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Liderazgo frente a la incertidumbre geopolítica

.
Claudia Asensio, Socia asociada de McKinsey & Company
21 de agosto, 2025
El comercio global ha estado marcado por una creciente complejidad regulatoria y geopolítica. Recientemente, los aranceles en Estados Unidos alcanzaron su punto más alto desde los años 40, con una tasa promedio ponderada del 16% (y del 8.6% en América Latina). Pero detrás de esta cifra hay una dinámica compleja de negociaciones, disputas legales y medidas en evolución.
 
Solo en las últimas semanas, hemos visto:
 
  • Una nueva extensión de las suspensiones temporales de ciertas tarifas entre EE. UU. y China hasta noviembre.
  • Techo arancelario del 15% para la mayoría de las exportaciones de la Unión Europea a los Estados Unidos.
  • Inversiones estratégicas en la manufactura en EE.UU impulsadas por presiones arancelarias por parte de gigantes como GE, Apple y Hyundai.
  • Acuerdo comercial entre EE. UU. y el Reino Unido que reduce los aranceles sobre algunas importaciones como acero, automóviles y etanol.
  • Potenciales nuevos aranceles a India como medida indirecta para presionar a Rusia.
Y aún queda mucho por definirse: revisión del USMCA en 2026, litigios clave, negociaciones pendientes (India, Canadá, Corea del Sur) y decisiones de alto impacto que se resolverán en semanas, no años. La incertidumbre ya no es un estado pasajero; es el nuevo terreno de juego.
 
No obstante, los aranceles son apenas uno de los motores geopolíticos que están reconfigurando el comercio internacional. A su lado, cobran fuerza otros factores como: acuerdos comerciales, restricciones tecnológicas, conflictos internacionales y nuevas políticas industriales y ambientales. Para los líderes empresariales, este entorno exige una estrategia profunda, ágil y coordinada.
 
Imperativos estratégicos para líderes empresariales
 
Frente a este entorno dinámico, muchos se plantean ¿cómo navegar la incertidumbre geopolítica? En McKinsey observamos que las compañías más resilientes están adoptando tres principios clave:
 
1. Proteger para mitigar impactos inmediatos – Garantizar la continuidad operativa, minimizar interrupciones y gestionar proactivamente es clave para mitigar el impacto arancelario.
 
2. Prepararse para actuar con rapidez – Implementar acciones defensivas y definir estrategias basadas en escenarios permite preparar a la empresa y responder con agilidad a los cambios geopolíticos.
 
3. Impulsar el negocio a largo plazo – Adoptar una visión ofensiva basada en las fortalezas competitivas y el crecimiento sostenido diferencia a quienes lideran del resto.
 
 
De la estrategia a la acción: capacidades clave
 
Para convertir la estrategia en acción, las empresas líderes están adoptando modelos de ejecución robustos, con instancias de gobernanza semanal, herramientas para la toma de decisiones, seguimiento transparente y colaboración transversal que evite fugas de valor.
 
Por ejemplo, la creación de un centro de inteligencia y ejecución geopolítica permite coordinar equipos multifuncionales enfocados en áreas clave: inteligencia sobre acuerdos alcanzados por parte de países vecinos (ej. Mexico), ingeniería arancelaria y mapeo de curvas de costos, optimización de rutas y cadena de suministro, eficiencia comercial y relacionamiento con gobiernos. Esta estructura no solo acelera la respuesta ante disrupciones, sino que traduce la incertidumbre en decisiones concretas.
 
Ante un entorno geopolítico volátil, la clave está en construir organizaciones con capacidad de adaptación estructural, visión global y ejecución disciplinada. Invertir en capacidades internas —desde inteligencia regulatoria hasta resiliencia operativa— no es solo una defensa frente a la incertidumbre, sino una vía para diferenciarse y crecer. Quienes actúen con decisión y rapidez no solo navegarán la disrupción, sino que estarán en posición de liderar el cambio.
 

Liderazgo frente a la incertidumbre geopolítica

Claudia Asensio, Socia asociada de McKinsey & Company
21 de agosto, 2025
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El comercio global ha estado marcado por una creciente complejidad regulatoria y geopolítica. Recientemente, los aranceles en Estados Unidos alcanzaron su punto más alto desde los años 40, con una tasa promedio ponderada del 16% (y del 8.6% en América Latina). Pero detrás de esta cifra hay una dinámica compleja de negociaciones, disputas legales y medidas en evolución.
 
Solo en las últimas semanas, hemos visto:
 
  • Una nueva extensión de las suspensiones temporales de ciertas tarifas entre EE. UU. y China hasta noviembre.
  • Techo arancelario del 15% para la mayoría de las exportaciones de la Unión Europea a los Estados Unidos.
  • Inversiones estratégicas en la manufactura en EE.UU impulsadas por presiones arancelarias por parte de gigantes como GE, Apple y Hyundai.
  • Acuerdo comercial entre EE. UU. y el Reino Unido que reduce los aranceles sobre algunas importaciones como acero, automóviles y etanol.
  • Potenciales nuevos aranceles a India como medida indirecta para presionar a Rusia.
Y aún queda mucho por definirse: revisión del USMCA en 2026, litigios clave, negociaciones pendientes (India, Canadá, Corea del Sur) y decisiones de alto impacto que se resolverán en semanas, no años. La incertidumbre ya no es un estado pasajero; es el nuevo terreno de juego.
 
No obstante, los aranceles son apenas uno de los motores geopolíticos que están reconfigurando el comercio internacional. A su lado, cobran fuerza otros factores como: acuerdos comerciales, restricciones tecnológicas, conflictos internacionales y nuevas políticas industriales y ambientales. Para los líderes empresariales, este entorno exige una estrategia profunda, ágil y coordinada.
 
Imperativos estratégicos para líderes empresariales
 
Frente a este entorno dinámico, muchos se plantean ¿cómo navegar la incertidumbre geopolítica? En McKinsey observamos que las compañías más resilientes están adoptando tres principios clave:
 
1. Proteger para mitigar impactos inmediatos – Garantizar la continuidad operativa, minimizar interrupciones y gestionar proactivamente es clave para mitigar el impacto arancelario.
 
2. Prepararse para actuar con rapidez – Implementar acciones defensivas y definir estrategias basadas en escenarios permite preparar a la empresa y responder con agilidad a los cambios geopolíticos.
 
3. Impulsar el negocio a largo plazo – Adoptar una visión ofensiva basada en las fortalezas competitivas y el crecimiento sostenido diferencia a quienes lideran del resto.
 
 
De la estrategia a la acción: capacidades clave
 
Para convertir la estrategia en acción, las empresas líderes están adoptando modelos de ejecución robustos, con instancias de gobernanza semanal, herramientas para la toma de decisiones, seguimiento transparente y colaboración transversal que evite fugas de valor.
 
Por ejemplo, la creación de un centro de inteligencia y ejecución geopolítica permite coordinar equipos multifuncionales enfocados en áreas clave: inteligencia sobre acuerdos alcanzados por parte de países vecinos (ej. Mexico), ingeniería arancelaria y mapeo de curvas de costos, optimización de rutas y cadena de suministro, eficiencia comercial y relacionamiento con gobiernos. Esta estructura no solo acelera la respuesta ante disrupciones, sino que traduce la incertidumbre en decisiones concretas.
 
Ante un entorno geopolítico volátil, la clave está en construir organizaciones con capacidad de adaptación estructural, visión global y ejecución disciplinada. Invertir en capacidades internas —desde inteligencia regulatoria hasta resiliencia operativa— no es solo una defensa frente a la incertidumbre, sino una vía para diferenciarse y crecer. Quienes actúen con decisión y rapidez no solo navegarán la disrupción, sino que estarán en posición de liderar el cambio.
 

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