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La excusa de “nos dejaron un país en ruinas”

¿Fue un asesor extranjero quien sugirió mencionar que un aumento era un “reajuste”?

Ilustración por Gabo®
Melanie Müllers |
19 de junio, 2024

Es momento de enfrentar esta narrativa con la verdad y el compromiso que todos merecemos…

Guatemala ha enfrentado desafíos significativos a lo largo de su historia. Desde conflictos armados y desastres naturales hasta gobiernos que no siempre han priorizado el bienestar del país. Sin embargo, cada gobierno recibe un legado que incluye dificultades y oportunidades, y su deber es transformar esos desafíos en progreso tangible.

Al asumir el poder, es tentador culpar a los predecesores por los problemas existentes. La frase “Nos dejaron un país en ruinas” se convierte en una excusa conveniente para desviar la atención de la ineficiencia y la falta de acción. Pero, ¿cuántas veces más aceptaremos esta justificación antes de exigir resultados concretos y tangibles?

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La inoperancia y la poca ejecución del presupuesto en Guatemala no pueden justificarse indefinidamente con el pretexto de un legado adverso. Cada gobierno es elegido para enfrentar y superar estos desafíos, no para rendirse ante ellos.

Cuando los recursos destinados a infraestructura, salud, educación y seguridad no se utilizan de manera adecuada es el pueblo quien sufre las consecuencias. Las escuelas permanecen en mal estado, los hospitales carecen de insumos básicos, las carreteras se deterioran y la inseguridad se convierte en una realidad cotidiana.

Es hora de aceptar la responsabilidad completa de su mandato, que dejen de lado las excusas y se concentren en los resultados. Funcionarios que, en lugar de lamentarse por lo que encontraron, se enfoquen en lo que pueden lograr.

Es importante mencionar que, en Guatemala, no existe un mecanismo formal de “reajuste” presupuestario como en otros países, donde se revisa y se adapta el presupuesto en función de las necesidades emergentes y los cambios en el contexto económico. Esta carencia agrava la situación, ya que la rigidez en la gestión de los recursos impide una respuesta efectiva y oportuna a los desafíos que enfrentamos.

Esta falta de flexibilidad presupuestaria exige aún más una gestión eficiente y planificada desde el inicio. La incapacidad de adaptar el presupuesto a las necesidades cambiantes del país es un factor que no puede ser subestimado. Por tanto, la ejecución del presupuesto debe ser precisa y orientada a resultados desde el principio.

No podemos seguir aceptando la excusa de “nos dejaron un país en ruinas”. Cada vez que permitimos que esta narrativa prevalezca, estamos renunciando a nuestra capacidad de exigir más y mejor de nuestros funcionarios.

¿Fue un asesor extranjero quien sugirió mencionar que un aumento era un “reajuste”?

En Estados Unidos, el presupuesto federal puede ser revisado y ajustado a través de resoluciones de continuación y proyectos de ley de asignaciones suplementarias.

El Reino Unido lleva a cabo un proceso conocido como el “Spending Review” (Revisión de Gastos) y el “Autumn Budget” (Presupuesto de Otoño).

En Alemania, el proceso presupuestario incluye la posibilidad de realizar ajustes a través de leyes suplementarias de presupuesto (Nachtragshaushalt).

En Francia, el Parlamento puede aprobar proyectos de ley de finanzas rectificativas (projets de loi de finances rectificatives) que permiten ajustar el presupuesto del Estado a lo largo del año.

En Canadá, el proceso presupuestario incluye la presentación de presupuestos suplementarios.

Australia realiza ajustes presupuestarios a través de las “Mid-Year Economic and Fiscal Outlook” (Perspectiva Económica y Fiscal de Medio Año) y las “Additional Estimates” (Estimaciones Adicionales).

En España, el gobierno puede presentar proyectos de ley de modificación presupuestaria para ajustar el presupuesto en función de las circunstancias económicas y las necesidades emergentes.

No podemos seguir aceptando la excusa de “nos dejaron un país en ruinas”. Cada vez que permitimos que esta narrativa prevalezca, estamos renunciando a nuestra capacidad de exigir más y mejor de nuestros funcionarios. Debemos reclamar nuestro derecho a un gobierno eficiente y responsable, que no se esconda detrás de las dificultades heredadas, sino que las enfrente con valentía y determinación.

La excusa de “nos dejaron un país en ruinas”

¿Fue un asesor extranjero quien sugirió mencionar que un aumento era un “reajuste”?

Melanie Müllers |
19 de junio, 2024
Ilustración por Gabo®

Es momento de enfrentar esta narrativa con la verdad y el compromiso que todos merecemos…

Guatemala ha enfrentado desafíos significativos a lo largo de su historia. Desde conflictos armados y desastres naturales hasta gobiernos que no siempre han priorizado el bienestar del país. Sin embargo, cada gobierno recibe un legado que incluye dificultades y oportunidades, y su deber es transformar esos desafíos en progreso tangible.

Al asumir el poder, es tentador culpar a los predecesores por los problemas existentes. La frase “Nos dejaron un país en ruinas” se convierte en una excusa conveniente para desviar la atención de la ineficiencia y la falta de acción. Pero, ¿cuántas veces más aceptaremos esta justificación antes de exigir resultados concretos y tangibles?

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La inoperancia y la poca ejecución del presupuesto en Guatemala no pueden justificarse indefinidamente con el pretexto de un legado adverso. Cada gobierno es elegido para enfrentar y superar estos desafíos, no para rendirse ante ellos.

Cuando los recursos destinados a infraestructura, salud, educación y seguridad no se utilizan de manera adecuada es el pueblo quien sufre las consecuencias. Las escuelas permanecen en mal estado, los hospitales carecen de insumos básicos, las carreteras se deterioran y la inseguridad se convierte en una realidad cotidiana.

Es hora de aceptar la responsabilidad completa de su mandato, que dejen de lado las excusas y se concentren en los resultados. Funcionarios que, en lugar de lamentarse por lo que encontraron, se enfoquen en lo que pueden lograr.

Es importante mencionar que, en Guatemala, no existe un mecanismo formal de “reajuste” presupuestario como en otros países, donde se revisa y se adapta el presupuesto en función de las necesidades emergentes y los cambios en el contexto económico. Esta carencia agrava la situación, ya que la rigidez en la gestión de los recursos impide una respuesta efectiva y oportuna a los desafíos que enfrentamos.

Esta falta de flexibilidad presupuestaria exige aún más una gestión eficiente y planificada desde el inicio. La incapacidad de adaptar el presupuesto a las necesidades cambiantes del país es un factor que no puede ser subestimado. Por tanto, la ejecución del presupuesto debe ser precisa y orientada a resultados desde el principio.

No podemos seguir aceptando la excusa de “nos dejaron un país en ruinas”. Cada vez que permitimos que esta narrativa prevalezca, estamos renunciando a nuestra capacidad de exigir más y mejor de nuestros funcionarios.

¿Fue un asesor extranjero quien sugirió mencionar que un aumento era un “reajuste”?

En Estados Unidos, el presupuesto federal puede ser revisado y ajustado a través de resoluciones de continuación y proyectos de ley de asignaciones suplementarias.

El Reino Unido lleva a cabo un proceso conocido como el “Spending Review” (Revisión de Gastos) y el “Autumn Budget” (Presupuesto de Otoño).

En Alemania, el proceso presupuestario incluye la posibilidad de realizar ajustes a través de leyes suplementarias de presupuesto (Nachtragshaushalt).

En Francia, el Parlamento puede aprobar proyectos de ley de finanzas rectificativas (projets de loi de finances rectificatives) que permiten ajustar el presupuesto del Estado a lo largo del año.

En Canadá, el proceso presupuestario incluye la presentación de presupuestos suplementarios.

Australia realiza ajustes presupuestarios a través de las “Mid-Year Economic and Fiscal Outlook” (Perspectiva Económica y Fiscal de Medio Año) y las “Additional Estimates” (Estimaciones Adicionales).

En España, el gobierno puede presentar proyectos de ley de modificación presupuestaria para ajustar el presupuesto en función de las circunstancias económicas y las necesidades emergentes.

No podemos seguir aceptando la excusa de “nos dejaron un país en ruinas”. Cada vez que permitimos que esta narrativa prevalezca, estamos renunciando a nuestra capacidad de exigir más y mejor de nuestros funcionarios. Debemos reclamar nuestro derecho a un gobierno eficiente y responsable, que no se esconda detrás de las dificultades heredadas, sino que las enfrente con valentía y determinación.

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