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Los abusos chinos no pasan desapercibidos

Más allá de un enfrentamiento en contra de China, el actual panorama se centra en dar reconocimiento a sus abusos, de la misma forma que se da a sus logros.

El Ministro de Comercio de China, Wang Wentao (frente izquierda), firma acuerdos con el Ministro de Comercio de Australia, Don Farrell (frente derecha), mientras el Primer Ministro de China, Li Qiang (tercero a la izquierda), y el Primer Ministro de Australia, Anthony Albanese (tercero a la derecha), presencian la ceremonia en la Casa del Parlamento en Canberra el 17 de junio de 2024. Foto de MICK TSIKAS / POOL / AFP.
Rocío Mérida |
12 de julio, 2024

China es uno de los países más importantes del mundo, debido a su influencia histórica en temas como la ideología, política y economía. En términos comerciales, China es el principal exportador del mundo, representando el 14.6 % de las exportaciones globales. Estas exportaciones generan trabajos de forma directa e indirecta; ingresos para el país, y permiten el desarrollo económico y tecnológico, lo que resulta un incentivo para continuar con la producción de calidad y las exportaciones a gran escala. Pekín, al notar su importancia, fortaleció las instituciones que protegen al productor, exportador y comerciante. Como consecuencia, existe una variedad de productos y servicios chinos de exportación que son subsidiados por el gobierno chino, como lo son los textiles, agricultura, hardware, metales y productos médicos.

No obstante, estos subsidios provocan descontento en la mayoría de los países con los que China comercia, dado que representan una amenaza a los productores nacionales, desestabilizan las prácticas comerciales y, muchas veces, incumplen con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Comúnmente, cuando un gobierno o empresario resalta los daños de estas prácticas, China responde negativamente hacia la acusación, o bien, reafirma su gran capacidad productiva y económica como herramienta comercial. Varios países han optado por dejar pasar los obstáculos como barreras comerciales. Sin embargo, en los últimos años ha habido un retorno a la institucionalidad y enfrentamiento de los países para defenderse ante las ofensas chinas.

En 2016, EE. UU. optó por la institucionalidad denunciando a China ante la OMC por subsidios injustos e incumplimiento con la transparencia para el monitoreo del cumplimiento de acuerdos. La resolución a favor de EE. UU. resultó en la reducción de los subsidios a las exportaciones del gobierno chino en siete sectores económicos del país. Esta es una de las primeras y más importantes respuestas a los abusos asiáticos.

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No se trata de la caída de China, sino del espacio de oportunidad para el mundo. El propósito de estos enfrentamientos no es debilitar a China y retirar su rol como potencia comercial, dado que su desarrollo tecnológico y know-how es inigualable (...) Más allá de un enfrentamiento en contra de China, el actual panorama se centra en dar reconocimiento a sus abusos, de la misma forma que se da a sus logros.

Actualmente, la Unión Europea (UE) protagoniza un conflicto más con China. En este caso, es Pekín quien inicia el enfrentamiento hacia la alianza como resultado a los aranceles compensatorios impuestos en Europa a los vehículos eléctricos chinos. El Ministerio de Comercio de China declaró el inicio de una extensa investigación —programada a finalizar en enero de 2025— de la UE por la imposición de barreras comerciales en desfavor de empresas chinas. Pekín espera que a partir de esta “inocente” amenaza, los europeos decidan no continuar con la entrada en vigor de los aranceles en noviembre. No obstante, también ha incrementado los aranceles a ciertos productos que importa de la comunidad, como la carne y los lácteos.

No se trata de la caída de China, sino del espacio de oportunidad para el mundo. El propósito de estos enfrentamientos no es debilitar a China y retirar su rol como potencia comercial, dado que su desarrollo tecnológico y know-how es inigualable, sino el seguimiento de las normas institucionales en beneficio de todos aquellos involucrados en las transacciones —productores, comerciantes y consumidores—. Más allá de un enfrentamiento en contra de China, el actual panorama se centra en dar reconocimiento a sus abusos, de la misma forma que se da a sus logros.

De esta forma, las debidas denuncias de los actos dañinos al comercio cometidos por China podrán ser sancionados y limitados de la misma forma que con los demás países. Esto permitirá la promoción de intercambios internacionales beneficiosos y evitar conflictos y abusos que desincentiven el comercio. El resultado de la falta de incentivos para continuar con el cumplimiento de las normas establecidas tendría consecuencias graves al crecimiento económico de los países y, por tanto, a su desarrollo social y tecnológico.

Los abusos chinos no pasan desapercibidos

Más allá de un enfrentamiento en contra de China, el actual panorama se centra en dar reconocimiento a sus abusos, de la misma forma que se da a sus logros.

Rocío Mérida |
12 de julio, 2024
El Ministro de Comercio de China, Wang Wentao (frente izquierda), firma acuerdos con el Ministro de Comercio de Australia, Don Farrell (frente derecha), mientras el Primer Ministro de China, Li Qiang (tercero a la izquierda), y el Primer Ministro de Australia, Anthony Albanese (tercero a la derecha), presencian la ceremonia en la Casa del Parlamento en Canberra el 17 de junio de 2024. Foto de MICK TSIKAS / POOL / AFP.

China es uno de los países más importantes del mundo, debido a su influencia histórica en temas como la ideología, política y economía. En términos comerciales, China es el principal exportador del mundo, representando el 14.6 % de las exportaciones globales. Estas exportaciones generan trabajos de forma directa e indirecta; ingresos para el país, y permiten el desarrollo económico y tecnológico, lo que resulta un incentivo para continuar con la producción de calidad y las exportaciones a gran escala. Pekín, al notar su importancia, fortaleció las instituciones que protegen al productor, exportador y comerciante. Como consecuencia, existe una variedad de productos y servicios chinos de exportación que son subsidiados por el gobierno chino, como lo son los textiles, agricultura, hardware, metales y productos médicos.

No obstante, estos subsidios provocan descontento en la mayoría de los países con los que China comercia, dado que representan una amenaza a los productores nacionales, desestabilizan las prácticas comerciales y, muchas veces, incumplen con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Comúnmente, cuando un gobierno o empresario resalta los daños de estas prácticas, China responde negativamente hacia la acusación, o bien, reafirma su gran capacidad productiva y económica como herramienta comercial. Varios países han optado por dejar pasar los obstáculos como barreras comerciales. Sin embargo, en los últimos años ha habido un retorno a la institucionalidad y enfrentamiento de los países para defenderse ante las ofensas chinas.

En 2016, EE. UU. optó por la institucionalidad denunciando a China ante la OMC por subsidios injustos e incumplimiento con la transparencia para el monitoreo del cumplimiento de acuerdos. La resolución a favor de EE. UU. resultó en la reducción de los subsidios a las exportaciones del gobierno chino en siete sectores económicos del país. Esta es una de las primeras y más importantes respuestas a los abusos asiáticos.

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Actualmente, la Unión Europea (UE) protagoniza un conflicto más con China. En este caso, es Pekín quien inicia el enfrentamiento hacia la alianza como resultado a los aranceles compensatorios impuestos en Europa a los vehículos eléctricos chinos. El Ministerio de Comercio de China declaró el inicio de una extensa investigación —programada a finalizar en enero de 2025— de la UE por la imposición de barreras comerciales en desfavor de empresas chinas. Pekín espera que a partir de esta “inocente” amenaza, los europeos decidan no continuar con la entrada en vigor de los aranceles en noviembre. No obstante, también ha incrementado los aranceles a ciertos productos que importa de la comunidad, como la carne y los lácteos.

No se trata de la caída de China, sino del espacio de oportunidad para el mundo. El propósito de estos enfrentamientos no es debilitar a China y retirar su rol como potencia comercial, dado que su desarrollo tecnológico y know-how es inigualable, sino el seguimiento de las normas institucionales en beneficio de todos aquellos involucrados en las transacciones —productores, comerciantes y consumidores—. Más allá de un enfrentamiento en contra de China, el actual panorama se centra en dar reconocimiento a sus abusos, de la misma forma que se da a sus logros.

De esta forma, las debidas denuncias de los actos dañinos al comercio cometidos por China podrán ser sancionados y limitados de la misma forma que con los demás países. Esto permitirá la promoción de intercambios internacionales beneficiosos y evitar conflictos y abusos que desincentiven el comercio. El resultado de la falta de incentivos para continuar con el cumplimiento de las normas establecidas tendría consecuencias graves al crecimiento económico de los países y, por tanto, a su desarrollo social y tecnológico.

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