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Persiste la superstición primitiva

.
Warren Orbaugh |
24 de noviembre, 2025

No estoy de acuerdo con quienes califican al ser humano como el cáncer del planeta por supuestamente alterar el clima. La cuestión no radica en la existencia o no del cambio climático, ya que es sabido que el clima ha variado continuamente y la Tierra ha atravesado tanto eras glaciales como periodos cálidos a lo largo de su historia.

La gráfica elaborada por el climatólogo Cliff Harris y el meteorólogo Randy Mann presenta las variaciones climáticas registradas desde el año 2400 a.C. hasta 2019 d.C., tomando como referencia una temperatura media normal de 14 grados centígrados. Entre 2400 a.C. y 2000 a.C., la temperatura se mantuvo por encima del promedio. Posteriormente, entre 1900 a.C. y 1500 a.C., se observó un descenso térmico asociado a una era glacial conocida como la Gran Emigración. A partir de 1500 a.C. y hasta 550 a.C., las condiciones cálidas retornaron con temperaturas significativamente superiores a la media, alcanzando su punto máximo alrededor del 1100 a.C.

Entre 550 a.C. y el inicio de la era cristiana, ocurrió otra fase fría. Durante el Imperio Romano (0 d.C. – 550 d.C.) se experimentó un nuevo periodo cálido. Durante la Alta Edad Media, la temperatura descendió nuevamente, dando lugar a la denominada Era Glacial Medieval. Posteriormente, entre 900 d.C. y 1350 d.C., se registró el Período Cálido Medieval; en este contexto, Erik Thorvaldsson, conocido como Erik el Rojo, descubrió Groenlandia, denominada entonces "tierra verde".

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Desde 1350 d.C. hasta 1900 d.C., predominó un nuevo periodo frío, identificado como la Pequeña Edad de Hielo, donde la temperatura media alcanzó valores tan bajos como 12°C. Posteriormente, las temperaturas ascendieron hasta 2008, cuando se registró una nueva tendencia a la baja, previéndose que el punto más frío se alcanzaría en 2019 según los autores. Se destaca la relación directa entre la disminución de la radiación solar y el enfriamiento global, enfatizándose que asumir una estabilidad climática es altamente improbable. Finalmente, surge como interrogante si estos cambios responden a la actividad humana y cuál será la magnitud de sus posibles consecuencias a nivel global.

Cuestiono la evidencia alarmista sobre el cambio climático por dudas en la medición global del nivel del mar, pues depende de referencias terrestres variables. El calentamiento del agua, seguido de evaporación y enfriamiento, limita la expansión marina. Los cambios de temperatura son cíclicos y responden a factores astronómicos y solares. Además, según imágenes de la NASA, los cambios en el hielo antártico ocurren sobre el agua y no afectan significativamente el continente ni alteran el nivel al derretirse.

Tengo dudas sobre los efectos negativos del CO₂, ya que es esencial para las plantas y aumenta la producción de oxígeno mediante la fotosíntesis. Bosques y praderas generan grandes cantidades de oxígeno y ayudan a reducir la temperatura por evaporación, generando diferencias térmicas notables entre áreas urbanas y zonas verdes. En tiempos de los dinosaurios, los niveles de CO₂ eran mucho más altos y la vegetación era abundante. El efecto invernadero hizo el clima de esa época más cálido y húmedo, por lo que considero que la visión negativa del calentamiento global puede estar exagerada.

La capa de ozono, formada por moléculas de O₃ en la estratosfera, es inestable y puede descomponerse por gases como óxidos de nitrógeno, hidrógeno o cloro. Sin embargo, el ozono se regenera constantemente cuando la luz solar divide moléculas de O₂ que luego se combinan para formar O₃. El llamado "agujero" de ozono es solo una disminución dramática de su cantidad sobre la Antártida entre agosto y octubre, causada por los vientos del vórtice polar; cuando el vórtice desaparece, la capa se restaura.

El tema se ha politizado, con intereses económicos involucrados y la formación de una industria del “calentamiento global”. Subir los costos industriales impacta sobre todo a países en desarrollo para intentar reducir la temperatura mundial en 1°C. La estabilidad climática no existe; el cambio es constante.

Por no poder concebir una causalidad que fuera física y necesaria en lugar de voluntaria y contingente, en la antigüedad, las sociedades humanas primitivas atribuían los fenómenos naturales, incluidos los cambios climáticos, a la intervención de entidades divinas. En la actualidad, en Belém, Brasil, el primitivo contemporáneo quiere convencernos de que dichos cambios son consecuencia de la actividad humana.

Persiste la superstición primitiva

Warren Orbaugh |
24 de noviembre, 2025
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No estoy de acuerdo con quienes califican al ser humano como el cáncer del planeta por supuestamente alterar el clima. La cuestión no radica en la existencia o no del cambio climático, ya que es sabido que el clima ha variado continuamente y la Tierra ha atravesado tanto eras glaciales como periodos cálidos a lo largo de su historia.

La gráfica elaborada por el climatólogo Cliff Harris y el meteorólogo Randy Mann presenta las variaciones climáticas registradas desde el año 2400 a.C. hasta 2019 d.C., tomando como referencia una temperatura media normal de 14 grados centígrados. Entre 2400 a.C. y 2000 a.C., la temperatura se mantuvo por encima del promedio. Posteriormente, entre 1900 a.C. y 1500 a.C., se observó un descenso térmico asociado a una era glacial conocida como la Gran Emigración. A partir de 1500 a.C. y hasta 550 a.C., las condiciones cálidas retornaron con temperaturas significativamente superiores a la media, alcanzando su punto máximo alrededor del 1100 a.C.

Entre 550 a.C. y el inicio de la era cristiana, ocurrió otra fase fría. Durante el Imperio Romano (0 d.C. – 550 d.C.) se experimentó un nuevo periodo cálido. Durante la Alta Edad Media, la temperatura descendió nuevamente, dando lugar a la denominada Era Glacial Medieval. Posteriormente, entre 900 d.C. y 1350 d.C., se registró el Período Cálido Medieval; en este contexto, Erik Thorvaldsson, conocido como Erik el Rojo, descubrió Groenlandia, denominada entonces "tierra verde".

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Desde 1350 d.C. hasta 1900 d.C., predominó un nuevo periodo frío, identificado como la Pequeña Edad de Hielo, donde la temperatura media alcanzó valores tan bajos como 12°C. Posteriormente, las temperaturas ascendieron hasta 2008, cuando se registró una nueva tendencia a la baja, previéndose que el punto más frío se alcanzaría en 2019 según los autores. Se destaca la relación directa entre la disminución de la radiación solar y el enfriamiento global, enfatizándose que asumir una estabilidad climática es altamente improbable. Finalmente, surge como interrogante si estos cambios responden a la actividad humana y cuál será la magnitud de sus posibles consecuencias a nivel global.

Cuestiono la evidencia alarmista sobre el cambio climático por dudas en la medición global del nivel del mar, pues depende de referencias terrestres variables. El calentamiento del agua, seguido de evaporación y enfriamiento, limita la expansión marina. Los cambios de temperatura son cíclicos y responden a factores astronómicos y solares. Además, según imágenes de la NASA, los cambios en el hielo antártico ocurren sobre el agua y no afectan significativamente el continente ni alteran el nivel al derretirse.

Tengo dudas sobre los efectos negativos del CO₂, ya que es esencial para las plantas y aumenta la producción de oxígeno mediante la fotosíntesis. Bosques y praderas generan grandes cantidades de oxígeno y ayudan a reducir la temperatura por evaporación, generando diferencias térmicas notables entre áreas urbanas y zonas verdes. En tiempos de los dinosaurios, los niveles de CO₂ eran mucho más altos y la vegetación era abundante. El efecto invernadero hizo el clima de esa época más cálido y húmedo, por lo que considero que la visión negativa del calentamiento global puede estar exagerada.

La capa de ozono, formada por moléculas de O₃ en la estratosfera, es inestable y puede descomponerse por gases como óxidos de nitrógeno, hidrógeno o cloro. Sin embargo, el ozono se regenera constantemente cuando la luz solar divide moléculas de O₂ que luego se combinan para formar O₃. El llamado "agujero" de ozono es solo una disminución dramática de su cantidad sobre la Antártida entre agosto y octubre, causada por los vientos del vórtice polar; cuando el vórtice desaparece, la capa se restaura.

El tema se ha politizado, con intereses económicos involucrados y la formación de una industria del “calentamiento global”. Subir los costos industriales impacta sobre todo a países en desarrollo para intentar reducir la temperatura mundial en 1°C. La estabilidad climática no existe; el cambio es constante.

Por no poder concebir una causalidad que fuera física y necesaria en lugar de voluntaria y contingente, en la antigüedad, las sociedades humanas primitivas atribuían los fenómenos naturales, incluidos los cambios climáticos, a la intervención de entidades divinas. En la actualidad, en Belém, Brasil, el primitivo contemporáneo quiere convencernos de que dichos cambios son consecuencia de la actividad humana.

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