Contrario a la percepción de algunos medios, la Unión Europea ha sido abierta a la migración por más de 50 años —desde la Segunda Guerra Mundial— e incluso ha facilitado procesos, asegurando que la mayoría de migrantes ingresen de forma legal. Aunque los cambios temporales han requerido transformaciones en las políticas migratorias, para fortalecer las fronteras externas y modificar las condiciones de entrada, como el Acuerdo Schengen (1995), los países del bloque continúan otorgando residencia legal a un aproximado de 4 millones de personas al año. Esto no detiene la migración ilegal, que ha incrementado progresivamente desde 2015.
El conflicto interno en Irak (2003); la Primavera Árabe en Medio Oriente (2011); la guerra civil en Siria (2011) y en Yemen (2014); la crisis económica y política de Líbano (2020); la toma de poder del Talibán en Afganistán (2021); la guerra entre Líbano e Israel (2023); el conflicto en Gaza (2023); la ofensiva de Israel a Cisjordania (2025), y otros escenarios sociopolíticos relevantes han provocado una ola masiva de migración hacia la Unión Europea. España, Italia y Grecia han sido los países más afectados por su cercanía con la región. Algunas consecuencias de la desmedida migración ilegal son alzas en puntos de venta y áreas de producción de drogas; crisis humanitarias por muertes de migrantes ilegales; incendios por asentamientos forestales ilegales; robos por violencia, y enfrentamientos armados por migrantes ilegales llegando en barco.
El Reglamento de Dublín inspira al sistema de asilo europeo. No obstante, varios gobiernos de la región han expresado la preocupación por los ciudadanos y la estabilidad social, política y económica del continente, dado que menos del 20 % de inmigrantes siguen las órdenes de retorno a sus países. Por tanto, la Comisión Europea ha propuesto el Sistema Europeo de Retornos.
Las actuales condiciones, en materia migratoria, de la Unión Europea requieren de atención inmediata. Cada gobierno asume la responsabilidad del cuidado de sus ciudadanos, su patrimonio, su historia y su salud sociopolítica y económica (…) la propuesta del Sistema Europeo de Retornos no prohíbe la migración al país, sino que busca mitigar las consecuencias de la migración ilegal desmedida.
La proposición indica que se abrirá un espacio en países terceros —fuera de la UE— que reciban a los migrantes sin derecho a permanecer en la región, haciendo que el retorno —obligatorio— de estos a sus países de origen sea más rápido, eficiente y efectivo. Dado que se trata de un bloque, la expulsión de una persona de un país indica la expulsión de esta en el bloque completo. Por esto, la medida ha sido propuesta para la eurozona completa, garantizando la seguridad y estabilidad tanto de todos los países miembros, como de sus ciudadanos.
Algunos medios de comunicación han optado por llamar a los centros de retorno “campos de deportación”, con el fin de asociar el concepto con el Holocausto y los campos de concentración. Asimismo, el sistema propuesto no equivale a las medidas de Meloni en Italia —como la oposición ha denunciado—, ya que lo que la primera ministra cuenta con un sistema en Albania, utilizado para la estadía de personas con trámites de solicitud de asilo. Por su parte, la iniciativa de la Comisión Europea aplica para personas a quienes ya se les negó el asilo y han sido obligadas a retornar.
Las actuales condiciones, en materia migratoria, de la Unión Europea requieren de atención inmediata. Cada gobierno asume la responsabilidad del cuidado de sus ciudadanos, su patrimonio, su historia y su salud sociopolítica y económica. Cabe resaltar, entonces, que la propuesta de Sistema Europeo de Retornos no prohíbe la migración al país, sino que busca mitigar las consecuencias de la migración ilegal desmedida. Si el marco legal fuese a ser exitoso y se votase a favor del nuevo sistema, cada país favorecerá sus posibilidades de mantener e incluso mejorar sus condiciones actuales y su rol en la arena internacional.
Contrario a la percepción de algunos medios, la Unión Europea ha sido abierta a la migración por más de 50 años —desde la Segunda Guerra Mundial— e incluso ha facilitado procesos, asegurando que la mayoría de migrantes ingresen de forma legal. Aunque los cambios temporales han requerido transformaciones en las políticas migratorias, para fortalecer las fronteras externas y modificar las condiciones de entrada, como el Acuerdo Schengen (1995), los países del bloque continúan otorgando residencia legal a un aproximado de 4 millones de personas al año. Esto no detiene la migración ilegal, que ha incrementado progresivamente desde 2015.
El conflicto interno en Irak (2003); la Primavera Árabe en Medio Oriente (2011); la guerra civil en Siria (2011) y en Yemen (2014); la crisis económica y política de Líbano (2020); la toma de poder del Talibán en Afganistán (2021); la guerra entre Líbano e Israel (2023); el conflicto en Gaza (2023); la ofensiva de Israel a Cisjordania (2025), y otros escenarios sociopolíticos relevantes han provocado una ola masiva de migración hacia la Unión Europea. España, Italia y Grecia han sido los países más afectados por su cercanía con la región. Algunas consecuencias de la desmedida migración ilegal son alzas en puntos de venta y áreas de producción de drogas; crisis humanitarias por muertes de migrantes ilegales; incendios por asentamientos forestales ilegales; robos por violencia, y enfrentamientos armados por migrantes ilegales llegando en barco.
El Reglamento de Dublín inspira al sistema de asilo europeo. No obstante, varios gobiernos de la región han expresado la preocupación por los ciudadanos y la estabilidad social, política y económica del continente, dado que menos del 20 % de inmigrantes siguen las órdenes de retorno a sus países. Por tanto, la Comisión Europea ha propuesto el Sistema Europeo de Retornos.
Las actuales condiciones, en materia migratoria, de la Unión Europea requieren de atención inmediata. Cada gobierno asume la responsabilidad del cuidado de sus ciudadanos, su patrimonio, su historia y su salud sociopolítica y económica (…) la propuesta del Sistema Europeo de Retornos no prohíbe la migración al país, sino que busca mitigar las consecuencias de la migración ilegal desmedida.
La proposición indica que se abrirá un espacio en países terceros —fuera de la UE— que reciban a los migrantes sin derecho a permanecer en la región, haciendo que el retorno —obligatorio— de estos a sus países de origen sea más rápido, eficiente y efectivo. Dado que se trata de un bloque, la expulsión de una persona de un país indica la expulsión de esta en el bloque completo. Por esto, la medida ha sido propuesta para la eurozona completa, garantizando la seguridad y estabilidad tanto de todos los países miembros, como de sus ciudadanos.
Algunos medios de comunicación han optado por llamar a los centros de retorno “campos de deportación”, con el fin de asociar el concepto con el Holocausto y los campos de concentración. Asimismo, el sistema propuesto no equivale a las medidas de Meloni en Italia —como la oposición ha denunciado—, ya que lo que la primera ministra cuenta con un sistema en Albania, utilizado para la estadía de personas con trámites de solicitud de asilo. Por su parte, la iniciativa de la Comisión Europea aplica para personas a quienes ya se les negó el asilo y han sido obligadas a retornar.
Las actuales condiciones, en materia migratoria, de la Unión Europea requieren de atención inmediata. Cada gobierno asume la responsabilidad del cuidado de sus ciudadanos, su patrimonio, su historia y su salud sociopolítica y económica. Cabe resaltar, entonces, que la propuesta de Sistema Europeo de Retornos no prohíbe la migración al país, sino que busca mitigar las consecuencias de la migración ilegal desmedida. Si el marco legal fuese a ser exitoso y se votase a favor del nuevo sistema, cada país favorecerá sus posibilidades de mantener e incluso mejorar sus condiciones actuales y su rol en la arena internacional.