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Infraestructura, infraestructura, infraestructura

Si el Congreso decide aprobar las enmiendas a la Ley de Alianzas, Guatemala podría llegar a vivir una década importante de desarrollo de infraestructura que no ha vivido desde mediados de los 80s.

.
Lisardo Bolaños |
20 de noviembre, 2024

Nuestro reto como país será crear más de 350 mil empleos cada año a partir del 2025.

El próximo año cumplirán 18 años casi 350 mil jóvenes, de los cuales, a lo largo de su vida, probablemente entrarán unos 250 mil jóvenes. Mientras tanto, este año llevamos creando 93 mil empleos formales según el IGSS. Si bien esta es una cifra pequeña para nuestras necesidades, desde el año 2021, la capacidad de creación de empleo formal en el país se ha incrementado, pues hoy es casi 3 veces más del empleo que generábamos hace 10 y 20 años. Si a esto se suman los 100 a 200 mil retornados guatemaltecos y asilados no guatemaltecos, producto de la nueva política migratoria del gobierno de Estados Unidos, nuestro reto, como dije arriba, como futuro Tercer País Seguro, será crear 350 mil empleos, cada año.

¿Por dónde empieza un Tercer País Seguro a crear empleo?

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La respuesta es sencilla: ¡Infraestructura, Infraestructura, Infraestructura!

La idea proviene del hallazgo que hizo Dani Rodrik cuando analizó la historia de Corea del Sur y Taiwán en su proceso de desarrollo: el boom en infraestructura antecedió el crecimiento de las exportaciones de ambos países —el factor que usualmente se considera lideró el desarrollo de dichos países—. Este hallazgo debe entenderse de esta manera: la infraestructura habilitó las condiciones necesarias para las exportaciones, pues se requiere electricidad para las máquinas en las fábricas; carreteras para sacar los productos de la fábrica, y puertos y aeropuertos para hacer llegar los productos a los mercados internacionales. Sin dicha inversión, la congestión habría incrementado los costos y eliminado la competitividad coreana y taiwanesa. El mejor ejemplo de este período del boom de infraestructura inicial lo ejemplifica la Autopista Gyeongbu, una carretera de 428 kilómetros que fue construida en 28 meses.

Con esto en mente, cabe señalar que el Congreso de la República está dando señales muy claras de que entiende los retos del país y por eso sus acciones recientes valen la pena ser mencionadas.

El gran reto queda en manos del Ejecutivo. La herencia en materia de infraestructura no es sencilla, pero el impulso que está dando el Congreso permite generar líneas importantes para avanzar en el mismo. Las reformas para la transición de modelos contractuales dentro del CIV es un ejemplo.

La semana pasada, el Congreso aprobó la Ley de infraestructura Vial Prioritaria, la cual se espera dedique cerca de Q. 3 mil millones para las principales carreteras del país, aquellas que son necesarias para reducir el costo del movimiento de alimentos a lo largo del país y viabilizar el crecimiento del empleo y las oportunidades económicas. Además de los recursos, la Ley implementa un mecanismo importante para evitar los problemas de la deuda flotante y un sistema de gobernanza mixto, reconociendo los problemas de la institucionalidad actual.

Y, esta semana, ha aprobado el Dictamen para reformar la Ley de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica, también llamadas alianzas público-privadas. Dicha iniciativa busca superar las dificultades que ha tenido la Ley para, como en otras latitudes, ser una fuente importante de inversión pública y privada en proyectos de infraestructura necesarios para el país, desde carreteras hasta aeropuertos y plantas de tratamiento de agua. Aspectos como la dificultad para aprobar los proyectos, dado que hoy todos requieren la aprobación del Congreso mediante cuatro lecturas, lo cual en la práctica se traduce en TRES legislaturas distintas. Sería ideal que, antes de terminar el actual año, el Congreso pudiera aprobar esta Ley.

El gran reto queda en manos del Ejecutivo. La herencia en materia de infraestructura no es sencilla, pero el impulso que está dando el Congreso permite generar líneas importantes para avanzar en el mismo. Las reformas para la transición de modelos contractuales dentro del CIV es un ejemplo. Y, si el Congreso decide aprobar las enmiendas a la Ley de Alianzas, Guatemala podría llegar a vivir una década importante de desarrollo de infraestructura que no ha vivido desde mediados de los 80s.

Claro, la infraestructura no es suficiente. Hablaré de otros aspectos importantes para crear empleo en estos próximos cuatro años, en las próximas columnas.

Infraestructura, infraestructura, infraestructura

Si el Congreso decide aprobar las enmiendas a la Ley de Alianzas, Guatemala podría llegar a vivir una década importante de desarrollo de infraestructura que no ha vivido desde mediados de los 80s.

Lisardo Bolaños |
20 de noviembre, 2024
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Nuestro reto como país será crear más de 350 mil empleos cada año a partir del 2025.

El próximo año cumplirán 18 años casi 350 mil jóvenes, de los cuales, a lo largo de su vida, probablemente entrarán unos 250 mil jóvenes. Mientras tanto, este año llevamos creando 93 mil empleos formales según el IGSS. Si bien esta es una cifra pequeña para nuestras necesidades, desde el año 2021, la capacidad de creación de empleo formal en el país se ha incrementado, pues hoy es casi 3 veces más del empleo que generábamos hace 10 y 20 años. Si a esto se suman los 100 a 200 mil retornados guatemaltecos y asilados no guatemaltecos, producto de la nueva política migratoria del gobierno de Estados Unidos, nuestro reto, como dije arriba, como futuro Tercer País Seguro, será crear 350 mil empleos, cada año.

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La idea proviene del hallazgo que hizo Dani Rodrik cuando analizó la historia de Corea del Sur y Taiwán en su proceso de desarrollo: el boom en infraestructura antecedió el crecimiento de las exportaciones de ambos países —el factor que usualmente se considera lideró el desarrollo de dichos países—. Este hallazgo debe entenderse de esta manera: la infraestructura habilitó las condiciones necesarias para las exportaciones, pues se requiere electricidad para las máquinas en las fábricas; carreteras para sacar los productos de la fábrica, y puertos y aeropuertos para hacer llegar los productos a los mercados internacionales. Sin dicha inversión, la congestión habría incrementado los costos y eliminado la competitividad coreana y taiwanesa. El mejor ejemplo de este período del boom de infraestructura inicial lo ejemplifica la Autopista Gyeongbu, una carretera de 428 kilómetros que fue construida en 28 meses.

Con esto en mente, cabe señalar que el Congreso de la República está dando señales muy claras de que entiende los retos del país y por eso sus acciones recientes valen la pena ser mencionadas.

El gran reto queda en manos del Ejecutivo. La herencia en materia de infraestructura no es sencilla, pero el impulso que está dando el Congreso permite generar líneas importantes para avanzar en el mismo. Las reformas para la transición de modelos contractuales dentro del CIV es un ejemplo.

La semana pasada, el Congreso aprobó la Ley de infraestructura Vial Prioritaria, la cual se espera dedique cerca de Q. 3 mil millones para las principales carreteras del país, aquellas que son necesarias para reducir el costo del movimiento de alimentos a lo largo del país y viabilizar el crecimiento del empleo y las oportunidades económicas. Además de los recursos, la Ley implementa un mecanismo importante para evitar los problemas de la deuda flotante y un sistema de gobernanza mixto, reconociendo los problemas de la institucionalidad actual.

Y, esta semana, ha aprobado el Dictamen para reformar la Ley de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica, también llamadas alianzas público-privadas. Dicha iniciativa busca superar las dificultades que ha tenido la Ley para, como en otras latitudes, ser una fuente importante de inversión pública y privada en proyectos de infraestructura necesarios para el país, desde carreteras hasta aeropuertos y plantas de tratamiento de agua. Aspectos como la dificultad para aprobar los proyectos, dado que hoy todos requieren la aprobación del Congreso mediante cuatro lecturas, lo cual en la práctica se traduce en TRES legislaturas distintas. Sería ideal que, antes de terminar el actual año, el Congreso pudiera aprobar esta Ley.

El gran reto queda en manos del Ejecutivo. La herencia en materia de infraestructura no es sencilla, pero el impulso que está dando el Congreso permite generar líneas importantes para avanzar en el mismo. Las reformas para la transición de modelos contractuales dentro del CIV es un ejemplo. Y, si el Congreso decide aprobar las enmiendas a la Ley de Alianzas, Guatemala podría llegar a vivir una década importante de desarrollo de infraestructura que no ha vivido desde mediados de los 80s.

Claro, la infraestructura no es suficiente. Hablaré de otros aspectos importantes para crear empleo en estos próximos cuatro años, en las próximas columnas.

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