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La valentía no solo es para el campo de batalla, también se necesita en la sala de reuniones

Es importante que el presidente entienda que para poder gobernar de manera eficiente y efectiva no hay alternativas para los problemas, solo intercambios.

JOHAN ORDONEZ / AFP
Marimaite Rayo |
20 de junio, 2024

La tormenta tropical que actualmente está afectando a Guatemala la podríamos interpretar como un adelanto de la tormenta política que tendrá que enfrentar el gobierno del presidente Arévalo en el próximo semestre. La infraestructura se está cayendo a pedazos, el incremento en la violencia sobrepasa los límites de la percepción y la economía guatemalteca podría estar pendiendo de un hilo por la batalla legal con APM Terminals y los efectos que podría tener sobre el comercio internacional.

Así pues, parece que las calles del país no van a ser las únicas que van a tener el agua hasta el cuello en las próximas semanas, por lo que es crucial que Arévalo y su equipo empiecen a go-ber-nar.

Menos X, más gobierno

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Una tendencia que ha sido clara durante los primeros cinco meses de la administración del presidente Arévalo es el efecto que tiene la presión de las redes sociales sobre su gobierno. En varias ocasiones, más que gobernar, parece que el gobierno se ha convertido en un reproductor de mensajes de X, según ellos… “para responder a las necesidades de la población”.

A pesar de que las redes sociales pueden ser un canal perfecto para reducir los problemas de acción colectiva, dado que reduce los costos de obtener información y el tiempo de comunicación, también puede ser una cámara de eco que se caracteriza por la intolerancia y el ataque contra “los otros”. Consecuentemente, a pesar de que sí es importante que Arévalo escuche a sus electores, también debe saber distinguir entre gobernar y twittear. De otra forma, ¿quién nos está gobernando? ¿los usuarios o el presidente?

La clave de la gobernabilidad no está en el cortoplacismo. Es necesario que este gobierno deje de improvisar y empiece a ejecutar planes que tengan una hoja de ruta y un objetivo claro, de manera que los resultados tengan un efecto expansivo sobre los diferentes ámbitos de desarrollo en el país.

Es cierto que muchas de las crisis que estamos viviendo el día de hoy son producto de la mala administración de gobiernos anteriores. No obstante, esta es una realidad con la que Arévalo sabía que se iba a enfrentar. Por ello, ahora es el momento adecuado para que el presidente se arme de valentía, asuma la responsabilidad y cambie la marcha de su gobierno.

No hay alternativas, solo intercambios

Ya han pasado cinco meses desde que Arévalo fue juramentado como presidente y parece que el tema todavía no lo ve muy claro. Lo que le ha faltado a este gobierno es liderazgo, alguien que marque la ruta y facilite el camino de los demás miembros del equipo. Parece que esto se debe, en gran parte, a la presión que siente el mandatario de “quedar bien” con sus electores, particularmente los seguidores más reacios de su partido, por lo que esto ha limitado su capacidad de tomar decisiones más contundentes.

Por lo tanto, es importante que el presidente entienda que para poder gobernar de manera eficiente y efectiva no hay alternativas para los problemas, solo intercambios. En este caso, debería intercambiar mayor gobernabilidad y estabilidad en el país por decisiones que, aunque impopulares para la mayoría, se traducirán en mayores beneficios a largo plazo, incluso si esto significa la pérdida de puntos en popularidad.

La clave de la gobernabilidad no está en el cortoplacismo. Es necesario que este gobierno deje de improvisar y empiece a ejecutar planes que tengan una hoja de ruta y un objetivo claro, de manera que los resultados tengan un efecto expansivo sobre los diferentes ámbitos de desarrollo en el país.

La valentía no solo es para el campo de batalla, también se necesita en la sala de reuniones

Es importante que el presidente entienda que para poder gobernar de manera eficiente y efectiva no hay alternativas para los problemas, solo intercambios.

Marimaite Rayo |
20 de junio, 2024
JOHAN ORDONEZ / AFP

La tormenta tropical que actualmente está afectando a Guatemala la podríamos interpretar como un adelanto de la tormenta política que tendrá que enfrentar el gobierno del presidente Arévalo en el próximo semestre. La infraestructura se está cayendo a pedazos, el incremento en la violencia sobrepasa los límites de la percepción y la economía guatemalteca podría estar pendiendo de un hilo por la batalla legal con APM Terminals y los efectos que podría tener sobre el comercio internacional.

Así pues, parece que las calles del país no van a ser las únicas que van a tener el agua hasta el cuello en las próximas semanas, por lo que es crucial que Arévalo y su equipo empiecen a go-ber-nar.

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Una tendencia que ha sido clara durante los primeros cinco meses de la administración del presidente Arévalo es el efecto que tiene la presión de las redes sociales sobre su gobierno. En varias ocasiones, más que gobernar, parece que el gobierno se ha convertido en un reproductor de mensajes de X, según ellos… “para responder a las necesidades de la población”.

A pesar de que las redes sociales pueden ser un canal perfecto para reducir los problemas de acción colectiva, dado que reduce los costos de obtener información y el tiempo de comunicación, también puede ser una cámara de eco que se caracteriza por la intolerancia y el ataque contra “los otros”. Consecuentemente, a pesar de que sí es importante que Arévalo escuche a sus electores, también debe saber distinguir entre gobernar y twittear. De otra forma, ¿quién nos está gobernando? ¿los usuarios o el presidente?

La clave de la gobernabilidad no está en el cortoplacismo. Es necesario que este gobierno deje de improvisar y empiece a ejecutar planes que tengan una hoja de ruta y un objetivo claro, de manera que los resultados tengan un efecto expansivo sobre los diferentes ámbitos de desarrollo en el país.

Es cierto que muchas de las crisis que estamos viviendo el día de hoy son producto de la mala administración de gobiernos anteriores. No obstante, esta es una realidad con la que Arévalo sabía que se iba a enfrentar. Por ello, ahora es el momento adecuado para que el presidente se arme de valentía, asuma la responsabilidad y cambie la marcha de su gobierno.

No hay alternativas, solo intercambios

Ya han pasado cinco meses desde que Arévalo fue juramentado como presidente y parece que el tema todavía no lo ve muy claro. Lo que le ha faltado a este gobierno es liderazgo, alguien que marque la ruta y facilite el camino de los demás miembros del equipo. Parece que esto se debe, en gran parte, a la presión que siente el mandatario de “quedar bien” con sus electores, particularmente los seguidores más reacios de su partido, por lo que esto ha limitado su capacidad de tomar decisiones más contundentes.

Por lo tanto, es importante que el presidente entienda que para poder gobernar de manera eficiente y efectiva no hay alternativas para los problemas, solo intercambios. En este caso, debería intercambiar mayor gobernabilidad y estabilidad en el país por decisiones que, aunque impopulares para la mayoría, se traducirán en mayores beneficios a largo plazo, incluso si esto significa la pérdida de puntos en popularidad.

La clave de la gobernabilidad no está en el cortoplacismo. Es necesario que este gobierno deje de improvisar y empiece a ejecutar planes que tengan una hoja de ruta y un objetivo claro, de manera que los resultados tengan un efecto expansivo sobre los diferentes ámbitos de desarrollo en el país.

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