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Mitos sobre Nietzsche, 4a parte

.
Warren Orbaugh |
18 de agosto, 2025

Analicemos si lo que afirma Rand en “Para el Nuevo Intelectual” coincide con las ideas de Nietzsche. Según pone Rand:

«Proclamó que el hombre ideal [se mueve]… por sus instintos innatos, sentimientos y voluntad de poder; que está predestinado por nacimiento a dominar a los demás y sacrificarlos a sí mismo, mientras que ellos están predestinados por nacimiento a ser sus víctimas y esclavos; … que el “superhombre” está “más allá del bien y del mal", que es una "bestia de presa" cuyo único estándar es nada menos que su propio capricho.» Ayn Rand. [“For the New Intellectual,” For the New Intellectual.]

En textos previos mencioné que Nietzsche considera la moral predominante en su época como antinatural, contra la vida y por tanto perversa: «La moral antinatural, es decir, toda moral enseñada, venerada y predicada hasta ahora, va, por el contrario, contra los instintos vitales… Una moral altruista, una moral en que se debilita el amor a sí mismo, es, de cualquier manera que se considere, una cosa mala… Falla lo mejor cuando empieza a echarse de menos el egoísmo. Elegir instintivamente lo perjudicial, dejarse seducir por motivos desinteresados, es casi la fórmula de la decadencia.» [Friedrich Nietzsche. El crepúsculo de los ídolos.]

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El “superhombre” trasciende el bien y el mal porque transforma los valores, privilegiando la vida sobre las teorías morales que rechazan la vitalidad, denominadas "moral del rebaño”.

«La alta independencia espiritual, la voluntad de estar solo, incluso una gran inteligencia, se considera peligrosa; todo lo que eleva al individuo por encima de la multitud y hace que su vecino se estremezca se llama a partir de ahora malvado; la predisposición justa, modesta, obediente y humilde, lo mediocre y promedio en deseos, adquiere nombres y honores morales… una nobleza severa y elevada y la autorresponsabilidad se recibe casi como una ofensa y despierta desconfianza, el 'cordero', aún más 'la oveja', es considerado con mayor respeto… La moralidad en Europa hoy es una moralidad de animales de rebaño - es decir, como entendemos la cosa, solo hay un tipo de moralidad humana, al lado de la cual, ante la cual, después de la cual son posibles o deberían serlo muchas otras, sobre todo morales más altas.» [Friedrich Nietzsche. “Parte cinco: De la historia natural de la moral”, Más allá del bien y del mal].

¿Y cuál es esa moral posible, la moral del superhombre, el opuesto al decadente, la que está más allá del bien y el mal pregonado por la moral decadente del rebaño?

«Yo entiendo por “moralidad” un sistema de valoraciones que coinciden parcialmente con las condiciones de la vida de una criatura». Y ¿qué es la vida? «La vida es voluntad de poder.» [Friedrich Nietzsche. “Crítica de los valores más altos”, La voluntad de poder.] La “voluntad de poder” no es, como dice Rand, el deseo de dominar, sino el impulso de superarse y crear un ideal propio: ser el “superhombre”. Esta es una moral afirmativa y vital, cuyo código se refleja en las acciones del “superhombre”.

«Él tiene gusto solo por lo que le beneficia; su placer, su alegría cesan cuando se sobrepasa la medida de lo que es beneficioso. Él adivina curas para las lesiones, emplea las malas circunstancias a su propio favor; lo que no lo mata lo hace más fuerte. De todo lo que ve, oye, experimenta, instintivamente recoge su suma: es un principio de selección, rechaza mucho. Él siempre está en su compañía, ya sea traficando con libros, personas o paisajes: hace honor cuando elige, cuando admite, cuando confía. Reacciona lentamente a todo tipo de estímulo, con esa lentitud que una cautela prolongada y un orgullo deliberado han creado en él: prueba un estímulo que se acerca, está lejos de salir a su encuentro. No cree en la 'desgracia' ni en la 'culpa': sabe cómo olvidar - es lo suficientemente fuerte para que todo tenga que salir bien para él.» [Friedrich Nietzsche. “Por qué soy tan sabio”, Ecce Homo].

El “superhombre” de Nietzsche no es, como sostiene Rand, un depredador que busca sacrificar a otros. El “superhombre” es un ideal a alcanzar, un ideal de superación, de crear la mejor versión de uno mismo: «No es 'la humanidad' sino 'el superhombre' lo que se busca». [Friedrich Nietzsche. “Disciplina y Cría”, La voluntad de poder.]

Nietzsche identifica al “superhombre” como el individuo creativo por excelencia, ejemplificado en figuras como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y especialmente Goethe, quien, según él en El crepúsculo de los ídolos, logra la máxima creación al superarse y perfeccionarse a sí mismo:

«Un hombre en este estado [creativo] transforma las cosas hasta que reflejan su poder –hasta que son reflejos de su perfección.  Este tener que transformar hasta la perfección es –arte… Goethe concibió a un humano que sería fuerte, sumamente educado, hábil en todo asunto corporal, con autocontrol, reverente hacia sí mismo, y que puede permitirse el rango completo y riqueza de ser natural, suficientemente fuerte para tal libertad; el hombre tolerante, no por debilidad sino por fortaleza, porque sabe cómo usar en su beneficio, aun aquello de lo que perecería la naturaleza mediocre; el hombre para el que no hay ya nada prohibido –a menos que sea  la debilidad, ya sea que la llamen vicio o virtud.» [Friedrich Nietzsche. Götzen-Dämmerung. Berlin: Nikol Classics).]

He demostrado, hasta aquí, pues, que la interpretación que hace Rand de lo que dice Friedrich Nietzsche es equivocada.

QED.

Mitos sobre Nietzsche, 4a parte

Warren Orbaugh |
18 de agosto, 2025
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Analicemos si lo que afirma Rand en “Para el Nuevo Intelectual” coincide con las ideas de Nietzsche. Según pone Rand:

«Proclamó que el hombre ideal [se mueve]… por sus instintos innatos, sentimientos y voluntad de poder; que está predestinado por nacimiento a dominar a los demás y sacrificarlos a sí mismo, mientras que ellos están predestinados por nacimiento a ser sus víctimas y esclavos; … que el “superhombre” está “más allá del bien y del mal", que es una "bestia de presa" cuyo único estándar es nada menos que su propio capricho.» Ayn Rand. [“For the New Intellectual,” For the New Intellectual.]

En textos previos mencioné que Nietzsche considera la moral predominante en su época como antinatural, contra la vida y por tanto perversa: «La moral antinatural, es decir, toda moral enseñada, venerada y predicada hasta ahora, va, por el contrario, contra los instintos vitales… Una moral altruista, una moral en que se debilita el amor a sí mismo, es, de cualquier manera que se considere, una cosa mala… Falla lo mejor cuando empieza a echarse de menos el egoísmo. Elegir instintivamente lo perjudicial, dejarse seducir por motivos desinteresados, es casi la fórmula de la decadencia.» [Friedrich Nietzsche. El crepúsculo de los ídolos.]

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El “superhombre” trasciende el bien y el mal porque transforma los valores, privilegiando la vida sobre las teorías morales que rechazan la vitalidad, denominadas "moral del rebaño”.

«La alta independencia espiritual, la voluntad de estar solo, incluso una gran inteligencia, se considera peligrosa; todo lo que eleva al individuo por encima de la multitud y hace que su vecino se estremezca se llama a partir de ahora malvado; la predisposición justa, modesta, obediente y humilde, lo mediocre y promedio en deseos, adquiere nombres y honores morales… una nobleza severa y elevada y la autorresponsabilidad se recibe casi como una ofensa y despierta desconfianza, el 'cordero', aún más 'la oveja', es considerado con mayor respeto… La moralidad en Europa hoy es una moralidad de animales de rebaño - es decir, como entendemos la cosa, solo hay un tipo de moralidad humana, al lado de la cual, ante la cual, después de la cual son posibles o deberían serlo muchas otras, sobre todo morales más altas.» [Friedrich Nietzsche. “Parte cinco: De la historia natural de la moral”, Más allá del bien y del mal].

¿Y cuál es esa moral posible, la moral del superhombre, el opuesto al decadente, la que está más allá del bien y el mal pregonado por la moral decadente del rebaño?

«Yo entiendo por “moralidad” un sistema de valoraciones que coinciden parcialmente con las condiciones de la vida de una criatura». Y ¿qué es la vida? «La vida es voluntad de poder.» [Friedrich Nietzsche. “Crítica de los valores más altos”, La voluntad de poder.] La “voluntad de poder” no es, como dice Rand, el deseo de dominar, sino el impulso de superarse y crear un ideal propio: ser el “superhombre”. Esta es una moral afirmativa y vital, cuyo código se refleja en las acciones del “superhombre”.

«Él tiene gusto solo por lo que le beneficia; su placer, su alegría cesan cuando se sobrepasa la medida de lo que es beneficioso. Él adivina curas para las lesiones, emplea las malas circunstancias a su propio favor; lo que no lo mata lo hace más fuerte. De todo lo que ve, oye, experimenta, instintivamente recoge su suma: es un principio de selección, rechaza mucho. Él siempre está en su compañía, ya sea traficando con libros, personas o paisajes: hace honor cuando elige, cuando admite, cuando confía. Reacciona lentamente a todo tipo de estímulo, con esa lentitud que una cautela prolongada y un orgullo deliberado han creado en él: prueba un estímulo que se acerca, está lejos de salir a su encuentro. No cree en la 'desgracia' ni en la 'culpa': sabe cómo olvidar - es lo suficientemente fuerte para que todo tenga que salir bien para él.» [Friedrich Nietzsche. “Por qué soy tan sabio”, Ecce Homo].

El “superhombre” de Nietzsche no es, como sostiene Rand, un depredador que busca sacrificar a otros. El “superhombre” es un ideal a alcanzar, un ideal de superación, de crear la mejor versión de uno mismo: «No es 'la humanidad' sino 'el superhombre' lo que se busca». [Friedrich Nietzsche. “Disciplina y Cría”, La voluntad de poder.]

Nietzsche identifica al “superhombre” como el individuo creativo por excelencia, ejemplificado en figuras como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y especialmente Goethe, quien, según él en El crepúsculo de los ídolos, logra la máxima creación al superarse y perfeccionarse a sí mismo:

«Un hombre en este estado [creativo] transforma las cosas hasta que reflejan su poder –hasta que son reflejos de su perfección.  Este tener que transformar hasta la perfección es –arte… Goethe concibió a un humano que sería fuerte, sumamente educado, hábil en todo asunto corporal, con autocontrol, reverente hacia sí mismo, y que puede permitirse el rango completo y riqueza de ser natural, suficientemente fuerte para tal libertad; el hombre tolerante, no por debilidad sino por fortaleza, porque sabe cómo usar en su beneficio, aun aquello de lo que perecería la naturaleza mediocre; el hombre para el que no hay ya nada prohibido –a menos que sea  la debilidad, ya sea que la llamen vicio o virtud.» [Friedrich Nietzsche. Götzen-Dämmerung. Berlin: Nikol Classics).]

He demostrado, hasta aquí, pues, que la interpretación que hace Rand de lo que dice Friedrich Nietzsche es equivocada.

QED.

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