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Instrucciones para entender el siglo XXI (I)

.
Rodrigo Fernández Ordóñez |
04 de julio, 2025

Actualmente, los acontecimientos se suceden de forman rápida, que nos queda poco o nada de tiempo para reflexionar sobre ellos y sacar conclusiones o lecciones. Tras una crisis se sobreviene otra de igual o mayor magnitud y ante nuestros ojos se suceden nombres casi ya sin trascendencia y sin, por supuesto, su carga dramática, meros sitios geográficos: Sudán del Sur, Ucrania, Siria, Gaza, Irán… y otra que vendrá a futuro, seguramente. 

Esos sucesos tienen consecuencias en el terreno y de alguna forma u otra, directa o indirectamente, sobre nuestras vidas, por lo que bien vale la pena buscar referencias para dotarlos de un marco y de un contexto que seguramente no será profundo o vasto como el que buscan algunos expertos, pero si lo suficientemente completo como para que nos sirva para entender los relatos fragmentarios y aislados que nos ofrecen las noticias escritas o los telenoticieros a diario.

Las próximas entregas ser concentrarán en recomendar a los lectores de República, autores que de forma fácil y entretenida nos desplieguen sus  conocimientos y nos enseñen de la forma clásica las claves para comprender un mundo siempre “on the making”, que apenas nos da tiempo de intuir cuando un hecho ya nos está derramando en el cerebro un torrente de nueva y exótica información dándonos poco margen para intuir su trascendencia. 

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Para empezar, el mejor autor es Robert D. Kaplan, un experto en geopolítica y relaciones internacionales que cuenta en su haber con más de una docena de libros en los que combina el relato de viajes con entrevistas, reseñas bibliográficas y análisis internacional; contribuyente habitual de la centenaria revista The Atlantic y de la prestigiosa revista Foreign Policy. El libro capital para comprender los hechos más recientes como la invasión de Rusia a Ucrania, la caída de la Siria de Bashar al-Assad o el reciente bombardeo de aviones estadounidenses a las instalaciones nucleares de Irán es una colección de ensayos analíticos del más alto nivel recogidos en un volumen titulado “El retorno del mundo de Marco Polo”, publicado en 2019 por RBA. Kaplan describe así el mundo en el que vivimos: “… Cuanto más pequeño se vuelve el mundo en la práctica por acción del avance de la tecnología, más permeable, complejo y abrumador nos parece, con sus innumerables crisis sin solución aparente, todas ellas interconectadas…”, un mundo que por su diversidad de sucesos simultáneos, recuerda a esas regiones que el veneciano Marco Polo visitó durante sus recorridos por la Ruta de la Seda.

El débil bombardeo iraní sobre la base estadounidense en Qatar, fue descrito por el líder como una fuerte cachetada en el rostro de los Estados Unidos, en un evidente discurso diseñado para el consumo interno, no para nosotros

Después de los últimos sucesos ocurridos en Irán en las últimas semanas, en las que finalmente Israel decidió lanzar una ofensiva sostenida de bombardeos en contra de las instalaciones nucleares iraníes en las que se estaba enriqueciendo uranio, llamó la atención la posición desafiante del Ayatollah Alí Khamenei, el líder supremo de la teocracia iraní, pese a que ante los ojos de la prensa occidental su derrota es más que evidente. El débil bombardeo iraní sobre la base estadounidense en Qatar, fue descrito por el líder como una fuerte cachetada en el rostro de los Estados Unidos, en un evidente discurso diseñado para el consumo interno, no para nosotros, que sabemos que la totalidad de los misiles fueron interceptados en el aire por las defensas norteamericanas y cataríes. Para Kaplan, la surreal reacción del liderazgo religioso iraní obedece a razones estrictamente domésticas: “(…) el Líder Supremo, el ayatolá Alí Jamenei, tiene un concepto de Irán que recuerda más al que la antigua Unión Soviética tenía de sí misma; si cede terreno en cuanto a su ideología islámica, piensa él, corre serio peligro de desintegrarse, en vista del tipo de dominio que la etnia persa ejerce sobre el ‘miniimperio’ de minorías que es hoy Irán…” Es decir, de la negación depende la supervivencia del régimen.

También sorprende que la táctica desesperada del parlamento iraní de bloquear el estrecho de Ormuz no tuviera tampoco el mismo impacto que tuvo en 1975, cuando desencadenó una crisis económica mundial que provocó que, para entonces, el barril de petróleo alcanzará los USD 200. El régimen iraní amenazó con cerrar la vital vía, que cierra o abre el paso para los barcos petroleros que cargan crudo en el Golfo Pérsico y la noticia, aunque causó inquietud, no fue el terremoto esperado por Khamenei, del que parece su mundo se quedó congelado en décadas anteriores. La amenaza no fue efectiva por tres razones principales: la primera, es que el 65 % del petróleo que consume China para alimentar a su economía proviene de esa misma vía, por lo que la medida se mostró inefectiva desde el momento en que se anunció; la segunda fue que la economía iraní depende desesperadamente de las compras de petróleo chino, pues el país está sujeto a un sinnúmero de sanciones económicas aplicadas para mantenerlos sentados en las mesas de control nuclear, por lo que la amenaza no fue más que un “bluff” desesperado y la tercera es que Omán, desde el tercer lustro del siglo XXI inició la construcción del puerto de Duqm cuya importancia nos explica Kaplan, radica en que está fuera: “… del Golfo Pérsico, pero muy próximo a él, el conflicto en la zona del Golfo no hace, en realidad más que acrecentar la importancia de Duqm, cuyos terminales de líneas férreas y oleoductos (que, en el futuro, conectarán así las bodegas de los barcos que allí atraquen a resguardo de los acontecimientos en el estrecho de Ormuz…”

También sorprendió la forma tan rápida en la que desescaló el conflicto iniciado por los bombardeos de Israel. La irrupción de los B-2 con bombas especiales para destrucción de infraestructuras subterráneas que terminaron (al parecer) con las inmediatas ambiciones iraníes por obtener bombas nucleares en los centros de Natanz y Fordow, no solo desnudaron la debilidad militar y política del régimen iraní, sino que puso de manifiesto el potencial militar de los Estados Unidos, al que muchos creían hasta el sábado pasado estaba en decadencia: “… El poder aéreo y naval es muy apropiado, en realidad, para una política exterior contenida, ya que permite proyectar poder sobre amplias y extensas del planeta sin empantanarse en ningún lugar con intervenciones de fuerzas terrestres y sin sufrir un número significativo de bajas…” . Quienes esperaban ver marines desembarcando en las costas iraníes se habrán quedado en la incertidumbre de comprender cómo un país como Irán podrá responder de forma contundente a un enemigo del que lo separa medio mundo de distancia. Las “células dormidas” pueden ser la solución, pero de ello hablaremos en las próximas entregas. 

Instrucciones para entender el siglo XXI (I)

Rodrigo Fernández Ordóñez |
04 de julio, 2025
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Actualmente, los acontecimientos se suceden de forman rápida, que nos queda poco o nada de tiempo para reflexionar sobre ellos y sacar conclusiones o lecciones. Tras una crisis se sobreviene otra de igual o mayor magnitud y ante nuestros ojos se suceden nombres casi ya sin trascendencia y sin, por supuesto, su carga dramática, meros sitios geográficos: Sudán del Sur, Ucrania, Siria, Gaza, Irán… y otra que vendrá a futuro, seguramente. 

Esos sucesos tienen consecuencias en el terreno y de alguna forma u otra, directa o indirectamente, sobre nuestras vidas, por lo que bien vale la pena buscar referencias para dotarlos de un marco y de un contexto que seguramente no será profundo o vasto como el que buscan algunos expertos, pero si lo suficientemente completo como para que nos sirva para entender los relatos fragmentarios y aislados que nos ofrecen las noticias escritas o los telenoticieros a diario.

Las próximas entregas ser concentrarán en recomendar a los lectores de República, autores que de forma fácil y entretenida nos desplieguen sus  conocimientos y nos enseñen de la forma clásica las claves para comprender un mundo siempre “on the making”, que apenas nos da tiempo de intuir cuando un hecho ya nos está derramando en el cerebro un torrente de nueva y exótica información dándonos poco margen para intuir su trascendencia. 

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Para empezar, el mejor autor es Robert D. Kaplan, un experto en geopolítica y relaciones internacionales que cuenta en su haber con más de una docena de libros en los que combina el relato de viajes con entrevistas, reseñas bibliográficas y análisis internacional; contribuyente habitual de la centenaria revista The Atlantic y de la prestigiosa revista Foreign Policy. El libro capital para comprender los hechos más recientes como la invasión de Rusia a Ucrania, la caída de la Siria de Bashar al-Assad o el reciente bombardeo de aviones estadounidenses a las instalaciones nucleares de Irán es una colección de ensayos analíticos del más alto nivel recogidos en un volumen titulado “El retorno del mundo de Marco Polo”, publicado en 2019 por RBA. Kaplan describe así el mundo en el que vivimos: “… Cuanto más pequeño se vuelve el mundo en la práctica por acción del avance de la tecnología, más permeable, complejo y abrumador nos parece, con sus innumerables crisis sin solución aparente, todas ellas interconectadas…”, un mundo que por su diversidad de sucesos simultáneos, recuerda a esas regiones que el veneciano Marco Polo visitó durante sus recorridos por la Ruta de la Seda.

El débil bombardeo iraní sobre la base estadounidense en Qatar, fue descrito por el líder como una fuerte cachetada en el rostro de los Estados Unidos, en un evidente discurso diseñado para el consumo interno, no para nosotros

Después de los últimos sucesos ocurridos en Irán en las últimas semanas, en las que finalmente Israel decidió lanzar una ofensiva sostenida de bombardeos en contra de las instalaciones nucleares iraníes en las que se estaba enriqueciendo uranio, llamó la atención la posición desafiante del Ayatollah Alí Khamenei, el líder supremo de la teocracia iraní, pese a que ante los ojos de la prensa occidental su derrota es más que evidente. El débil bombardeo iraní sobre la base estadounidense en Qatar, fue descrito por el líder como una fuerte cachetada en el rostro de los Estados Unidos, en un evidente discurso diseñado para el consumo interno, no para nosotros, que sabemos que la totalidad de los misiles fueron interceptados en el aire por las defensas norteamericanas y cataríes. Para Kaplan, la surreal reacción del liderazgo religioso iraní obedece a razones estrictamente domésticas: “(…) el Líder Supremo, el ayatolá Alí Jamenei, tiene un concepto de Irán que recuerda más al que la antigua Unión Soviética tenía de sí misma; si cede terreno en cuanto a su ideología islámica, piensa él, corre serio peligro de desintegrarse, en vista del tipo de dominio que la etnia persa ejerce sobre el ‘miniimperio’ de minorías que es hoy Irán…” Es decir, de la negación depende la supervivencia del régimen.

También sorprende que la táctica desesperada del parlamento iraní de bloquear el estrecho de Ormuz no tuviera tampoco el mismo impacto que tuvo en 1975, cuando desencadenó una crisis económica mundial que provocó que, para entonces, el barril de petróleo alcanzará los USD 200. El régimen iraní amenazó con cerrar la vital vía, que cierra o abre el paso para los barcos petroleros que cargan crudo en el Golfo Pérsico y la noticia, aunque causó inquietud, no fue el terremoto esperado por Khamenei, del que parece su mundo se quedó congelado en décadas anteriores. La amenaza no fue efectiva por tres razones principales: la primera, es que el 65 % del petróleo que consume China para alimentar a su economía proviene de esa misma vía, por lo que la medida se mostró inefectiva desde el momento en que se anunció; la segunda fue que la economía iraní depende desesperadamente de las compras de petróleo chino, pues el país está sujeto a un sinnúmero de sanciones económicas aplicadas para mantenerlos sentados en las mesas de control nuclear, por lo que la amenaza no fue más que un “bluff” desesperado y la tercera es que Omán, desde el tercer lustro del siglo XXI inició la construcción del puerto de Duqm cuya importancia nos explica Kaplan, radica en que está fuera: “… del Golfo Pérsico, pero muy próximo a él, el conflicto en la zona del Golfo no hace, en realidad más que acrecentar la importancia de Duqm, cuyos terminales de líneas férreas y oleoductos (que, en el futuro, conectarán así las bodegas de los barcos que allí atraquen a resguardo de los acontecimientos en el estrecho de Ormuz…”

También sorprendió la forma tan rápida en la que desescaló el conflicto iniciado por los bombardeos de Israel. La irrupción de los B-2 con bombas especiales para destrucción de infraestructuras subterráneas que terminaron (al parecer) con las inmediatas ambiciones iraníes por obtener bombas nucleares en los centros de Natanz y Fordow, no solo desnudaron la debilidad militar y política del régimen iraní, sino que puso de manifiesto el potencial militar de los Estados Unidos, al que muchos creían hasta el sábado pasado estaba en decadencia: “… El poder aéreo y naval es muy apropiado, en realidad, para una política exterior contenida, ya que permite proyectar poder sobre amplias y extensas del planeta sin empantanarse en ningún lugar con intervenciones de fuerzas terrestres y sin sufrir un número significativo de bajas…” . Quienes esperaban ver marines desembarcando en las costas iraníes se habrán quedado en la incertidumbre de comprender cómo un país como Irán podrá responder de forma contundente a un enemigo del que lo separa medio mundo de distancia. Las “células dormidas” pueden ser la solución, pero de ello hablaremos en las próximas entregas. 

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