Hace 120 años, el 2 de febrero de 1905, nació en San Petersburgo, Rusia, Alisa Zinovyevna Rosenbaum. Su padre, Zinovy Zacharovich Rosenbaum, superó obstáculos en la Rusia prerrevolucionaria y se convirtió en un empresario farmacéutico exitoso. A pesar de las restricciones para el ingreso de judíos en la universidad, obtuvo su título de químico trabajando para financiar sus estudios. Llegando a ser próspero, compró un edificio en Nevsky Prospekt con su farmacia en la planta baja y viviendas para su familia en los pisos superiores.
Anna Borisovna Rosenbaum, madre de Alisa e hija de Boris Kaplan, un floreciente sastre de San Petersburgo, destacaba por su intelecto dentro de la familia y mostraba un notable interés por diversos eventos culturales. Valoraba la lógica y la definición de un propósito de vida. Considerando el individualismo como un principio moral, impartía a su hija la enseñanza de que «Cada persona es el artífice de su propia felicidad y arquitecto de su propia fortuna». (El individualismo es la doctrina que sostiene que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. La doctrina contraria, postulada por Augusto Comte es el altruismo, base ética del colectivismo, que sostiene que el individuo no tiene derecho alguno, solo obligaciones para con los demás).
Anna fomentó en su hija la lectura y Alisa descubrió en una revista francesa para niños, en una aventura de detectives en donde un adulto resuelve el misterio por medio del razonamiento lógico, las cualidades que admiró desde entonces: acción con propósito, ambición, y habilidad. Más tarde, en otra revista, leyó El Valle Misterioso de Maurice Champagne, donde encontró un personaje que se convertiría en el modelo para los héroes de sus propias novelas, Cyrus Paltons, un hombre alto, esbelto, valiente y racional con un físico nervudo. En honor a él, nombró Kira, la versión femenina de Cyrus, a la protagonista de su primera novela, Los que Vivimos.
La Revolución Bolchevique de 1917 representó el primer enfrentamiento de Alisa con la ética del altruismo, la cual rechazó inmediatamente por considerar que atentaba contra individuos con “inteligencia, habilidad y heroísmo”. Los comunistas expropiaron el edificio y la farmacia de Zinovy Zacharovich, sellándolos y nacionalizándolos. Por esta razón, los Rosenbaum decidieron trasladarse de San Petersburgo a Crimea en el otoño de 1918, en lugar de abandonar el país, ya que Zinovy confiaba en que el régimen comunista no perduraría y podría recuperar sus propiedades. Sin embargo, esta decisión resultó ser costosa, pues con la victoria de los bolcheviques en 1921, Zinovy perdió todas sus posesiones.
Divisó entre la niebla por primera vez en persona la silueta de los rascacielos, que llegaría a amar y exaltar como la novelista que se daría a conocer con el nombre de Ayn Rand.
Dado que el sistema escolar de Crimea operaba según los estándares pre-soviéticos, Alisa tuvo la oportunidad de leer las obras de Víctor Hugo, Edmond Rostand, Alejandro Dumas y Walter Scott.
Además, estudió el sistema de derechos individuales y político estadounidense, así como a Aristóteles y la lógica silogística.
Al finalizar la guerra civil, los Rosenbaum regresaron a San Petersburgo, ahora conocida como Petrogrado, donde únicamente pudieron recuperar una habitación en su edificio comercial y apartamentos. Zinovy Zacharovich obtuvo empleo en una cooperativa farmacéutica, mientras que Anna Borisovna se desempeñó como traductora y maestra. Alisa ingresó a la Universidad Estatal de Petrogrado para estudiar historia y filosofía. Se centró en Aristóteles y, por recomendación de su prima, Vera Guzarchik, descubrió a Nietzsche. Pronto leyó Así Habló Zarathustra y adoptó con entusiasmo las ideas sobre el individuo excepcional de Nietzsche. Esta concepción del hombre noble se mantiene en sus novelas, donde fue perfeccionándola progresivamente. Desde Los que Vivimos hasta La Rebelión de Atlas, trabajó para eliminar cualquier inconsistencia presente en su desarrollo.
Alisa se graduó con honores en 1924 y se inscribió en el Técnico Estatal de Artes Escénicas, una escuela fundada por Lenin para impulsar y desarrollar el cine soviético, con el propósito de estudiar para ser escritora de libretos. Escribió algunos donde incorporó sus ideas éticas y políticas y como experimento se las mostró a un compañero de la escuela de cine, un ciudadano soviético. Inmediatamente, el estudiante se puso nervioso al sentir algo extraño en su tema, tanto que Alisa concluyó que no había futuro para ella en el cine soviético.
Anna Borisnova observó que su hija pasaba largas horas en su habitación gritando desesperada, lo que le llevó a comprender que no había espacio en Rusia para disidentes y temió por la seguridad de Alisa. Por esta razón, sugirió que Alisa viajara a Chicago para visitar a unos parientes estadounidenses que tenían un pequeño teatro donde exhibían películas. Afortunadamente, la política de “Guerra Comunista” de Lenin había sido reemplazada por una Política de Nueva Economía (NEP), que disminuyó temporalmente las restricciones para viajar al extranjero para aquellos estudiantes interesados en estudiar fuera del país. El propósito oficial del viaje de Alisa sería estudiar la industria cinematográfica y regresar para contribuir con lo aprendido a la industria soviética. A finales de 1925, Alisa recibió su pasaporte soviético y en enero de 1926 partió de Leningrado hacia Chicago. La travesía en el De Grasse, el transatlántico francés que la llevó a Nueva York, duró más de cinco semanas. Arribó el 19 de febrero de 1926, cuando divisó entre la niebla por primera vez en persona la silueta de los rascacielos, que llegaría a amar y exaltar como la novelista que se daría a conocer con el nombre de Ayn Rand.
Hace 120 años, el 2 de febrero de 1905, nació en San Petersburgo, Rusia, Alisa Zinovyevna Rosenbaum. Su padre, Zinovy Zacharovich Rosenbaum, superó obstáculos en la Rusia prerrevolucionaria y se convirtió en un empresario farmacéutico exitoso. A pesar de las restricciones para el ingreso de judíos en la universidad, obtuvo su título de químico trabajando para financiar sus estudios. Llegando a ser próspero, compró un edificio en Nevsky Prospekt con su farmacia en la planta baja y viviendas para su familia en los pisos superiores.
Anna Borisovna Rosenbaum, madre de Alisa e hija de Boris Kaplan, un floreciente sastre de San Petersburgo, destacaba por su intelecto dentro de la familia y mostraba un notable interés por diversos eventos culturales. Valoraba la lógica y la definición de un propósito de vida. Considerando el individualismo como un principio moral, impartía a su hija la enseñanza de que «Cada persona es el artífice de su propia felicidad y arquitecto de su propia fortuna». (El individualismo es la doctrina que sostiene que el individuo tiene derecho a su vida, a su libertad y a su propiedad. La doctrina contraria, postulada por Augusto Comte es el altruismo, base ética del colectivismo, que sostiene que el individuo no tiene derecho alguno, solo obligaciones para con los demás).
Anna fomentó en su hija la lectura y Alisa descubrió en una revista francesa para niños, en una aventura de detectives en donde un adulto resuelve el misterio por medio del razonamiento lógico, las cualidades que admiró desde entonces: acción con propósito, ambición, y habilidad. Más tarde, en otra revista, leyó El Valle Misterioso de Maurice Champagne, donde encontró un personaje que se convertiría en el modelo para los héroes de sus propias novelas, Cyrus Paltons, un hombre alto, esbelto, valiente y racional con un físico nervudo. En honor a él, nombró Kira, la versión femenina de Cyrus, a la protagonista de su primera novela, Los que Vivimos.
La Revolución Bolchevique de 1917 representó el primer enfrentamiento de Alisa con la ética del altruismo, la cual rechazó inmediatamente por considerar que atentaba contra individuos con “inteligencia, habilidad y heroísmo”. Los comunistas expropiaron el edificio y la farmacia de Zinovy Zacharovich, sellándolos y nacionalizándolos. Por esta razón, los Rosenbaum decidieron trasladarse de San Petersburgo a Crimea en el otoño de 1918, en lugar de abandonar el país, ya que Zinovy confiaba en que el régimen comunista no perduraría y podría recuperar sus propiedades. Sin embargo, esta decisión resultó ser costosa, pues con la victoria de los bolcheviques en 1921, Zinovy perdió todas sus posesiones.
Divisó entre la niebla por primera vez en persona la silueta de los rascacielos, que llegaría a amar y exaltar como la novelista que se daría a conocer con el nombre de Ayn Rand.
Dado que el sistema escolar de Crimea operaba según los estándares pre-soviéticos, Alisa tuvo la oportunidad de leer las obras de Víctor Hugo, Edmond Rostand, Alejandro Dumas y Walter Scott.
Además, estudió el sistema de derechos individuales y político estadounidense, así como a Aristóteles y la lógica silogística.
Al finalizar la guerra civil, los Rosenbaum regresaron a San Petersburgo, ahora conocida como Petrogrado, donde únicamente pudieron recuperar una habitación en su edificio comercial y apartamentos. Zinovy Zacharovich obtuvo empleo en una cooperativa farmacéutica, mientras que Anna Borisovna se desempeñó como traductora y maestra. Alisa ingresó a la Universidad Estatal de Petrogrado para estudiar historia y filosofía. Se centró en Aristóteles y, por recomendación de su prima, Vera Guzarchik, descubrió a Nietzsche. Pronto leyó Así Habló Zarathustra y adoptó con entusiasmo las ideas sobre el individuo excepcional de Nietzsche. Esta concepción del hombre noble se mantiene en sus novelas, donde fue perfeccionándola progresivamente. Desde Los que Vivimos hasta La Rebelión de Atlas, trabajó para eliminar cualquier inconsistencia presente en su desarrollo.
Alisa se graduó con honores en 1924 y se inscribió en el Técnico Estatal de Artes Escénicas, una escuela fundada por Lenin para impulsar y desarrollar el cine soviético, con el propósito de estudiar para ser escritora de libretos. Escribió algunos donde incorporó sus ideas éticas y políticas y como experimento se las mostró a un compañero de la escuela de cine, un ciudadano soviético. Inmediatamente, el estudiante se puso nervioso al sentir algo extraño en su tema, tanto que Alisa concluyó que no había futuro para ella en el cine soviético.
Anna Borisnova observó que su hija pasaba largas horas en su habitación gritando desesperada, lo que le llevó a comprender que no había espacio en Rusia para disidentes y temió por la seguridad de Alisa. Por esta razón, sugirió que Alisa viajara a Chicago para visitar a unos parientes estadounidenses que tenían un pequeño teatro donde exhibían películas. Afortunadamente, la política de “Guerra Comunista” de Lenin había sido reemplazada por una Política de Nueva Economía (NEP), que disminuyó temporalmente las restricciones para viajar al extranjero para aquellos estudiantes interesados en estudiar fuera del país. El propósito oficial del viaje de Alisa sería estudiar la industria cinematográfica y regresar para contribuir con lo aprendido a la industria soviética. A finales de 1925, Alisa recibió su pasaporte soviético y en enero de 1926 partió de Leningrado hacia Chicago. La travesía en el De Grasse, el transatlántico francés que la llevó a Nueva York, duró más de cinco semanas. Arribó el 19 de febrero de 1926, cuando divisó entre la niebla por primera vez en persona la silueta de los rascacielos, que llegaría a amar y exaltar como la novelista que se daría a conocer con el nombre de Ayn Rand.