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Las misiones médicas cubanas ¿solidaridad?

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Melanie Müllers |
29 de abril, 2025

Durante décadas, las misiones médicas cubanas han sido presentadas como un ejemplo de solidaridad internacional, donde brigadas de médicos ofrecen atención de salud en algunos de los lugares más remotos y necesitados del mundo. Desde África hasta Sudamérica y Guatemala, Cuba ha enviado miles de profesionales, ganándose aplausos en foros internacionales. Sin embargo, detrás de esta imagen de altruismo se esconde una realidad más compleja y, para muchos, preocupante: las condiciones laborales impuestas a los médicos cubanos y el uso de sus servicios como una fuente crucial de divisas para el régimen de Cuba.

Un informe reciente de Cuba Archive, una organización de derechos humanos con sede en Miami, publicó que las misiones médicas cubanas representan la mayor fuente de ingresos para el gobierno cubano, superando los 4,000 millones de dólares anuales. Estos ingresos provienen de los pagos que los países anfitriones hacen por los servicios médicos cubanos, pero de este dinero, los propios médicos cubanos reciben apenas una fracción. Según la documentación de Cuba Archive, el Estado retiene entre el 70 % y el 90 % de los salarios que deberían percibir directamente los profesionales de la salud.

Las denuncias no terminan ahí, varios testimonios de médicos cubanos que han desertado de las misiones afirmaron haber sido sometidos a vigilancia constante, restricciones de movimiento y amenazas contra ellos y sus familias si abandonaban la misión o incumplían las normas impuestas. Muchos relatan que no podían salir del hospedaje sin permiso, que sus comunicaciones eran controladas, y que eran presionados para cumplir cuotas políticas, como manifestarse en apoyo al gobierno cubano.

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Esta situación llevó a organismos internacionales como la ONU a calificar las misiones médicas cubanas como una forma de “Trabajo forzado” y “Esclavitud moderna”. La organización denunció en repetidas ocasiones que los derechos fundamentales de los trabajadores son violados sistemáticamente bajo la apariencia de “Ayuda humanitaria”. Del mismo modo, gobiernos como el de Estados Unidos ya adoptaron medidas, como la restricción de visas para funcionarios de países que reciben brigadas médicas cubanas, argumentando que con su participación están fomentando prácticas de explotación laboral.

Todos vemos las misiones médicas cubanas y como un programa que, si bien salva vidas y brinda atención en lugares sin servicios de salud, lo hace a costa de los derechos fundamentales de los propios médicos.

El gobierno de Estados Unidos, afirmó que Cuba utiliza a los médicos cubanos como operadores económicos y políticos. Ese año, el Departamento de Estado de EE. UU. publicó un reporte basado en estudios como el de Cuba Archive, advirtiendo que las misiones médicas representaban no solo un mecanismo de recaudación de fondos, sino también una herramienta de influencia ideológica en los países receptores.

A pesar de las denuncias, las brigadas médicas siguen operando en decenas de países. Algunos gobiernos defienden su continuidad, argumentando que la atención médica que reciben sus poblaciones, especialmente en áreas rurales y de escasos recursos, sería imposible sin la participación de médicos cubanos. Para muchos de los países receptores, el dilema ético de contribuir a un sistema potencialmente opresivo queda en el olvido ante la necesidad urgente de servicios de salud.

Los médicos, por su parte, enfrentan una decisión difícil. Quedarse en la misión bajo condiciones de explotación o desertar, arriesgándose a perder el derecho de regresar a su país durante años, además de sufrir represalias contra sus familiares. Para ellos, la vocación de servicio y el deseo de mejorar sus condiciones de vida se entrelazan en una situación donde la solidaridad internacional ha sido transformada en un negocio lucrativo para terceros.

Todos vemos las misiones médicas cubanas y como un programa que, si bien salva vidas y brinda atención en lugares sin servicios de salud, lo hace a costa de los derechos fundamentales de los propios médicos. Un dilema que invita a Guatemala a preguntarse: ¿Puede justificarse un logro cuando se construye sobre la explotación de quienes deberían beneficiarse de él?

Las misiones médicas cubanas ¿solidaridad?

Melanie Müllers |
29 de abril, 2025
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Durante décadas, las misiones médicas cubanas han sido presentadas como un ejemplo de solidaridad internacional, donde brigadas de médicos ofrecen atención de salud en algunos de los lugares más remotos y necesitados del mundo. Desde África hasta Sudamérica y Guatemala, Cuba ha enviado miles de profesionales, ganándose aplausos en foros internacionales. Sin embargo, detrás de esta imagen de altruismo se esconde una realidad más compleja y, para muchos, preocupante: las condiciones laborales impuestas a los médicos cubanos y el uso de sus servicios como una fuente crucial de divisas para el régimen de Cuba.

Un informe reciente de Cuba Archive, una organización de derechos humanos con sede en Miami, publicó que las misiones médicas cubanas representan la mayor fuente de ingresos para el gobierno cubano, superando los 4,000 millones de dólares anuales. Estos ingresos provienen de los pagos que los países anfitriones hacen por los servicios médicos cubanos, pero de este dinero, los propios médicos cubanos reciben apenas una fracción. Según la documentación de Cuba Archive, el Estado retiene entre el 70 % y el 90 % de los salarios que deberían percibir directamente los profesionales de la salud.

Las denuncias no terminan ahí, varios testimonios de médicos cubanos que han desertado de las misiones afirmaron haber sido sometidos a vigilancia constante, restricciones de movimiento y amenazas contra ellos y sus familias si abandonaban la misión o incumplían las normas impuestas. Muchos relatan que no podían salir del hospedaje sin permiso, que sus comunicaciones eran controladas, y que eran presionados para cumplir cuotas políticas, como manifestarse en apoyo al gobierno cubano.

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Esta situación llevó a organismos internacionales como la ONU a calificar las misiones médicas cubanas como una forma de “Trabajo forzado” y “Esclavitud moderna”. La organización denunció en repetidas ocasiones que los derechos fundamentales de los trabajadores son violados sistemáticamente bajo la apariencia de “Ayuda humanitaria”. Del mismo modo, gobiernos como el de Estados Unidos ya adoptaron medidas, como la restricción de visas para funcionarios de países que reciben brigadas médicas cubanas, argumentando que con su participación están fomentando prácticas de explotación laboral.

Todos vemos las misiones médicas cubanas y como un programa que, si bien salva vidas y brinda atención en lugares sin servicios de salud, lo hace a costa de los derechos fundamentales de los propios médicos.

El gobierno de Estados Unidos, afirmó que Cuba utiliza a los médicos cubanos como operadores económicos y políticos. Ese año, el Departamento de Estado de EE. UU. publicó un reporte basado en estudios como el de Cuba Archive, advirtiendo que las misiones médicas representaban no solo un mecanismo de recaudación de fondos, sino también una herramienta de influencia ideológica en los países receptores.

A pesar de las denuncias, las brigadas médicas siguen operando en decenas de países. Algunos gobiernos defienden su continuidad, argumentando que la atención médica que reciben sus poblaciones, especialmente en áreas rurales y de escasos recursos, sería imposible sin la participación de médicos cubanos. Para muchos de los países receptores, el dilema ético de contribuir a un sistema potencialmente opresivo queda en el olvido ante la necesidad urgente de servicios de salud.

Los médicos, por su parte, enfrentan una decisión difícil. Quedarse en la misión bajo condiciones de explotación o desertar, arriesgándose a perder el derecho de regresar a su país durante años, además de sufrir represalias contra sus familiares. Para ellos, la vocación de servicio y el deseo de mejorar sus condiciones de vida se entrelazan en una situación donde la solidaridad internacional ha sido transformada en un negocio lucrativo para terceros.

Todos vemos las misiones médicas cubanas y como un programa que, si bien salva vidas y brinda atención en lugares sin servicios de salud, lo hace a costa de los derechos fundamentales de los propios médicos. Un dilema que invita a Guatemala a preguntarse: ¿Puede justificarse un logro cuando se construye sobre la explotación de quienes deberían beneficiarse de él?

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