Pesada es la corona
El monarca debe usar la fuerza, pero también la inteligencia.
Pesada es la corona sobre quien ha de gobernar. Pero su peso no radica en las joyas que la decoran o en el oro que la recubre. El verdadero peso se encuentra en las consecuencias de las acciones del gobernante, en sus decisiones, en la capacidad inherente del puesto de no complacer a todos. La figura del líder viene a ser compleja no solo por sus funciones, sino por la percepción social que tiene, como en la historia de Nuada, el del brazo de plata.
El peso del mundo…
En el tiempo en que los Fir Bolg dominaban los campos verdes de Irlanda, a sus tierras llegaron los Tuatha Dé Danann, y estos seres más grandes que la naturaleza misma eran gobernados por el mejor de todos: el rey Nuada. Y, después de desembarcar, su primera orden fue quemar los barcos. Esta fue señal suficiente para los nativos: los Tuatha Dé Danann habían llegado para quedarse.
El enfrentamiento entre ambos pueblos parecía inevitable. Sin embargo, Nuada primero buscó hacer un trato con los Fir Bolg, planteando la posibilidad de dividir la isla en dos. Pero esta propuesta fue rápidamente desechada por los mortales, que parecían no saber que se enfrentaban a dioses. Así pues, el choque de las espadas contra los escudos se convirtió en el retumbo de los tambores que llamaban a la guerra. Y, aunque en el combate salieron victoriosos, los Tuatha Dé Danann también pagaron un precio. En una de las peleas, un guerrero de los Fir Bolg logró cortarle el brazo al rey Nuada.
Al final de cuentas y más allá de los conceptos, el rey viene a ser un reflejo de lo que una sociedad valora. Por ello, debemos cuidar a quien, como a Nuada, le damos la corona.
Pero ¿qué es un brazo en comparación al territorio que había ganado? Más allá del daño al cuerpo físico, la pérdida de esta extremidad suponía una crisis política. Verás, para los Tuatha Dé Danann, la figura del rey está entretejida con el concepto de la perfección. Él es el modelo a seguir y, por lo tanto, se le demanda excelencia en cada aspecto, incluyendo el físico. Así pues, Nuada se vio obligado a dejar la corona al segundo mejor: Bres, el hermoso.
El problema surgió después, justo cuando la perfección del cuerpo de Bres no fue igual a la de su interior y a su capacidad como gobernante. Por ello, y ante la clara traición de lo que implica ser un rey, los Tuatha Dé Danann buscaron el retorno de Nuada. Y, para que se cumplieran los requerimientos del cargo y la exigencia de perfección, le otorgaron un brazo hecho de plata, lo cual da origen a su epíteto.
Y el peso de las decisiones…
Se sabe con certeza que no se le puede demandar perfección a los líderes actuales. A diferencia de Nuada, los seres humanos somos falibles por naturaleza. Sin embargo, la historia de este rey esconde la interrogante de cómo debe ser un gobernante. A lo largo del tiempo, muchos son los que han intentado darle respuesta. Algunos, como Maquiavelo, plantean parámetros para accionar. Este filósofo establece que el príncipe debe imitar a la zorra y al león: «Es necesario, pues, ser zorra para conocer los lazos, y león para espantar a los lobos». En otras palabras, el monarca debe usar la fuerza, pero también la inteligencia.
Estarán otros que favorecerán más la razón y la dominación de los placeres, como Platón, quien establece que son estos elementos los que llevarán al éxito del rey. Otros como Walt Whitman plantearán que, al final de cuentas, el mejor gobierno es el que deja a la gente en paz. No obstante, al final de cuentas y más allá de los conceptos, el rey viene a ser un reflejo de lo que una sociedad valora. Por ello, debemos cuidar a quien, como a Nuada, le damos la corona.
Pesada es la corona
El monarca debe usar la fuerza, pero también la inteligencia.
Pesada es la corona sobre quien ha de gobernar. Pero su peso no radica en las joyas que la decoran o en el oro que la recubre. El verdadero peso se encuentra en las consecuencias de las acciones del gobernante, en sus decisiones, en la capacidad inherente del puesto de no complacer a todos. La figura del líder viene a ser compleja no solo por sus funciones, sino por la percepción social que tiene, como en la historia de Nuada, el del brazo de plata.
El peso del mundo…
En el tiempo en que los Fir Bolg dominaban los campos verdes de Irlanda, a sus tierras llegaron los Tuatha Dé Danann, y estos seres más grandes que la naturaleza misma eran gobernados por el mejor de todos: el rey Nuada. Y, después de desembarcar, su primera orden fue quemar los barcos. Esta fue señal suficiente para los nativos: los Tuatha Dé Danann habían llegado para quedarse.
El enfrentamiento entre ambos pueblos parecía inevitable. Sin embargo, Nuada primero buscó hacer un trato con los Fir Bolg, planteando la posibilidad de dividir la isla en dos. Pero esta propuesta fue rápidamente desechada por los mortales, que parecían no saber que se enfrentaban a dioses. Así pues, el choque de las espadas contra los escudos se convirtió en el retumbo de los tambores que llamaban a la guerra. Y, aunque en el combate salieron victoriosos, los Tuatha Dé Danann también pagaron un precio. En una de las peleas, un guerrero de los Fir Bolg logró cortarle el brazo al rey Nuada.
Al final de cuentas y más allá de los conceptos, el rey viene a ser un reflejo de lo que una sociedad valora. Por ello, debemos cuidar a quien, como a Nuada, le damos la corona.
Pero ¿qué es un brazo en comparación al territorio que había ganado? Más allá del daño al cuerpo físico, la pérdida de esta extremidad suponía una crisis política. Verás, para los Tuatha Dé Danann, la figura del rey está entretejida con el concepto de la perfección. Él es el modelo a seguir y, por lo tanto, se le demanda excelencia en cada aspecto, incluyendo el físico. Así pues, Nuada se vio obligado a dejar la corona al segundo mejor: Bres, el hermoso.
El problema surgió después, justo cuando la perfección del cuerpo de Bres no fue igual a la de su interior y a su capacidad como gobernante. Por ello, y ante la clara traición de lo que implica ser un rey, los Tuatha Dé Danann buscaron el retorno de Nuada. Y, para que se cumplieran los requerimientos del cargo y la exigencia de perfección, le otorgaron un brazo hecho de plata, lo cual da origen a su epíteto.
Y el peso de las decisiones…
Se sabe con certeza que no se le puede demandar perfección a los líderes actuales. A diferencia de Nuada, los seres humanos somos falibles por naturaleza. Sin embargo, la historia de este rey esconde la interrogante de cómo debe ser un gobernante. A lo largo del tiempo, muchos son los que han intentado darle respuesta. Algunos, como Maquiavelo, plantean parámetros para accionar. Este filósofo establece que el príncipe debe imitar a la zorra y al león: «Es necesario, pues, ser zorra para conocer los lazos, y león para espantar a los lobos». En otras palabras, el monarca debe usar la fuerza, pero también la inteligencia.
Estarán otros que favorecerán más la razón y la dominación de los placeres, como Platón, quien establece que son estos elementos los que llevarán al éxito del rey. Otros como Walt Whitman plantearán que, al final de cuentas, el mejor gobierno es el que deja a la gente en paz. No obstante, al final de cuentas y más allá de los conceptos, el rey viene a ser un reflejo de lo que una sociedad valora. Por ello, debemos cuidar a quien, como a Nuada, le damos la corona.