Esta semana fuimos testigos de la gran diferencia que hay entre personas con educación y respeto, y sin ello. Claro está, me refiero al intercambio de palabras entre una diputada y la señora fiscal general.
Por medio de las redes sociales se evidenció la enorme diferencia entre quienes tienen principios y valores y quienes carecen de estas básicas normas de decoro y educación.
Hemos visto la encomiable labor que ha hecho doña Consuelo Porras. Seguramente habrá errores en su gestión, pues es sumamente difícil dirigir una institución tan importante, cuando está rodeada de tantos tiburones queriendo destruirla.
Sin embargo, nunca se le ha visto faltando al respeto a nadie ni conducirse con bajeza, como sí lo hizo la diputada en cuestión.
Por lo general, y es así en este caso, los ataques e insultos surgen cuando no hay argumentos para defender algún tema. Si no los hay, o se buscan o se abandona la batalla. Pero recurrir a bajezas solo demuestra la falta de educación.
Sirva esta columna de opinión para respaldar el trabajo que ha hecho doña Consuelo Porras. Reitero, seguramente ha cometido errores pues nadie está libre de hacerlos. Pero su gestión, hasta donde hemos podido ver, ha sido recta y eficaz.
A la diputada, pues ojalá aprenda de sus errores y actos impulsivos por el bien de Guatemala. Recordemos que, en esta era digital, todo queda registrado en algún lugar. Esperamos que esta actitud no se generalice sino por el contrario, que no vuelva a suceder en ninguna institución de gobierno, por el bien de nuestra Guatemala.
Esta semana fuimos testigos de la gran diferencia que hay entre personas con educación y respeto, y sin ello. Claro está, me refiero al intercambio de palabras entre una diputada y la señora fiscal general.
Por medio de las redes sociales se evidenció la enorme diferencia entre quienes tienen principios y valores y quienes carecen de estas básicas normas de decoro y educación.
Hemos visto la encomiable labor que ha hecho doña Consuelo Porras. Seguramente habrá errores en su gestión, pues es sumamente difícil dirigir una institución tan importante, cuando está rodeada de tantos tiburones queriendo destruirla.
Sin embargo, nunca se le ha visto faltando al respeto a nadie ni conducirse con bajeza, como sí lo hizo la diputada en cuestión.
Por lo general, y es así en este caso, los ataques e insultos surgen cuando no hay argumentos para defender algún tema. Si no los hay, o se buscan o se abandona la batalla. Pero recurrir a bajezas solo demuestra la falta de educación.
Sirva esta columna de opinión para respaldar el trabajo que ha hecho doña Consuelo Porras. Reitero, seguramente ha cometido errores pues nadie está libre de hacerlos. Pero su gestión, hasta donde hemos podido ver, ha sido recta y eficaz.
A la diputada, pues ojalá aprenda de sus errores y actos impulsivos por el bien de Guatemala. Recordemos que, en esta era digital, todo queda registrado en algún lugar. Esperamos que esta actitud no se generalice sino por el contrario, que no vuelva a suceder en ninguna institución de gobierno, por el bien de nuestra Guatemala.