Política
Política
Empresa
Empresa
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial
Videos
Videos

La ley y la moral

.
Enrique Búcaro Batres |
13 de diciembre, 2024

La ley bien puede ser definida como una regla dictada por el congreso, que contiene un mandato y que desarrolla una norma constitucional. La ley es, en teoría, una regulación que emana de la moral social representada por los diputados que la aprueban, y que en representación del pueblo de Guatemala advierten la necesidad de regular, prevenir o castigar alguna actividad humana.

Lo que pocas veces se advierte es que la ley, justamente porque emana de una moral particular, se convierte en un referente moral para la presente y futura generación. Si un comportamiento, digamos robar, es castigado por la ley, se convertirá en un elemento de juicio para las personas e influirá en cómo se comportan y juzgan ese acto. De igual manera, pero en sentido contrario, si el matrimonio es reconocido y regulado de forma que se le protege y valora, esa ley será un referente para las personas al momento de juzgar ese acto y comportamiento.

Preocupante es que esta característica de la ley puede ser utilizada, consciente o inconscientemente, como una forma de moldear el pensamiento hacia una forma que hoy en día se considere inmoral. Si un acto que se considera inmoral se convirtiese en legal, y quedara así para uso y aprovechamiento de las personas, en más de una manera se daría el mensaje mediante la ley de que dicho acto debe ser aceptado, que ahora es legal como sinónimo de que ahora está bien.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

En las últimas semanas, el congreso de Guatemala aprobó leyes que preocupan, no solo por la evidente carencia de técnica parlamentaria y de beneficio social, sino también porque se convierten, queramos o no, en referentes de lo que está bien o mal para las personas. Por ejemplo, un presupuesto grandemente desfinanciado, manda un mensaje que gastar más allá de las posibilidades está bien, que financiarse para mantenerse de forma irresponsable está bien, que endeudarse irresponsablemente está bien y que no combatir a la corrupción (como el oficialismo lo ofreció en campaña) y no cumplir promesas políticas está bien.

Estimado lector, debemos advertir que la ley es más que lo que sencillamente regula. Debemos advertir que la ley tiene y da un componente moral. No es una cuestión de estar a favor o en contra del presupuesto, si no es reconocer que nos están endeudando de forma irresponsable.

Otro ejemplo: modificar leyes para beneficio propio si se tiene el poder para hacerlo está bien, tal y como pasó con la ley Contra la Delincuencia Organizada modificada descaradamente para beneficiar al partido político Semilla. Además de que se lanza la idea de que los partidos políticos son vías que pueden ahora ser utilizados para cometer actos que antes eran sancionados, brinda o refuerza la idea a la población de que los partidos políticos son vehículos de corrupción e impunidad.

Un último ejemplo es la ley de competencia, que es una ley mal hecha. Que haya sido aprobada de urgencia nacional, es un pésimo mensaje. En un país con tantas carencias y tanta necesidad de leyes que realmente ayuden a la población, que protejan la vida, la seguridad y que la dignidad de las personas sean puestas a acumular polvo en las gavetas legislativas, mientras que la ley de competencia haya sido aprobada de urgencia nacional es grave. El mensaje, nuevamente, es que esos intereses de Semilla son urgentes, pero no los verdaderos problemas que aquejan a la población.

Es un pésimo mensaje para las nuevas generaciones: que los fines egoístas de unos pocos con poder justifican sus medios, irrespetando unos procedimientos de ley y abusando de otros para lograr sus metas sin importar mucho más.

Estimado lector, debemos advertir que la ley es más que lo que sencillamente regula. Debemos advertir que la ley tiene y da un componente moral. No es una cuestión de estar a favor o en contra del presupuesto, si no es reconocer que nos están endeudando de forma irresponsable. No es un tema de si estamos de acuerdo o no con lo que le sucedió a Semilla, sino que es reflexionar en que deben los diputados respetar el debido proceso. Mientras las autoridades con impunidad irrespeten las leyes, no se logrará construir un buen país sino que se reforzará la estructura de este país que no responde a los intereses y beneficio de todos los guatemaltecos, sino a los caprichos y abusos de poder, de corrupción e impunidad.

La ley y la moral

Enrique Búcaro Batres |
13 de diciembre, 2024
.

La ley bien puede ser definida como una regla dictada por el congreso, que contiene un mandato y que desarrolla una norma constitucional. La ley es, en teoría, una regulación que emana de la moral social representada por los diputados que la aprueban, y que en representación del pueblo de Guatemala advierten la necesidad de regular, prevenir o castigar alguna actividad humana.

Lo que pocas veces se advierte es que la ley, justamente porque emana de una moral particular, se convierte en un referente moral para la presente y futura generación. Si un comportamiento, digamos robar, es castigado por la ley, se convertirá en un elemento de juicio para las personas e influirá en cómo se comportan y juzgan ese acto. De igual manera, pero en sentido contrario, si el matrimonio es reconocido y regulado de forma que se le protege y valora, esa ley será un referente para las personas al momento de juzgar ese acto y comportamiento.

Preocupante es que esta característica de la ley puede ser utilizada, consciente o inconscientemente, como una forma de moldear el pensamiento hacia una forma que hoy en día se considere inmoral. Si un acto que se considera inmoral se convirtiese en legal, y quedara así para uso y aprovechamiento de las personas, en más de una manera se daría el mensaje mediante la ley de que dicho acto debe ser aceptado, que ahora es legal como sinónimo de que ahora está bien.

SUSCRÍBASE A NUESTRO NEWSLETTER

En las últimas semanas, el congreso de Guatemala aprobó leyes que preocupan, no solo por la evidente carencia de técnica parlamentaria y de beneficio social, sino también porque se convierten, queramos o no, en referentes de lo que está bien o mal para las personas. Por ejemplo, un presupuesto grandemente desfinanciado, manda un mensaje que gastar más allá de las posibilidades está bien, que financiarse para mantenerse de forma irresponsable está bien, que endeudarse irresponsablemente está bien y que no combatir a la corrupción (como el oficialismo lo ofreció en campaña) y no cumplir promesas políticas está bien.

Estimado lector, debemos advertir que la ley es más que lo que sencillamente regula. Debemos advertir que la ley tiene y da un componente moral. No es una cuestión de estar a favor o en contra del presupuesto, si no es reconocer que nos están endeudando de forma irresponsable.

Otro ejemplo: modificar leyes para beneficio propio si se tiene el poder para hacerlo está bien, tal y como pasó con la ley Contra la Delincuencia Organizada modificada descaradamente para beneficiar al partido político Semilla. Además de que se lanza la idea de que los partidos políticos son vías que pueden ahora ser utilizados para cometer actos que antes eran sancionados, brinda o refuerza la idea a la población de que los partidos políticos son vehículos de corrupción e impunidad.

Un último ejemplo es la ley de competencia, que es una ley mal hecha. Que haya sido aprobada de urgencia nacional, es un pésimo mensaje. En un país con tantas carencias y tanta necesidad de leyes que realmente ayuden a la población, que protejan la vida, la seguridad y que la dignidad de las personas sean puestas a acumular polvo en las gavetas legislativas, mientras que la ley de competencia haya sido aprobada de urgencia nacional es grave. El mensaje, nuevamente, es que esos intereses de Semilla son urgentes, pero no los verdaderos problemas que aquejan a la población.

Es un pésimo mensaje para las nuevas generaciones: que los fines egoístas de unos pocos con poder justifican sus medios, irrespetando unos procedimientos de ley y abusando de otros para lograr sus metas sin importar mucho más.

Estimado lector, debemos advertir que la ley es más que lo que sencillamente regula. Debemos advertir que la ley tiene y da un componente moral. No es una cuestión de estar a favor o en contra del presupuesto, si no es reconocer que nos están endeudando de forma irresponsable. No es un tema de si estamos de acuerdo o no con lo que le sucedió a Semilla, sino que es reflexionar en que deben los diputados respetar el debido proceso. Mientras las autoridades con impunidad irrespeten las leyes, no se logrará construir un buen país sino que se reforzará la estructura de este país que no responde a los intereses y beneficio de todos los guatemaltecos, sino a los caprichos y abusos de poder, de corrupción e impunidad.

¿Quiere recibir notificaciones de alertas?