez, los aplausos de rigor que se dan después de cualquier discurso.
Me pregunto si, antes o después del selfie, logró hacer negocios con representantes de otros países. Pudo haber invitado a representantes de países importantes para Guatemala para estrechar relaciones y lograr atraer inversiones extranjeras. Pudo, también, mejorar la posición de Guatemala en la arena mundial, pero dudo que haya tenido la capacidad de hacerlo, o tan solo el interés.
Espero estar equivocada y estaríamos todos sumamente complacidos de que nuestro dinero fue bien invertido, por el bien de todos y no solo por la complacencia del mandatario.
Se valía soñar con una participación excepcional. Definitivamente, no la hubo. Seguiremos con nuestra imagen de país tercermundista. Si habrá alguna inversión extranjera nueva, no será por sus buenos oficios, sino por la incansable labor del sector privado.