Las implicaciones del retorno de Trump para relaciones bilaterales entre EE. UU. y Guatemala
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump.
A pesar de sus problemas legales, las encuestas importantes indican que Donald Trump será el próximo presidente de EE. UU. La más reciente es de Cook Political Report, la cual valida una serie de otras encuestas que establecen que Trump lidera en los estados clave para lo que sería su eventual victoria en noviembre.
Una presidencia 2.0 de Trump tendría grandes implicaciones para la política exterior de EUA en la región. Varios temas en particular destacan, entre ellos la “ayuda internacional”, las presiones por cambios políticos internos en países aliados, la migración, las drogas y el comercio.
La base votante de Trump exigirá con urgencia una depuración en el Departamento de Estado (DOS), que su base considera cooptado por burócratas que promueven temas ideológicos que no representan los valores o intereses de EE. UU. No se olvidan la participación de diplomáticos de DOS que testificaron en contra de Trump en el primer juicio político que innovaron los Demócratas, luego del fracaso de la investigación que montaron sobre la falsa acusación que Trump coludió con Rusia para robarse las elecciones de 2016.
Con respecto a la “ayuda internacional” Trump repetirá sus recortes a los fondos de USAID. Redireccionará fondos para que la “agencia de desarrollo internacional” (AID, por sus siglas en inglés) se dedique más al desarrollo internacional y menos en promover lo que se percibe como una agenda centrada en políticas controversiales, especialmente en los países que reciben fondos que EE. UU. designa como asistencia. Bajo el primer gobierno de Trump, por ejemplo, se suspendieron los programas de USAID enfocados en la diversidad.
Con respecto a la injerencia en asuntos domésticos, el tema de la destitución de la fiscal general de Guatemala dejaría de ser prioridad para EE. UU., así como la política de sanciones a diputados que no votan de la manera que DOS quiere en los temas que quiere. Por experiencia propia, Trump mismo tendrá poca confianza en las buenas intenciones y capacidad del aparato gubernamental de EE. UU. en construir sistemas de justicia imparciales e independientes.
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump. El gobierno de Guatemala tendría que aprovechar el momento para pasar leyes de infraestructura, de puertos, de alianzas público-privadas y zonas francas, así como reformas a la ley de contrataciones públicas, con el propósito final de mejorar el clima de inversión y negocios en Guatemala.
Bajo un gobierno de Trump se volverán a aplicar las leyes y reglas migratorias de EE. UU. Asimismo, vendrán fuertes presiones sobre Guatemala para que coopere más para reducir la inmigración ilegal que entra a EE. UU., especialmente la que proviene de países fuera de Centroamérica. También se esperaría que Guatemala siga cooperando con las capturas de drogas que se ha venido haciendo en los últimos años, con lo cual no hay razón para esperar algo distinto.
Con respecto al comercio y la inversión, un gobierno de Trump podría presentar oportunidades para la región. Fue el primer gobierno de Trump que diseñó la estrategia “Back to the Americas” para sacar la cadena de manufactura e industria de China hacia EE. UU. y Latinoamérica. Esto fue la base del Nearshoring que ahora está en boga. El Nearshoring propone políticas proteccionistas para incentivar a las empresas a transferir parte de su producción de China a países cercanos a EE. UU. con una zona horaria similar.
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump. El gobierno de Guatemala tendría que aprovechar el momento para pasar leyes de infraestructura, de puertos, de alianzas público-privadas y zonas francas, así como reformas a la ley de contrataciones públicas, con el propósito final de mejorar el clima de inversión y negocios en Guatemala.
En estos temas, el gobierno de Guatemala podría esperar reciprocidad y cooperación desde un gobierno de Trump si se asesora bien y hace los acercamientos correctos.
Las implicaciones del retorno de Trump para relaciones bilaterales entre EE. UU. y Guatemala
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump.
A pesar de sus problemas legales, las encuestas importantes indican que Donald Trump será el próximo presidente de EE. UU. La más reciente es de Cook Political Report, la cual valida una serie de otras encuestas que establecen que Trump lidera en los estados clave para lo que sería su eventual victoria en noviembre.
Una presidencia 2.0 de Trump tendría grandes implicaciones para la política exterior de EUA en la región. Varios temas en particular destacan, entre ellos la “ayuda internacional”, las presiones por cambios políticos internos en países aliados, la migración, las drogas y el comercio.
La base votante de Trump exigirá con urgencia una depuración en el Departamento de Estado (DOS), que su base considera cooptado por burócratas que promueven temas ideológicos que no representan los valores o intereses de EE. UU. No se olvidan la participación de diplomáticos de DOS que testificaron en contra de Trump en el primer juicio político que innovaron los Demócratas, luego del fracaso de la investigación que montaron sobre la falsa acusación que Trump coludió con Rusia para robarse las elecciones de 2016.
Con respecto a la “ayuda internacional” Trump repetirá sus recortes a los fondos de USAID. Redireccionará fondos para que la “agencia de desarrollo internacional” (AID, por sus siglas en inglés) se dedique más al desarrollo internacional y menos en promover lo que se percibe como una agenda centrada en políticas controversiales, especialmente en los países que reciben fondos que EE. UU. designa como asistencia. Bajo el primer gobierno de Trump, por ejemplo, se suspendieron los programas de USAID enfocados en la diversidad.
Con respecto a la injerencia en asuntos domésticos, el tema de la destitución de la fiscal general de Guatemala dejaría de ser prioridad para EE. UU., así como la política de sanciones a diputados que no votan de la manera que DOS quiere en los temas que quiere. Por experiencia propia, Trump mismo tendrá poca confianza en las buenas intenciones y capacidad del aparato gubernamental de EE. UU. en construir sistemas de justicia imparciales e independientes.
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump. El gobierno de Guatemala tendría que aprovechar el momento para pasar leyes de infraestructura, de puertos, de alianzas público-privadas y zonas francas, así como reformas a la ley de contrataciones públicas, con el propósito final de mejorar el clima de inversión y negocios en Guatemala.
Bajo un gobierno de Trump se volverán a aplicar las leyes y reglas migratorias de EE. UU. Asimismo, vendrán fuertes presiones sobre Guatemala para que coopere más para reducir la inmigración ilegal que entra a EE. UU., especialmente la que proviene de países fuera de Centroamérica. También se esperaría que Guatemala siga cooperando con las capturas de drogas que se ha venido haciendo en los últimos años, con lo cual no hay razón para esperar algo distinto.
Con respecto al comercio y la inversión, un gobierno de Trump podría presentar oportunidades para la región. Fue el primer gobierno de Trump que diseñó la estrategia “Back to the Americas” para sacar la cadena de manufactura e industria de China hacia EE. UU. y Latinoamérica. Esto fue la base del Nearshoring que ahora está en boga. El Nearshoring propone políticas proteccionistas para incentivar a las empresas a transferir parte de su producción de China a países cercanos a EE. UU. con una zona horaria similar.
No es cierto que necesariamente le tendrá que ir mal a un gobierno de izquierda de Guatemala en sus relaciones bilaterales con un gobierno de derecha en EE. UU. Guatemala se podría beneficiar de lo que sería una estrategia comercial intervencionista del gobierno Trump. El gobierno de Guatemala tendría que aprovechar el momento para pasar leyes de infraestructura, de puertos, de alianzas público-privadas y zonas francas, así como reformas a la ley de contrataciones públicas, con el propósito final de mejorar el clima de inversión y negocios en Guatemala.
En estos temas, el gobierno de Guatemala podría esperar reciprocidad y cooperación desde un gobierno de Trump si se asesora bien y hace los acercamientos correctos.