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Mayas cosmopolitas

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Luis Figueroa |
04 de julio, 2025

La primera vez que fui a Kaminaljuyú fue cuando estaba en Segundo Básico, con el colegio, y recuerdo muy bien que el guía nos metió por los túneles. Incluso pasamos por una tumba en la que vimos un esqueleto aplastado, como de «papier mâché». Regresé años después y ya no era posible visitar aquel enterramiento.

Llevé a mis sobrinos cuando eran niños y voy allá de cuando en cuando con visitantes extranjeros, y me sorprende que haya mucha gente que, o no sabe de su existencia, o no se motiva a ir. Es un paseo muy agradable en medio de la ciudad de Guatemala. 

Hace ocho días volví en compañía de la economista Deirdre McCloskey y mi amiga Lissa. ¡Y tuve la dicha de que nos guiara la mismísima Bárbara Arroyo, arqueóloga del proyecto! También nos acompañaron Gloria y Tojín, miembros de su equipo.

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Aprendí novedades de El Cerro de los Muertos. Resulta que muchos de los saqueos de tumbas son precolombinos y se pueden atribuir a rebeliones. En algún momento de esa ciudad importante, la élite religiosa dejó de cumplir con su función de hacer que lloviera y fue sustituida por dirigentes más seculares. Recientemente, mucho se ha aprendido del sistema hidráulico de la ciudad, que es fascinante.

En su mejor momento, los habitantes de aquella ciudad maya controlaban rutas comerciales y toda la meseta que actualmente ocupa la capital chapina; además, la ciudad era importante por el comercio de obsidiana.

Los habitantes de Kaminaljuyú tenían una conexión fuerte con los de Teotihuacán, y era una ciudad cosmopolita. Estructuras arquitectónicas de talud/tablero (propias de Teotihuacán) fueron construidas alrededor del año 400 e. c., y para doscientos años después debe haber habido un cambio político de tales dimensiones que aquel estilo arquitectónico fue cubierto. Los teotihuacanos «conquistaron» parte de la costa sur de Guatemala, porque querían cacao; en Kaminaljuyú, la relación era más comercial y a nivel de élites.

El viernes pasado visitamos una nueva estructura, que está siendo excavada y pronto estará disponible para el público. Ahí, uno de los arqueólogos estaba limpiando tres esqueletos de perros o coyotes, que recientemente había descubierto junto a navajas de obsidiana y pezuñas.

En esta nueva excavación hay un edificio con «ventanas», algo que es único en la arquitectura maya. Hay estructuras similares en Tajín, pero allá son del Clásico Tardío, mientras que las de Kaminaljuyú son del Clásico Temprano. Todavía falta excavar más para entender cuál era la función de estas estructuras.

En el sitio hay un espacio conocido como La Palangana. Nunca me ha llamado la atención, pero en esta ocasión nos ofreció una sorpresa. Durante el apogeo de la ciudad, ahí había un espejo de agua y se puede ver claramente la «piscina». Debe haber sido magnífico ese espacio en aquella gran ciudad habitada por gentes de varias ciudades mayas.

Me encanta que en aquel sitio arqueológico todavía se encuentren novedades y se responda a preguntas sobre los mayas; y me encanta que se abran nuevos espacios para que los guatemaltecos puedan visitar el área y entender mejor la historia de sus habitantes y la de la meseta que ocuparon desde 1200 a. e. c. hasta después del 900 e. c.

Kaminaljuyú no es solo un montón de montículos; es un testimonio vivo de nuestra historia, un lugar donde el pasado susurra actos y hechos que aún nos sorprenden. ¡Visítalo y déjate maravillar por la complejidad de los mayas en el corazón de la capital!

Si te interesan estos temas visita luisfi61.com/

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04 de julio, 2025
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La primera vez que fui a Kaminaljuyú fue cuando estaba en Segundo Básico, con el colegio, y recuerdo muy bien que el guía nos metió por los túneles. Incluso pasamos por una tumba en la que vimos un esqueleto aplastado, como de «papier mâché». Regresé años después y ya no era posible visitar aquel enterramiento.

Llevé a mis sobrinos cuando eran niños y voy allá de cuando en cuando con visitantes extranjeros, y me sorprende que haya mucha gente que, o no sabe de su existencia, o no se motiva a ir. Es un paseo muy agradable en medio de la ciudad de Guatemala. 

Hace ocho días volví en compañía de la economista Deirdre McCloskey y mi amiga Lissa. ¡Y tuve la dicha de que nos guiara la mismísima Bárbara Arroyo, arqueóloga del proyecto! También nos acompañaron Gloria y Tojín, miembros de su equipo.

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En su mejor momento, los habitantes de aquella ciudad maya controlaban rutas comerciales y toda la meseta que actualmente ocupa la capital chapina; además, la ciudad era importante por el comercio de obsidiana.

Los habitantes de Kaminaljuyú tenían una conexión fuerte con los de Teotihuacán, y era una ciudad cosmopolita. Estructuras arquitectónicas de talud/tablero (propias de Teotihuacán) fueron construidas alrededor del año 400 e. c., y para doscientos años después debe haber habido un cambio político de tales dimensiones que aquel estilo arquitectónico fue cubierto. Los teotihuacanos «conquistaron» parte de la costa sur de Guatemala, porque querían cacao; en Kaminaljuyú, la relación era más comercial y a nivel de élites.

El viernes pasado visitamos una nueva estructura, que está siendo excavada y pronto estará disponible para el público. Ahí, uno de los arqueólogos estaba limpiando tres esqueletos de perros o coyotes, que recientemente había descubierto junto a navajas de obsidiana y pezuñas.

En esta nueva excavación hay un edificio con «ventanas», algo que es único en la arquitectura maya. Hay estructuras similares en Tajín, pero allá son del Clásico Tardío, mientras que las de Kaminaljuyú son del Clásico Temprano. Todavía falta excavar más para entender cuál era la función de estas estructuras.

En el sitio hay un espacio conocido como La Palangana. Nunca me ha llamado la atención, pero en esta ocasión nos ofreció una sorpresa. Durante el apogeo de la ciudad, ahí había un espejo de agua y se puede ver claramente la «piscina». Debe haber sido magnífico ese espacio en aquella gran ciudad habitada por gentes de varias ciudades mayas.

Me encanta que en aquel sitio arqueológico todavía se encuentren novedades y se responda a preguntas sobre los mayas; y me encanta que se abran nuevos espacios para que los guatemaltecos puedan visitar el área y entender mejor la historia de sus habitantes y la de la meseta que ocuparon desde 1200 a. e. c. hasta después del 900 e. c.

Kaminaljuyú no es solo un montón de montículos; es un testimonio vivo de nuestra historia, un lugar donde el pasado susurra actos y hechos que aún nos sorprenden. ¡Visítalo y déjate maravillar por la complejidad de los mayas en el corazón de la capital!

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