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La acusación del señor Curruchiche

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Enrique Búcaro Batres |
06 de junio, 2025

El 3 de junio Rafael Curruchiche hizo una publicación en la red social X, cuya última línea dice: Acuden a la comunidad internacional porque es el único apoyo que tienen. Esto en referencia, supongo, a Iván Velásquez y a la fiscal general de Colombia, Luz Adriana Camargo Garzón. 

Al leer esa publicación, me convenzo de que el señor Curruchiche vive en la luna, de cara al sol, totalmente desconectado de la realidad y que no le alcanza la vida para leer dos veces las cosas antes de publicarlas. 

Decir que alguien acude a la comunidad internacional porque es el único apoyo que tiene, juega más en contra que a favor. El señor Curruchiche está afirmando que toda la comunidad internacional, es decir, el conjunto de naciones conformado por casi casi casi todos los países del mundo, apoyan al señor Velásquez y a la señora Camargo y no a él. 

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Además, esa afirmación hace darse cuenta de que el señor Curruchiche, básicamente, no tiene ningún apoyo, salvo el de la fiscal general y unos pocos jueces que aprobaron las órdenes de captura. Es lamentable, preocupante, pero no sorprendente, que el señor Curruchiche no pueda ser capaz de tener una estrategia que haga sentido y suene lógica, antes de acusar a quienes hoy en día son embajador y fiscal general de Colombia. 

Además de ello, el largo historial de casos que fueron desvencijados, desguazados, desbaratados por la Fiscalía Anticorrupción desde que el señor Curruchiche la asumió es preocupante y desalentados, pero sobre todo es fuente de pérdida de legitimidad al momento de hacer o aparentar luchar contra la corrupción. 

Un fiscal que no justifica debidamente la pérdida de juicios no es un buen fiscal. Un fiscal anticorrupción que en medio de tanta corrupción no logra arma y presenta como es debido (ante jueces tanto como ante la población) nuevos casos de corrupción no es un buen fiscal, sobre todo porque, lamentablemente, en nuestro país existe corrupción contra la cual luchar no falta.  

Estimado lector, si usted le cree o no le cree al señor Curruchiche, o al señor Velásquez o la señora Camargo, es su decisión, pero para construir una república y un Estado de derecho debemos exigir fiscales que tengan más tino, más capacidad y que demuestren más entendimiento de la realidad en la que se desarrollan los casos a su cargo. 

También es importante reflexionar cómo esto ahonda la ruptura interna del Estado, pues el presidente Arévalo públicamente expresó su desacuerdo con estos actos. De nuevo, uno puede estar a favor o en contra de lo que tanto el señor Curruchiche como el señor Arévalo han hecho, pero, objetivamente hablando, el resquebrajamiento del Estado no aporta nada a la realidad que todos queremos mejorar. 

Al final, creo que lo más importante no es estar de acuerdo o en contra de todos estos personajes mencionados, sino mejor es estar a favor de la promoción de mejores funcionarios. Esto lo digo porque está cada vez más cerca la elección de fiscal general, y si bien será el presidente Arévalo quien lo escogerá, lo hará de entre una terna que le impondrán un grupo de personas que la ley designa y cuyo proceso debemos seguir con atención.

La acusación del señor Curruchiche

Enrique Búcaro Batres |
06 de junio, 2025
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El 3 de junio Rafael Curruchiche hizo una publicación en la red social X, cuya última línea dice: Acuden a la comunidad internacional porque es el único apoyo que tienen. Esto en referencia, supongo, a Iván Velásquez y a la fiscal general de Colombia, Luz Adriana Camargo Garzón. 

Al leer esa publicación, me convenzo de que el señor Curruchiche vive en la luna, de cara al sol, totalmente desconectado de la realidad y que no le alcanza la vida para leer dos veces las cosas antes de publicarlas. 

Decir que alguien acude a la comunidad internacional porque es el único apoyo que tiene, juega más en contra que a favor. El señor Curruchiche está afirmando que toda la comunidad internacional, es decir, el conjunto de naciones conformado por casi casi casi todos los países del mundo, apoyan al señor Velásquez y a la señora Camargo y no a él. 

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Además, esa afirmación hace darse cuenta de que el señor Curruchiche, básicamente, no tiene ningún apoyo, salvo el de la fiscal general y unos pocos jueces que aprobaron las órdenes de captura. Es lamentable, preocupante, pero no sorprendente, que el señor Curruchiche no pueda ser capaz de tener una estrategia que haga sentido y suene lógica, antes de acusar a quienes hoy en día son embajador y fiscal general de Colombia. 

Además de ello, el largo historial de casos que fueron desvencijados, desguazados, desbaratados por la Fiscalía Anticorrupción desde que el señor Curruchiche la asumió es preocupante y desalentados, pero sobre todo es fuente de pérdida de legitimidad al momento de hacer o aparentar luchar contra la corrupción. 

Un fiscal que no justifica debidamente la pérdida de juicios no es un buen fiscal. Un fiscal anticorrupción que en medio de tanta corrupción no logra arma y presenta como es debido (ante jueces tanto como ante la población) nuevos casos de corrupción no es un buen fiscal, sobre todo porque, lamentablemente, en nuestro país existe corrupción contra la cual luchar no falta.  

Estimado lector, si usted le cree o no le cree al señor Curruchiche, o al señor Velásquez o la señora Camargo, es su decisión, pero para construir una república y un Estado de derecho debemos exigir fiscales que tengan más tino, más capacidad y que demuestren más entendimiento de la realidad en la que se desarrollan los casos a su cargo. 

También es importante reflexionar cómo esto ahonda la ruptura interna del Estado, pues el presidente Arévalo públicamente expresó su desacuerdo con estos actos. De nuevo, uno puede estar a favor o en contra de lo que tanto el señor Curruchiche como el señor Arévalo han hecho, pero, objetivamente hablando, el resquebrajamiento del Estado no aporta nada a la realidad que todos queremos mejorar. 

Al final, creo que lo más importante no es estar de acuerdo o en contra de todos estos personajes mencionados, sino mejor es estar a favor de la promoción de mejores funcionarios. Esto lo digo porque está cada vez más cerca la elección de fiscal general, y si bien será el presidente Arévalo quien lo escogerá, lo hará de entre una terna que le impondrán un grupo de personas que la ley designa y cuyo proceso debemos seguir con atención.

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