En la actividad empresarial surgen situaciones tensas y complejas que requieren una respuesta práctica, eficaz y, sobre todo, enmarcada en la ética. Desde un conflicto de intereses, un fraude cometido por algún alto ejecutivo, una crisis reputacional o incluso algún tipo de chantaje o coacción, todo esto requiere un abordaje prudente, ético y certero.
Sin embargo, ya que nuestra actuación como directivos no siempre es enteramente racional, sino que suele ir acompañada de estrés, emociones, sesgos y racionalizaciones, se hace necesaria una hoja de ruta sobre cómo actuar para tomar una decisión éticamente acertada en casos críticos.
Para reaccionar éticamente ante tales crisis se requiere esto que llamo “kit de emergencia en ética empresarial”. Lo primero en este kit de emergencia es ganar tiempo, es decir, no reaccionar impulsivamente. Pensar antes de actuar es siempre el inicio de una decisión prudente. El estrés nos puede hacer creer que la mejor decisión es la más rápida, pero esto no suele ser lo más racional y, por lo tanto, no suele ser lo más eficaz en realidad. Alguien dijo que lo urgente debe esperar y lo muy urgente debe esperar más. No se trata de procrastinar ni de desvincularse del problema, sino de tomar perspectiva para ver mejor las cosas.
Pero, ¿ganar tiempo para qué? Para buscar alternativas, que es el segundo elemento de este kit de emergencia. Por ejemplo, al ser presa del agobio de un momento, nuestro cerebro puede bloquearse y hacernos creer que solo hay dos opciones ante un chantaje o coacción: ceder o perder.
Esta lista de tres reacciones éticas ante una crisis sirve para contrarrestar los tres grandes enemigos de la ética que son: la prisa o precipitación, el ahogarse en un vaso de agua creyendo que no hay alternativas y, finalmente, la soledad o toma de decisiones en solitario.
El tiempo ganado para pensar puede ayudarnos a tomar distancia y encontrar alguna salida creativa o disruptiva. Una trampa al tomar decisiones es aferrarse a una alternativa. Si planteamos escenarios diferentes, con sus pros y sus contras, seguramente veremos que hay alternativas mejores que no habíamos imaginado.
Finalmente, podría ocurrir que no seamos capaces de visualizar esa salida creativa o disruptiva porque el estrés nubla el pensamiento. En ese caso, ha llegado el momento de aplicar el tercer elemento del kit de emergencia: pedir consejo. Todo piloto requiere una torre de control. Todo buen ejecutivo debe contar con un coach o con un mentor que le ayude a pensar fuera de la caja o que le ayude a ver otros ángulos de la situación. Ya que nadie es buen juez en causa propia y puesto que tenemos siempre una perspectiva limitada de la realidad, es importante intentar contrastar opiniones o ángulos.
Esta lista de tres reacciones éticas ante una crisis (ganar tiempo, pensar alternativas, pedir consejo) sirve para contrarrestar los tres grandes enemigos de la ética que son: la prisa o precipitación, el ahogarse en un vaso de agua creyendo que no hay alternativas y, finalmente, la soledad o toma de decisiones en solitario. La prisa es un enemigo de la ética porque impide pensar. La prisa no es lo mismo que la eficiencia o que la agilidad. La prisa es el descuido de detalles relevantes, es la reacción impulsiva e imprudente. Quien tiene prisa no pondera alternativas “porque no tiene tiempo” y esto le conduce a elegir lo primero que se le ocurre sin saber si esto es lo correcto. A la vez, la prisa conduce a la decisión en solitario, lo cual es un grave error porque nuestra perspectiva individual puede estar sesgada o limitada. Por el contrario, preguntar por otras perspectivas ayuda a dimensionar el problema y a ver esas alternativas que nuestra precipitación no nos deja ver en soledad.
(Agradecimiento póstumo: debo esta idea del kit de primeros auxilios a Juan Roberto Brenes (QDDG), quien fuera mi maestro y mentor en ética empresarial).
Kit de emergencia en ética empresarial
En la actividad empresarial surgen situaciones tensas y complejas que requieren una respuesta práctica, eficaz y, sobre todo, enmarcada en la ética. Desde un conflicto de intereses, un fraude cometido por algún alto ejecutivo, una crisis reputacional o incluso algún tipo de chantaje o coacción, todo esto requiere un abordaje prudente, ético y certero.
Sin embargo, ya que nuestra actuación como directivos no siempre es enteramente racional, sino que suele ir acompañada de estrés, emociones, sesgos y racionalizaciones, se hace necesaria una hoja de ruta sobre cómo actuar para tomar una decisión éticamente acertada en casos críticos.
Para reaccionar éticamente ante tales crisis se requiere esto que llamo “kit de emergencia en ética empresarial”. Lo primero en este kit de emergencia es ganar tiempo, es decir, no reaccionar impulsivamente. Pensar antes de actuar es siempre el inicio de una decisión prudente. El estrés nos puede hacer creer que la mejor decisión es la más rápida, pero esto no suele ser lo más racional y, por lo tanto, no suele ser lo más eficaz en realidad. Alguien dijo que lo urgente debe esperar y lo muy urgente debe esperar más. No se trata de procrastinar ni de desvincularse del problema, sino de tomar perspectiva para ver mejor las cosas.
Pero, ¿ganar tiempo para qué? Para buscar alternativas, que es el segundo elemento de este kit de emergencia. Por ejemplo, al ser presa del agobio de un momento, nuestro cerebro puede bloquearse y hacernos creer que solo hay dos opciones ante un chantaje o coacción: ceder o perder.
Esta lista de tres reacciones éticas ante una crisis sirve para contrarrestar los tres grandes enemigos de la ética que son: la prisa o precipitación, el ahogarse en un vaso de agua creyendo que no hay alternativas y, finalmente, la soledad o toma de decisiones en solitario.
El tiempo ganado para pensar puede ayudarnos a tomar distancia y encontrar alguna salida creativa o disruptiva. Una trampa al tomar decisiones es aferrarse a una alternativa. Si planteamos escenarios diferentes, con sus pros y sus contras, seguramente veremos que hay alternativas mejores que no habíamos imaginado.
Finalmente, podría ocurrir que no seamos capaces de visualizar esa salida creativa o disruptiva porque el estrés nubla el pensamiento. En ese caso, ha llegado el momento de aplicar el tercer elemento del kit de emergencia: pedir consejo. Todo piloto requiere una torre de control. Todo buen ejecutivo debe contar con un coach o con un mentor que le ayude a pensar fuera de la caja o que le ayude a ver otros ángulos de la situación. Ya que nadie es buen juez en causa propia y puesto que tenemos siempre una perspectiva limitada de la realidad, es importante intentar contrastar opiniones o ángulos.
Esta lista de tres reacciones éticas ante una crisis (ganar tiempo, pensar alternativas, pedir consejo) sirve para contrarrestar los tres grandes enemigos de la ética que son: la prisa o precipitación, el ahogarse en un vaso de agua creyendo que no hay alternativas y, finalmente, la soledad o toma de decisiones en solitario. La prisa es un enemigo de la ética porque impide pensar. La prisa no es lo mismo que la eficiencia o que la agilidad. La prisa es el descuido de detalles relevantes, es la reacción impulsiva e imprudente. Quien tiene prisa no pondera alternativas “porque no tiene tiempo” y esto le conduce a elegir lo primero que se le ocurre sin saber si esto es lo correcto. A la vez, la prisa conduce a la decisión en solitario, lo cual es un grave error porque nuestra perspectiva individual puede estar sesgada o limitada. Por el contrario, preguntar por otras perspectivas ayuda a dimensionar el problema y a ver esas alternativas que nuestra precipitación no nos deja ver en soledad.
(Agradecimiento póstumo: debo esta idea del kit de primeros auxilios a Juan Roberto Brenes (QDDG), quien fuera mi maestro y mentor en ética empresarial).